lunes, 28 de febrero de 2022

Hacia la madurez

 


Hacia la madurez

“estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo” Filipenses 1:6

“Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aún más y más en ciencia y en todo conocimiento, para que aprobéis lo mejor, a fin de que seáis sinceros e irreprensibles para el día de Cristo, llenos de frutos de justicia que son por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios”. Filipenses 1:9-11

¿Podemos crecer hacia la madurez espiritual? Ciertamente sí, porque la palabra de Dios lo afirma; lo que debemos entender es que es un proceso, por eso se alcanza paulatinamente. No debemos desanimarnos cuando vemos que nos falta por lograr mucho en algunas áreas de nuestra vida, debemos estar persuadidos como lo dice la Biblia, que el que comenzó en nosotros la buena obra, no la dejará inconclusa, sino que la perfeccionará hasta el día que Jesucristo regrese.

Cuando Pablo escribió esta carta, estaba en la cárcel y es notable su tono de gozo a pesar de estar pasando por esa situación. Pablo experimentó gozo en el Señor, esta es una marca de madurez; porque la experiencia cristiana no es externa sino interna, no depende de las circunstancias. Las situaciones que vivimos pueden convertirse en una cárcel, si no podemos salir de ellas, o en una escuela si nos están enseñando a desarrollar nuestra vida.

La iglesia de Filipos no tenía grandes problemas, tenía una sana doctrina, una buena convivencia y estaba sujeta a las instrucciones de Pablo, por eso sobrevivió a las persecuciones del primer siglo. Pablo les enseñó tres cosas para crecer:

Toda obra que Dios empieza la acabará. Para Él no existe el tiempo, la puede culminar en su momento. Lo único que puede frenar lo que está haciendo en nosotros, es que no creamos, porque, aunque tenemos al Espíritu Santo que nos impulsa cada día a crecer, podemos estorbar nuestro crecimiento con descuidos como: no nutrirnos con la palabra de Dios, albergar pecado sin confesar, falta de comunión con Dios y con otros creyentes, cuando no nos apoyamos en Dios y no enfrentamos las pruebas con confianza en Él.

La madurez se vive en comunión con otros. La manera como tratamos a los demás, con paciencia y amor, demuestra nuestra madurez. Cuando hay celos y contiendas falta madurez en la iglesia.

La madurez es fruto del amor y el buen juicio como lo dice Pablo. La madurez es la combinación del amor y el entendimiento. Él pide a Dios que los filipenses abunden en amor, conocimiento y juicio, y el resultado es que no tendrán que avergonzarse porque serán irreprensibles y llevarán fruto para la gloria de Dios.

Tres consejos sabios para que evaluemos cómo está nuestro crecimiento espiritual y si estamos alcanzando madurez.   Oración.

«Amado Señor, el camino hacia la madurez incluye combinar el amor y el entendimiento en un balance perfecto. Quiero, Espíritu Santo, que me llenes de tu fruto y que quites de mí todo estorbo que yo ponga en la obra que Dios está haciendo conmigo. Jesús, deseo crecer en comunión contigo e irme perfeccionando en ti, para que me encuentres irreprensible en tu regreso. En Cristo Jesús, amén.    Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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