jueves, 2 de julio de 2009

La búsqueda de amor del mundo


La búsqueda de amor del mundo

Sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto.
Colosenses 3:14
Las personas del mundo buscan mucho el amor. Se considera como la meta suprema el amar y ser amado. Se ve al amor como la forma de experimentar las emociones extremas: nunca será tan feliz ni estará tan triste como cuando está enamorado.
La música actual estimula esa búsqueda del amor. Casi toda ella tiene el mismo mensaje implícit sea la fantasía de un amor que se busca o la desesperanza de un amor perdido. Las personas siguen persiguiendo ese sueño esquivo. Fundamentan su concepto del amor en lo que hace para ellos. Las canciones, los dramas, las películas, los libros y los programas de televisión perpetúan continuamente la fantasía; el sueño de un amor perfecto satisfecho a la perfección.
El amor del mundo es implacable, condicional y ególatra. Se centra en el deseo, el placer egoísta y la lujuria; todo lo opuesto del perfecto amor de Dios. Las personas buscan amor, pero no es el amor verdadero; es la perversión de Satanás. Perversiones de Satanás

Pero fornicación y toda inmundicia, o avaricia, ni aun se nombre entre vosotros, como conviene a santos; ni palabras deshonestas, ni necedades, ni truhanerías, que no convienen, sino antes bien acciones de gracias.
Efesios 5:3--4
Tanto el amor de Dios como el amor de sus hijos es clemente, incondicional y altruista, pero por seguro Satanás pervertirá eso. El amor terrenal es superficial, egoísta, sensual y sexual, y Satanás le ha hecho creer al mundo esa definición del amor.
A diferencia del amor del mundo, el versículo de hoy termina indicando que debemos dar gracias. Pablo dijo que "Dad gracias a Dios en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús" (1 Ts. 5:18). Cuando somos agradecidos por todo, nos salimos de nosotros mismos, porque la acción de gracias se dirige a Dios.
En vez de hablar de las personas, ámelas de una manera que transmita gratitud. Recuerde que el amor de Dios es desinteresado y agradecido, pero el amor del mundo es egoísta e ingrato.

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