lunes, 6 de julio de 2009

Juan 2


Vv. 12-22.La primera obra pública en que hallamos a Cristo es expulsar del templo a los cambistas que los codiciosos sacerdotes y dirigentes apoyaban para que convirtieran en mercado sus atrios. Los que ahora hacen de la casa de Dios un mercado, son los que tienen sus mentes llenas con el interés por los negocios del mundo cuando asisten a los ejercicios religiosos, o los que desempeñan oficios divinos por amor a una ganancia.
Habiendo purificado el templo, Cristo dio una señal a los que le pidieron que probara su autoridad para actuar: Anuncia su muerte por la maldad de los judíos. Destruid este templo. Yo os permitiré destruirlo. Anuncia su resurrección por su propio poder: En tres días lo levantaré. Cristo volvió a la vida por su poder. Los hombres se equivocan cuando entienden literalmente cuando las Escrituras hablan figuradamente. Cuando Jesús resucitó de entre los muertos, sus discípulos recordaron que había dicho esto. Mucho ayuda a nuestro entendimiento de la palabra divina que observemos el cumplimiento de las Escrituras.

Vv. 23-25.Nuestro Señor conocía a todos los hombres, su naturaleza, sus disposiciones, sus afectos y sus intenciones, de una manera que nosotros no conocemos a nadie, ni siquiera a nosotros mismos. Conoce a sus astutos enemigos, y todos sus proyectos secretos; a sus amigos falsos y su verdadero carácter. Él sabe quienes son verdaderamente suyos, conoce su rectitud, y conoce sus debilidades. Sabemos lo que los hombres hacen; Cristo sabe lo que hay en ellos, Él prueba el corazón. Cuidado con una fe muerta o una profesión de fe formal: No hay que confiar en los profesantes carnales y vacíos, y aunque los hombres se impongan a otros o a sí mismos, no pueden imponerse al Dios que escudriña el corazón.

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