viernes, 9 de enero de 2015

1 Pedro 2:1-2

1 Pedro 2:1-2


Por lo tanto, abandonando toda maldad y todo engaño, hipocresía, envidias y toda calumnia, deseen con ansias la leche pura de la palabra, como niños recién nacidos.



Recuerdo un comercial de televisión que decía: se dice fácil pero se requiere de un gran esfuerzo.  Creo que era algo relacionado con electricidad.  La frase lo dice todo.  A veces podemos hablar mucho y actuar poco.  Podemos conocer mucho y tener poco discernimiento.  El versículo de hoy no creo que contenga palabras nuevas para alguien.  Dudo que alguien piense que el engaño, la hipocresía y la calumnia son características que debamos promover.  Lo que resulta interesante es lo que sucede en la vida diaria.  Si bien, todos sabemos que debemos evitar la maldad, ¿por qué vivimos rodeados de tanta calumnia, engaños y envidias?  Porque se dice fácil pero se requiere de un gran esfuerzo.  ¿Cuál esfuerzo?  El entregar nuestra voluntad a Dios.  La mayoría de nosotros no tiene dificultad en tratar de llevar una vida “buena” mientras que no involucre compromiso alguno.  Pero, en el momento en que hay algo más de por medio, la hipocresía, las mentiras, la maldad, el engaño y todo lo que no agrada a Dios toma un lugar más importante.  Mientras todo sea fácil, podemos decir que obedecemos a Dios.  Pero cuando no decir mentiras puede meternos en problemas, entonces pensamos que decir mentiras puede ser “justificado”.  Piénsalo.  ¿Cuántas veces has puesto en duda los mandamientos de Dios por pensar que hay una mejor alternativa?  ¿Cuántas veces has dejado que la envidia surja y se promueva en lugar de limitarla y abandonarla?  Hay un dicho que dice: estar a dieta no impide ver el menú.  Cierto.  El problema es que una vez que abrimos el “menú”, estamos jugando con fuego y la probabilidad de “comer” lo que no debes, aumenta exponencialmente.  Así pasa también con nuestra vida espiritual.  Pensamos que podemos estar en la raya y seguir manteniendo “la dieta”.  La verdad es que la biblia nos dice algo distinto.  Abandona.  Aléjate.  Mantente distante y no regreses a nada que tenga que vaya en contra de mi voluntad.  ¿Qué debo hacer entonces?  Cuestionar todo lo que hago.  ¿A qué tipo de lugares voy?  ¿Quiénes me rodean?  ¿Qué principios tienen?  ¿Sus consejos están en línea con la palabra de Dios?  ¿Sus conversaciones son edificantes o están llenas de críticas, envidias, celos e hipocresías?  Debes ser sabio.  Tal vez “ver el menú” te está causando mucho más daño de lo que te imaginas.  Abandonar todo aquello que no agrada a Dios y obedecerle en todo lo que hagamos involucra una gran entrega que debe estar siendo ejercitada constantemente.  Necesitas alinear cada detalle de tu vida para poder tener congruencia entre lo que sabes que Dios te pide, lo que crees y lo que terminas haciendo.  Una vez que logras conectar estos tres puntos, el versículo de hoy toma forma y vive en tu testimonio.  De lo contrario, son puras palabras que regresan vacías.  ¿Qué vas a hacer?

Oración
Padre: no quiero vivir alejado de Ti y en contra de tu voluntad.  Hoy entiendo que debo poner atención y cuidar todo lo que hago.  Ayúdame a ser fuerte y confiar en tus mandamientos por encima de lo que yo considere mejor.  Te pido que realmente pueda abandonar toda maldad, envidia e hipocresía y pueda desear tu palabra en todo momento.  Ayúdame a mantenerme santo.  Te lo pido en el nombre de Cristo Jesús.  Amén.

jueves, 8 de enero de 2015

Hebreos 13:5

Hebreos 13:5

Manténganse libres del amor al dinero, y conténtense con lo que tienen, porque Dios ha dicho: Nunca te dejaré; jamás te abandonaré.



El dinero es el tema más recurrente que encontramos en la biblia.  Una y otra vez se nos repite del problema que resulta del amor al dinero.  Si Dios se toma tanto en advertirnos sobre este tema, quiere decir que es importante y debemos poner atención.  El amor al dinero destruye matrimonios, familias, amistades y cualquier otro tipo de relación que puedas pensar.  Ojo.  Dios no nos dice que el dinero es un problema sino el amor al dinero es lo que pone todo de cabeza.  De hecho, la biblia nos da una gran cantidad de consejos sobre cómo administrarnos.  Nos recomienda ahorrar para momentos difíciles, llama sabio al que su herencia llega a los nietos, recomienda no tener deudas así como no gastar más de lo que se tiene.  Existen muchas estadísticas sobre el crédito y ahorro de los países.  Mientras que unos países ahorran mucho otros gastan absolutamente todo lo que tienen.  ¿Cómo es posible que un bien (el dinero) puede traer tanta bendición y al mismo tiempo tanta maldición?  No podemos echarle la culpa al dinero en sí.  ¡Él no toma decisiones!  Nosotros somos los únicos que podemos ser responsables de todo lo que sucede alrededor de él.  Por esta razón, Dios nos habla y previene sobre el amor al dinero.  Deja de estar volteando y comparando lo que tienes o no tienes.  La envidia y el egoísmo son fáciles de plantar y crecen sumamente rápido cuando uno se olvida de vivir agradecido de lo que tiene.
Poco a poco he ido aprendiendo que nuestro deber como servidores y seguidores de Cristo es convertirnos en un canal de bendición para los demás.  Cuando compartimos lo que Dios nos da, Él se encarga de darnos más.  Cuando nos aferramos a lo que tenemos, Él se encarga de quitar aún más.  Resulta más fácil escribirlo que vivirlo.  No es fácil entregar a tus seres queridos, tu hogar, tu trabajo, donde vives, pero es precisamente lo que Dios te está pidiendo hoy.  Dice: no ames el dinero y mantente contento con lo que tienes pues yo nunca te dejaré ni te abandonaré.  Él sabe qué quieres y qué necesitas.  ¡Siempre lo ha sabido!  La pregunta es ¿tú sabes qué necesitas?  Abre tus manos y deja que el Señor ponga y quite conforme Él considere necesario.  Deja de luchar contra Él.  Deja de aferrarte a los bienes materiales y abraza los espirituales.  Abraza la palabra de Dios y la esperanza que trae consigo.  ¿Dios te ha bendecido?  ¡Compártelo!  Trae tu diezmo y da ofrendas.  No te vayan a encontrar como el joven rico que no quiso nunca deshacerse de sus bienes por seguir a Cristo.  ¿Piensas que Dios no te bendice?  Examina tu corazón.  Tal vez estás aferrado al dinero en lugar de Jehová.  Recuerda que no puedes servir al dinero y al Señor al mismo tiempo.  Solamente uno puede ser el rey de tu vida.  Sea cual sea tu situación, tómate un tiempo en entender en dónde estás parado y qué lugar ocupa el dinero en tu vida.  Se honesto.  Abre tu corazón y deja que Dios te muestre.

Oración

Señor: gracias.  Tu palabra siempre corrige mis pasos.  Te pido perdón porque el dinero ha ocupado un lugar demasiado importante en mi vida.  Te pido que no sea así y que Tú tomes el trono en todo momento.  Te pido que aprenda a confiar en Ti y a ser un canal de bendición en lugar de una presa que no deja que nada fluya.  Te lo pido en el nombre de Jesús.  Amén

miércoles, 7 de enero de 2015

Colosenses 3:18-19

Colosenses 3:18-19
Esposas, sométanse a sus esposos, como conviene en el Señor. Esposos, amen a sus esposas y no sean duros con ellas.



No, no me equivoqué. Hay mucho que decir sobre estos dos versículos que no se podía escribir en una sola página.
¿Qué ha pasado con el matrimonio? ¿Qué está pasando con nuestra sociedad? ¿Por qué cambiamos de un extremo al otro y sobre todo sin quedarnos en el punto intermedio? De ser una bendición y una piedra angular para la formación de una familia, ahora es un simple contrato con más y más cláusulas (dependiendo si te asesoraron bien o no) que puedes terminar cuando te parezca pertinente. El divorcio como ya lo sabes, de ser un tabú hace no muchos años, ahora es algo “necesario”. Hay tantas familias disfuncionales, tantos divorcios, tantas personas que se casan varias veces o aquellos que ya no le ven sentido al casarse… ¿El motivo? Cada integrante de la familia hace lo que quiere, cuando quiere y como quiere. ¿El rol que Dios le dio a cada miembro? En el olvido.
¿Por qué nos alejamos tanto de Dios?
Porque seguirlo significa exponer nuestro interior, abrir nuestra vida y dejar que la palabra de Dios nos examine. Significa dejar de ser egocéntrico y obedecer al Señor en lo que Él muestra que debemos obedecer y no en aquello que nosotros consideramos que debe ser.
¿Por qué las esposas o las mujeres en general se ponen a la defensiva cuando escuchan que deben sujetarse a sus maridos? Porque hemos hecho un mal trabajo obedeciendo al Señor como maridos. ¿Por qué los hombres tienen tanto problema en amar a sus esposas como Dios lo pide? Porque han hecho un mal trabajo en obedecer a Dios como esposas. ¿Lo ves? ¡Nos gusta echarle la culpa a la otra persona! El problema somos tú y yo, ¡no el de enfrente! Ponemos condiciones para cambiar: cuando deje de hacer esto, yo hago lo otro, cuando cambie su carácter, yo me sujeto y así vamos destruyendo aquello que Dios planeó de una manera perfecta y para nuestro bien.
No sé cómo es tu pareja. Probablemente tenga varios errores. ¿Tú no los tienes? ¡O tal vez pienses que no tantos como tu pareja! Pero no se trata de perdonar hasta 70 veces 7 sino de amar y respetar como Dios nos lo pide: sin condición, sin esperar algo a cambio, sin buscar el beneficio personal. Tal y como Cristo nos amó y perdonó sin merecerlo, a pesar de nuestra rebeldía y de nuestra indiferencia, así debemos amar y construir matrimonios basados en el amor de Dios. Matrimonios que sean ejemplo de que seguir a Jesús es la base para que sea feliz, duradero y lleno de bendición.
Finalmente, si tienes dudas de que obedecer al cien por ciento será lo mejor, necesitas poner a prueba a Dios y dejar que te muestre cómo el camino de la obediencia siempre es el mejor.

Oración
Padre: en verdad eres perfecto. Quiero pedirte que no dejes de transformarme a pesar de mi rebeldía. Ayúdame a obedecerte como Tú me lo pides y que pueda dejar atrás mi orgullo que tanto estorba en mi comunión contigo. Ayúdame a que mi fe crezca y entienda que obedecerte siempre será lo mejor. Lléname de amor y perdón. Guíame en mi matrimonio. En el nombre de Jesús
Amén

martes, 6 de enero de 2015

Hechos 13:11-12

Hechos 13:11-12
Ahora, pues (Pablo a Barjesús), he aquí la mano del Señor está contra ti, y serás ciego, y no verás el sol por algún tiempo. E inmediatamente cayeron sobre él oscuridad y tinieblas; y andando alrededor, buscaba quien le condujese de la mano. Entonces el procónsul, viendo lo que había sucedido, creyó, maravillado de la doctrina del Señor.



Dios y no nosotros se encarga de juzgar. El mismo Pablo cuando habla a Barjesús le dice “la mano del Señor está contra ti”. No el rencor, no el coraje ni el malestar sino la mano de Dios. Hago énfasis en este punto porque cuando atravesamos una injusticia, algún agravio o un daño, normalmente nuestra primera reacción es querer traer “justicia” con nuestra propia mano. Deseamos el mal a aquellos que nos lastimaron. Deseamos que les suceda algo para que experimenten el dolor que sentimos. Esto no proviene de Dios. Esto no es lo que Dios quiere en tu vida. Pienso en aquellos que han sufrido algún robo o secuestro. Aquellos que fueron engañados por su pareja. Los que han perdido a un ser querido por culpa de alguien más. Los que han sido lastimados por un ser querido. Los que traen arrastrando un coraje o resentimiento que ya no los deja caminar. Si lo piensas, no resulta extraño o poco común que alguien lastime a otra persona. ¿Cuántas veces te han lastimado? El punto al que quiero llegar es el meditar sobre nuestra forma de reaccionar ante tales circunstancias. Pablo no intentó convencer al procónsul para que quitara a Barjesús del camino. Tampoco hablaron mal de él. Pablo entregó el juicio al Señor, “la mano del Señor está contra ti”. ¡Esto es lo que nosotros debemos hacer! No busquemos venganza. No busquemos desquitarnos. No deseemos el mal. Esto no es el camino de Dios. Entrega a Dios estos sentimientos. Deja que te libere de esa esclavitud. Date cuenta de cómo te consume el tener guardada esa rabia. Date cuenta cómo quita la paz y la sonrisa de tu ser. Perdonar es de lo más difícil que tenemos que hacer en nuestro camino con Jesús pues afecta directamente nuestro orgullo pero es el mejor método para transformar nuestro corazón.
Barjesús pierde la vista, el procónsul queda maravillado de lo que acababa de presenciar y termina creyendo en el Señor. De cierta manera, la vida de Barjesús sirvió para que el procónsul creyera en Cristo. Un mago, apartado de Dios fue utilizado para que la gloria del Señor fuera manifestada. Dejemos que lo que nos acontece hoy en día sea utilizado con el mismo fin. Sin importar lo que nos hayan hecho o lo que hayamos sufrido, busquemos dar gloria a Dios, busquemos su reino, busquemos servirle y Él se encargará de acomodar todo lo demás. ¿Puedes darte cuenta del cambio que requieres en tu vida? Haz una oración. Entrega al Señor tus sentimientos y deseos. Pide por su paz. Pide por su gozo. Pide por su dirección.

Oración
Padre: definitivamente necesito tu perdón. He tenido sentimientos que no son agradables a Ti y hoy te pido que los quites de mí. Perdona que quiera hacer mi justicia y desee el mal a aquél que me ha hecho daño. Entiendo que solamente Tú juzgas y por ello te pido que pongas paz y perdón en mi corazón. Te lo pido en el nombre de Jesús. Amén

lunes, 5 de enero de 2015

Hechos 13:49-52

Hechos 13:49-52


Y la palabra del Señor se difundía por toda aquella provincia.  Pero los judíos instigaron a mujeres piadosas y distinguidas y a los principales de la ciudad y levantaron persecución contra Pablo y Bernabé, y los expulsaron de sus límites.  Ellos entonces, sacudiendo contra ellos el polvo de sus pies, llegaron a Iconio.  Y los discípulos estaban llenos de gozo y del Espíritu Santo.



Nunca falta el que se opone a una bendición o recibir una buena noticia.  El egoísmo y el orgullo son causantes de miopía y astigmatismo.  Nos dejan completamente ciegos.  No entendemos hacia dónde vamos, no controlamos lo que hacemos pero según nuestro orgullo y nuestra falta de cuidado por las cosas de los demás, estamos convencidos que vamos por el camino correcto.  Así estaban actuando los judíos que inventando argumentos y alborotando a la gente, sacaron a los discípulos de la ciudad.  Se dice que, conforme crecemos, nos va costando cada vez más y más trabajo el adaptarnos al cambio.  Imagino a estos judíos acostumbrados a vivir a su manera y teniendo control sobre todo lo que acontecía a su alrededor siendo ellos la autoridad espiritual.  Un día, llegan unos extranjeros anunciando que las profecías que estudian y predican han sido cumplidas en la persona de Jesús y que trae un mensaje de reconciliación.  Las personas se amontonan para escuchar más y los líderes solamente ven con desdén lo que hacen los discípulos.  No están dispuestos a cambiar.  A pesar de que con gran perfección, Pablo y Bernabé demostraron que el Cristo era Jesús, prefirieron tener oídos necios y bloquear lo que estaban escuchando.
Debes tener cuidado con tus reacciones.  Debes analizar cómo eres cuando algo viene a tu vida.  No puedes escudarte en la costumbre ni en la forma en que creciste.  Debes ser moldeado conforme a la imagen de Dios y no a la tuya o la de tu familia.  Pienso que lo que más estorba al Señor para trabajar con nuestras vidas somos nosotros mismos.  Somos los que más resistencia ponemos para que destruya nuestro orgullo, desplace nuestro egoísmo y promueva el amor a nuestro prójimo.
Finalmente vemos un excelente ejemplo de cómo reaccionar cuando el viento está en nuestra contra.  Los discípulos son expulsados sin razón y en lugar de pelear y tratar de convencer, simplemente sacuden el polvo de sus pies y siguen su camino.  No debemos entrar en confrontaciones que no tienen sentido ni tendrán resultados favorables.  Hay que ser sabios y entender que nuestra labor es compartir a Cristo.  Esto hicieron los discípulos.  En el momento en que fueron agredidos, se marchan y siguen su camino.  Comparte a Jesús con amor y misericordia.  Si los que escuchan quieren debatir de manera orgullosa y necia, no des espacio para ese tipo de discusiones.  Abre la puerta para hablar más del evangelio y ciérrala para cualquier tipo de altercado.  Sé sabio.  Sé humilde.  Sé amoroso.

Oración
Señor: me cuesta trabajo ser humilde y amoroso, te pido que trabajes en mi corazón y me transformes.  A veces prefiero discutir que dejarte las riendas.  Te pido perdón porque sé que soy el principal estorbo para tu obra en mi vida.  Cámbiame Señor.  Te lo pido en el nombre de Jesús.  Amén

domingo, 4 de enero de 2015

Hechos 15:37-41

Hechos 15:37-41


Resulta que Bernabé quería llevar con ellos a Juan Marcos, pero a Pablo no le pareció prudente llevarlo, porque los había abandonado en Panfilia y no había seguido con ellos en el trabajo.  Se produjo entre ellos un conflicto tan serio que acabaron por separarse.  Bernabé se llevó a Marcos y se embarcó rumbo a Chipre, mientras que Pablo escogió a Silas.  Después de que los hermanos los encomendaron a la gracia del Señor, Pablo partió y viajó por Siria y Cilicia, consolidando a las iglesias.



Por un lado, tenemos a Bernabé, excelente hombre en la fe, y por el otro a Pablo, autor de tantas cartas impresas en la biblia.   Gran ejemplo y extraordinario testimonio de los dos.  A pesar de su gran entrega y trabajo al Señor, hoy vemos que entraron en conflicto el uno con el otro.  Discutieron a tal grado que simplemente no pudieron entrar en acuerdo y decidieron que cada quien iría por su lado.  ¿Cómo?  ¿Aquellos personajes tan grandes que la biblia utiliza de ejemplo se pelearon y se separaron?  Sí.  ¿Y la biblia lo registra?  ¿No deben de poner puros ejemplos buenos en la palabra de Dios?  A pesar de que muchas personas piensan que la biblia está llena de buenos deseos y cosas buenas, la verdad es muy distinta.  Abunda de todo tipo de ejemplos y personajes.  Además, no se omite nada de lo que hayan hecho mal o de los conflictos que tuvieron.  Piensa en esto: la biblia no nos ocultó que Moisés había asesinado a una persona.  Tampoco quitan la cantidad de negaciones de Jonás contra la voluntad de Dios.  También sabemos que David codició a Betsabé e incluso prácticamente mandó a matar a su esposo para que él pudiera tomarla.  Estos son nuestros grandes ejemplos de la biblia.  Humanos.  Hombres y mujeres como tú y como yo.  Sin ninguna distinción.  Sin ningún atributo distinto.  Nuestra naturaleza y carne son igualmente pecaminosas.  Por esta razón, no debes dejar que algún error que hayas cometido frene tu crecimiento espiritual.  Pide perdón.  Sé humilde y reconoce tus errores.  Ahora no dejes que eso sea una cadena que no te deje avanzar.  Si en verdad te has arrepentido, el Señor ¡ya te ha perdonado!  Es tiempo de que te perdones a ti mismo.
Lo que Pablo y Bernabé hicieron no es lo ideal.  Pienso en la personalidad de Pablo y me parece que le faltó ser más amoroso y misericordioso, probablemente las grandes características de Bernabé.  Por el contrario, a Bernabé le faltó ser más estricto y duro para poder llegar a un acuerdo con Pablo.  De todas maneras, como comenté al principio: son humanos y cometen errores.  No nos debe sorprender esta situación y mucho menos debemos juzgarlos sino por el contrario, entender que estamos igual de expuestos a cometer el mismo error.  Mientras es normal equivocarnos, debemos mantenernos sencillos y humillados para reconocer y corregir nuestros errores.

Oración
Señor: te pido que pueda aprender a tener un corazón sencillo y una actitud humilde.  Te pido que aprenda a reconocer mis errores y a no entrar en discusiones buscando aplastar a la otra persona.  Ayúdame a vivir en tu paz y amando a mi prójimo.  Te lo pido en el nombre de Jesús.  Amén 

viernes, 2 de enero de 2015

Hechos 25:9-12

Hechos 25:9-12


Pero Festo, queriendo congraciarse con los judíos, le preguntó: ¿Estás dispuesto a subir a Jerusalén para ser juzgado allí ante mí?  Pablo contestó: ya estoy ante el tribunal del emperador, que es donde se me debe juzgar.  No les he hecho ningún agravio a los judíos, como usted sabe muy bien.  Si soy culpable de haber hecho algo que merezca la muerte, no me niego a morir.  Pero si no son ciertas las acusaciones que estos judíos formulan contra mí, nadie tiene el derecho de entregarme a ellos para complacerlos.  ¡Apelo al emperador!  Después de consultar con sus asesores, Festo declaró: has apelado al emperador.  ¡Al emperador irás!


Hace algunos meses, subí a un taxi en la ciudad de México.  Nos encontrábamos en un cruce y no nos dejaban pasar.  Poco a poco fue avanzando para intentar que los demás se pararan y pudiéramos avanzar.  Llegó un punto en el que teníamos a un coche a punto de chocarnos.  El taxista comenzó a gritar: ¡pégame!  ¡Inténtalo!  Y así siguió gritando mezclado con groserías.  Finalmente, pudimos avanzar.  Fuera de lo estresante que resultó la experiencia, se me quedó muy grabado la falta de visión del taxista.  Su taxi es su trabajo y de cierta manera su vida.  Si le pegan, tendría que llevarlo al taller y quedaría unos días sin poderlo usar, por consecuencia, sin recibir dinero.  ¿En qué estaba pensando?  ¡En nada!  Es claro que no estaba meditando en sus reacciones.  Solamente estaba actuando por coraje, frustración y desesperación.  Y lo triste es que no está solo.  ¡Nosotros actuamos así en repetidas ocasiones!  No pensamos las cosas y simplemente reaccionamos.  ¡Gran error!  Posteriormente sufrimos las consecuencias de nuestras malas decisiones.  ¿Pero qué hizo Pablo?  No cedió a su orgullo.  No cedió a su coraje.  Trata de ver la escena a detalle y ponte en sus zapatos.  Ahí estás siendo juzgado injustamente.  La persona que debe ver por la justicia, quiere quedar bien con aquellos que te acusan sin razón.  Tratas de explicar tu punto pero ves que las cosas no caminan.  Además, al decir que eres inocente, el mismo que vela por la justicia comienza a retar tu inocencia.  ¿Estás seguro que eres inocente?  ¿Tan convencido estás que podrías ir a Jerusalén?  Si no hiciste nada malo no deberías temer el ir y ser cuestionado allá.  ¿Te das cuenta cómo están picando en el orgullo de Pablo?  ¡Yo ya me hubiera desesperado!  Me hubiera gustado entrar en una discusión con Festo y buscar acabarlo de alguna manera.  Pero ese deseo solamente hubiera traído mi destrucción pues me hubieran llevado a Jerusalén y en el camino nos hubieran emboscado.  Pero Pablo nos dejó el ejemplo y la biblia nos dice que aprendamos a dominar nuestra lengua pues un pequeño órgano controla todo el cuerpo y tristemente, una chispa quema todo un bosque.  Pablo vio más allá.  Estaba enfocado en el reino de Dios y buscaba servir.  No se quedó en el ruido de la acusación y la injusticia ni en la provocación de Festo.  En sus dos años de prisión, meditó y el Señor le mostró sus planes.  Por esto pide ir a Roma.  La mejor decisión que podía haber tomado.  Tardó años en llegar pero ese era el momento perfecto.  ¿Por qué no antes o después?  Solamente Dios lo sabe.
Medita.  Piensa antes de reaccionar.  ¿Qué buscas y qué lograrás con tus reacciones?  ¿Hacia dónde te diriges?  Así seas de carácter “fuerte” o “débil” tienes que poner atención a tus reacciones.  Ora.  Consulta a Dios.  Y deja de actuar sin pensar primero.
Oración
Padre: gracias por tu palabra.  Gracias por preocuparte para que no caiga constantemente en los mismos errores y por mostrarme que mi orgullo y mi instinto pueden llevarme a tomar pésimas decisiones.  Quiero aprender a actuar por mis principios espirituales y no los carnales.  Quiero cambiar y te pido transformes mi corazón.  Te pido que controles mi lengua y mis reacciones.  Dame sabiduría para no caer en los mismos errores.  Perdona mis pecados Padre.  Te lo pido en el nombre de Cristo Jesús.  Amén

jueves, 1 de enero de 2015

Filipenses 4:2-3

Filipenses 4:2-3


Ruego a Evodia y también a Síntique que se pongan de acuerdo en el Señor.  Y a ti, mi fiel compañero, te pido que ayudes a estas mujeres que han luchado a mi lado en la obra del evangelio, junto con Clemente y los demás colaboradores míos, cuyos nombres están en el libro de la vida.



Si a una persona que camina por la calle le preguntáramos sobre Cristo, lo más probable es que por lo menos haya escuchado de Él.  Pedro y Pablo vendrían un poco más abajo.  Personajes como Esteban o Timoteo serían menos “famosos”.  ¿Y qué decir de Evodia y Síntique?  ¿De Clemente?  Seguramente nadie sabría de quién estamos hablando.  De no ser por sus nombres tan extraños, la verdad es que ni yo me acordaría.  Pero hay alguien que no olvida.  Se llama Jehová.  Sabe perfectamente lo que hacemos pero sobre todo, conoce nuestros corazones.  A Él no se le olvida lo que hacemos para su obra.  Él nos ha añadido al libro de la vida.  El lugar más importante donde puede estar tu nombre.  Ahí escribe el nombre de quienes hemos recibido a Cristo y buscamos imitarlo.
Recientemente fue la entrega de los Oscares.  Uno de los premios más reconocidos para los amantes del cine.  ¿Qué actor (sin contar a Woody Allen) no querría estar en la lista de los nominados?  En algunos eventos exclusivos, se mandan invitaciones y solo aquellos que están en la lista pueden entrar.  Cada año, una de las firmas financieras más importantes del mundo, publica una lista en la que aparecen aquellos que han logrado ser socios.  Muchos desean estar en distintas listas y solamente algunos lo logran.  Pero hay una lista que pocas personas ponen atención y es la más importante de todas: la lista del libro de la vida.  Los nombres que aparecen representan personas que pasarán una eternidad en compañía de Dios.  ¿No te parecería la lista que más deberíamos desear?  Debería ser la más codiciada y demandada.  Pero este mundo está de cabeza y preferimos otras listas de menor importancia que nos parecen más atractivas.
Pablo nos pide que estemos en paz entre hermanos.  Nos pide que nos apoyemos.  Y también nos recuerda que cada uno de nosotros estamos en la lista del libro de la vida.  Trabaja para el Señor.  No para el reconocimiento de los que te rodean.  Para el Señor.  Aunque a veces sea difícil, ten fe y obedece.  Aunque parezca insignificante, obedece.  Aunque parezca que sería mejor tomar otra decisión, no lo hagas, ten fe y actúa conforme a aquello que agrada al Señor.  Él sabrá recompensarte.  A Su tiempo.  A Su manera.  Pero de una cosa puedes estar seguro: tu nombre estará en el libro de la vida y te gozarás con el Señor al ver la lista de acciones que tomaste para darle gloria en todo lo que pudiste.  Por el contrario, que triste sería analizar una vida que conoce de Dios y prefirió esconderse siempre con tal de con comprometerse.

Oración
Padre: te pido perdones mis pecados.  Entiendo que Cristo murió por mí y que a través de Él puedo reconciliarme contigo.  Te pido que así sea.  Quiero estar en el libro de la vida.  Se que he deseado lo incorrecto pero hoy quiero buscar lo tuyo.  Guía mi vida en tu camino y conforme a tu voluntad.  Te pido me llenes de fe para dar los pasos que no puedo dar.  Te pido me llenes de fuerza para levantarme cuando no puedo más.  Llena mi vida Señor.  Te lo pido en el nombre de Jesús.  Amén