sábado, 11 de mayo de 2024

El pequeño valiente

 


El pequeño valiente

“Así dijo Jehová: No se alabe el sabio en su sabiduría, ni en su valentía se alabe el valiente, ni el rico se alabe en sus riquezas. Mas alábese en esto el que se hubiere de alabar: en entenderme y conocerme, que yo soy Jehová, que hago misericordia, juicio y justicia en la tierra; porque estas cosas quiero, dice Jehová.” Jeremías 9:23-24

Meses atrás observé frente a mi casa a un pequeño gorrión que se enfrentaba con valentía contra un grupo de pájaros negros que querían quedarse en la cima del árbol en que este pequeño posaba, me llamó la atención que a pesar de ser tan pequeño y menor en cantidad ¡nada lo atemorizaba! Cuando ví esta situación, inmediatamente vinieron a mi mente las palabras que pronunció el rey David en una situación similar: “Aunque un ejército acampe contra mí, No temerá mi corazón; Aunque contra mí se levante guerra, Yo estaré confiado.” Salmos 27:3, claramente aquél pequeño gorrión no pensaba en este pasaje mientras enfrentaba a sus enemigos, sino que actuaba conforme lo que le decía su instinto, ese que aparentemente estaba lleno de “valentía”. Esta situación me hizo reflexionar mucho más allá, pues ese fue el caso del gorrión, pero ¿qué pasó con David?, ¿cómo fue su reacción?, a él no lo vemos saliendo de su escondite ufanándose de su fuerza y grandeza, ¡persiguiendo a sus enemigos! ¡No!, lo vemos en humildad reconociendo que si Dios no fuera su salvación, fortaleza, roca y tabernáculo no podría llegar a salir vivo de esa situación pues sus oponentes eran muchos. Ahora, ¿cómo actuamos nosotros? Quizás ante situaciones extremas seguimos el ejemplo de David: recurrimos a Dios, nos refugiamos en Él, pero sólo en estos casos (porque la situación se nos sale de las manos) pero, ¿será que hacemos lo mismo en las menos apremiantes? Tal vez no, pues en ellas decidimos solucionar conforme nuestra “valentía”, bajo nuestra propia fuerza, como aquel gorrión.

Hermanos, el día de hoy Dios nos está recordando la importancia de no alabarnos o jactarnos en nuestras propias capacidades, aprendamos de David, quien en todo momento dependía de Dios, anhelaba estar siempre en la presencia del Señor, se tomaba el tiempo necesario para conocerle, pero sobre todo descansaba en Dios pues sabía que Él era su amparo y fortaleza. Oración.

«Padre, reconozco que en muchas ocasiones de mi vida me he hecho el “valiente”, he pensado que para solucionar los problemas menores no necesito tu ayuda y cuán equivocado he estado pues a ti no solo te necesito algunos días sino siempre. Señor ¡Cuánto me falta aprender a depender de ti! ayúdame a nunca olvidarlo y a refugiarme en tus brazos y dame sabiduría cualquiera que sea la situación, amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario