jueves, 5 de agosto de 2021

Tesoros en el cielo

 Tesoros en el cielo


“No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.” Mateo 6:19-21

¿Trabajamos hasta el cansancio todos los días por cosas temporales y materiales? o ¿invertimos nuestro tiempo en las obras duraderas y celestiales?

El corazón en la Biblia se describe como una parte inmaterial que posee sentimientos, pensamientos y voluntad; entonces, cuando el Señor Jesús dice que donde esté nuestro tesoro allí estará nuestro corazón, significa que toda nuestra atención, emociones y decisiones girarán en torno a esas cosas.

Los tesoros en la tierra son todas aquellas cosas materiales y perecederas como el dinero, autos, viviendas, vestidos, joyas, electrodomésticos, dispositivos tecnológicos y demás. Muchas de ellas necesarias para nuestro sustento diario y el adecuado desarrollo de nuestras actividades; pero el error está en poner nuestro corazón en ellas o en levantarnos con el único propósito de obtenerlas, que nuestro estado de ánimo o estabilidad emocional dependan de ellas y que nuestras decisiones sean exclusivamente por y para estas; de cierta manera es hacernos esclavos de cosas o tesoros que no tienen ningún valor duradero o eterno.

El mandamiento es que hagamos tesoros en el cielo donde no se desgastan o dañan con el tiempo y donde no pueden ser hurtados por ladrones. Para acumular dichos tesoros es necesario trabajar en los intereses del Rey Celestial que es quien recompensa a los que le buscan y le obedecen; su propósito es que hagamos discípulos por todo el mundo, que seamos ministros de reconciliación, que llevemos las buenas nuevas de salvación a toda persona, y algo bien importante es que a través de nuestra vida reflejemos el carácter compasivo, misericordioso, tierno y humilde de Cristo; que las demás personas conozcan a Jesús por medio de nuestra mirada, nuestras palabras, actos, silencios y hasta sufrimientos; que nuestra vida sea un fiel y vivo testimonio del gran amor de Dios.

Pregúntate hoy y reflexiona dónde está tu corazón, examina si tu tesoro es duradero o tan solo pasajero. No es tarde para pedirle a Dios que transforme tu vida y te permita, por su gracia, hacer tesoros en el cielo.   Oración.

«Padre, gracias por Cristo, tu Hijo amado, que me ha dado libertad y vida eterna; anhelo vivir con mi mirada puesta en Él, trabajando por su propósito y de acuerdo con su voluntad. Permite que mis pensamientos estén alineados a los tuyos para descubrir la gran importancia y valor que es ocuparse en lo celestial; dame la gracia de fijarme en las cosas de arriba y no en las terrenales, por Cristo Jesús. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito. 

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