sábado, 7 de agosto de 2021

Arraigados y cimentados en amor

 


Arraigados y cimentados en amor

“para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.” Efesios 3:17-19

Dios es amor, así que, todo aquel que ama es nacido de Dios; y todo aquel que conoce a Dios debe amar como Él nos ama. (1 Juan 4:7-8, 11). Como muestra de su amor, Dios envió a su Hijo al mundo como sacrificio por nuestros pecados y para darnos vida juntamente con Jesús (Efesios 2:4-5).

Con Cristo habitando en nuestro corazón estamos arraigados y fundamentados en amor; entonces, seremos capaces de comprender juntamente con nuestros hermanos cuán alto, ancho y profundo es su amor, y así mismo ser llenos de toda la plenitud de Dios.

Es decir que, nos llenamos de la plenitud de Dios cuando nos amamos unos a otros; “Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros.” (1 Juan 4:12).

Para poner en práctica este amor verdadero de Dios debemos ser pacientes, bondadosos, perdonarnos unos a otros, ser misericordiosos, no enojarnos fácilmente, no mentirnos entre hermanos, no guardar amarguras, enojos o iras; dejar todo orgullo, jactancia y malicia, así como obrar en todo tiempo en toda bondad, justicia y verdad. (1 Corintios 13:4-7).

Estamos llamados a edificarnos en amor los unos a los otros en la verdad de Dios, según el don que nos ha sido dado por nuestro Padre. La idea es que nos ayudemos mutuamente y que crezcamos juntos en todo, en aquel que es nuestra cabeza, es decir, Cristo; a esto estamos llamados, hermanos, “hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo;” (Efesios 4:13).   Oración.

«Padre Santo, conforme a las riquezas de tu gloria, te pedimos nos fortalezcas en nuestro hombre interior por tu Espíritu, para que así nos mantengamos arraigados y fundamentados en tu amor, amándonos unos a otros como Cristo nos amó y se entregó a sí mismo por nosotros; que tu amor que excede a todo conocimiento sea enseñado a través de la vida de cada miembro de tu iglesia, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.  

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