domingo, 7 de junio de 2020

El mismo pensar que hubo en Cristo.


El mismo pensar que hubo en Cristo.
“Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia, completad mi gozo, sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa. Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo; no mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros. Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús”. Filipenses 2:1-5
Esta es una exhortación del apóstol Pablo a los filipenses, de que, si en verdad vivían cristianamente, debían tener comunión en el Espíritu y afecto sincero entre ellos y demostrarlo plenamente para que llegaran a ser una iglesia unida, superando el individualismo y los intereses personales. Da como modelo de vida y misión a Jesucristo que es el incentivo de amor, aliento, comunión en el Espíritu, afecto profundo, humildad y compasión.
Es una invitación a que haya el mismo sentir que hubo en Cristo, en otras palabras, según la raíz griega “fronéo”, se refiere a que pensemos de la misma manera o sintamos la misma cosa que Él. Esto implica llegar a ser humildes como Jesús, mirando a los demás como superiores a nosotros.
Pablo presenta a Cristo como el modelo de actitud que él espera que caracterice la iglesia de Filipos. Se refiere al señorío de Jesucristo en nuestras vidas, donde la imitación no cabe, sino el reflejo de Cristo y de su obra en nosotros cuando nos sometemos a su voluntad, donde desaparece todo espíritu de orgullo, reconociendo nuestras propias faltas y observando nuestros defectos.
Si todos somos de la misma mente de Cristo actuaremos como Él, como seres iluminados de amor dispuestos a amar y ser amados, a mostrar bondad, misericordia, compasión, llenos del Espíritu Santo y de dominio propio, dispuestos a negar nuestros derechos, a fin de obedecer a Dios y servir a la gente.
La contienda y la vanagloria traen discordias entre los hermanos y puede arruinar una iglesia en vez de edificarla, considerar los intereses de los otros como más importantes que los nuestros nos une a Cristo, por eso Pablo nos alienta contra el egoísmo, prejuicio y celo que rompen la unidad entre nosotros, entonces la vida cristiana no puede llevarse por imitación, sino por vivencia cuando el pensar de Cristo es parte de nosotros por medio del poder del Espíritu Santo, para que actuemos de la misma manera que Él lo hizo. Oración.
«Mi Señor Jesús, tener tu misma actitud y sentir es un gran desafío para mi vida, eres ese Ser sublime que no buscó lo suyo, sino que se humilló hasta la muerte. Serviste con humildad, esto me induce a tratar a los demás con tu amor incomparable lleno de ternura, perdón, compasión, servicio y honra. Lléname con el poder de tu Espíritu para que vivas a través de mí. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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