viernes, 21 de junio de 2019

UN LUGAR EN QUE TODO ES COMO DEBERÍA DE SER: PERFECTO


UN LUGAR EN QUE TODO ES COMO DEBERÍA DE SER: PERFECTO
“Y no vi en ella templo; porque el Señor Dios Todopoderoso es el templo de ella, y el Cordero. La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brille en ella; porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera. Y las naciones que hubieren sido salvas andarán a la luz de ella; y los reyes de la tierra traerán su gloria y honor a ella. Sus puertas nunca serán cerradas de día, pues allí no habrá noche. Y llevarán la gloria y la honra de las naciones a ella. No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero”, Apocalipsis 21:22-27
El concepto del cielo siempre ha estado presente en nuestra cultura, muchas películas, documentales y música han sido inspiradas por el interés que los seres humanos muestran hacia este lugar. Sin embargo, muchos hoy tienen dudas de que exista un cielo como el que describe la Biblia en este pasaje y no creen en las promesas de Dios mostrando una nueva creación, en la cual Él y su pueblo moran juntos en comunión.
¿Será que podemos imaginar ese lugar donde no hay hambre, violencia, injusticia, guerras, pobreza, sufrimiento, enfermedades y muerte? Parece demasiado bueno para ser real, pero lo es, porque Jesús lo prometió en 14:1-3 “No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis”.
Ese lugar es real y seguro para todos los que creemos, pues Jesús está haciendo los preparativos para pasar la eternidad con nosotros allí. Tenemos una morada eterna dispuesta por nuestro Rey de reyes y Señor de señores. Un lugar sin límites de propiedad, donde seremos semejantes a Cristo, donde tendremos un cuerpo nuevo, un ambiente nuevo, una experiencia nueva en la presencia de Dios, donde cesará el sufrimiento y la muerte.
En ese lugar, las puertas nunca serán cerradas porque será siempre de día, donde todo lo bendito y glorioso puede entrar continuamente. Nada inmundo entrará en la ciudad celestial y lo más increíble de entender, es que nosotros estaremos ahí no por nuestro origen, personalidad, ni buena conducta, sino por nuestra fe. La vida eterna está a la disposición sólo por lo que Jesucristo, el Cordero, ha hecho por nosotros. Si confiamos y creemos en Él estaremos asegurando nuestra estadía en el cielo, nuestra ciudadanía en su nueva creación.
Tenemos una responsabilidad grande para con nuestros semejantes que están desesperanzados y temerosos de .su futuro. Prediquemos el evangelio y mostremos que la vida eterna es una realidad y está disponible a través de Jesucristo para todo el que le conoce, como lo dice Juan 17:3 “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.
Cree en Jesucristo, acéptalo en tu corazón y tú nombre estará escrito en el libro de la vida del Cordero; ese es el pase para entrar al cielo.   Oración.
"Gracias Padre celestial porque a través de tu Hijo Jesucristo, su muerte y resurrección, restauraste todas las cosas que fueron dañadas por el pecado del hombre. Ahora tengo la seguridad de una vida eterna junto a ti. Recárgame de fe al mirar las maravillosas promesas en tu Palabra sobre el cielo, donde ya no habrá más sufrimiento y decadencia, sino que todo va a ser como lo diseñaste desde el principio para todos los que hemos depositado nuestra confianza en ti. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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jueves, 20 de junio de 2019

NECESITAMOS UN PROCESO PARA SER TRANSFORMADOS


NECESITAMOS UN PROCESO PARA SER TRANSFORMADOS
“Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; dura cosa te es dar coces contra el aguijón. Él, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer. Y los hombres que iban con Saulo se pararon atónitos, oyendo a la verdad la voz, más sin ver a nadie. Entonces Saulo se levantó de tierra, y abriendo los ojos, no veía a nadie; así que, llevándole por la mano, le metieron en Damasco, donde estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió”, Hechos 9:3-9
Cuando conocemos a Cristo todos necesitamos un proceso para ser transformados. Saulo de Tarso tuvo que pasar por ese proceso de manera muy rápida para convertirse en el famoso evangelista, Pablo.
Sus antecedentes muestran a un hombre religioso que seguía la ley, de la tribu de Benjamín, fariseo, enseñado por un gran maestro, Gamaliel. Lleno de conocimiento intelectual pero interiormente vacío, con un corazón endurecido por el legalismo y la religiosidad que lo llevó a convertirse en uno de los más temidos perseguidores del cristianismo. Aparentemente no había nada en él que lo calificara para ser un seguidor y siervo de Cristo. Sin embargo, ¿por qué Pablo evidenció un cambio tan radical y transformador en su vida?
Primero tuvo un encuentro con Jesús que lo derribó totalmente, no sólo lo postró físicamente ante su presencia sino que lo obligó a dejar toda altivez de su corazón, al ser un hombre envanecido por sus conocimientos y por su formación religiosa. Su auténtica experiencia personal con Jesús implicó el conocimiento de quién realmente era Dios, esa convicción en su corazón trajo un cambio transformador a su vida, que nunca volvió a ser la misma.
Segundo, tuvo que humillarse y obedecer a la voz que le ordenaba. No era fácil para alguien como Pablo enseñado a dar órdenes, obedecerlas. Tenía que doblegar su carácter y aceptar que otro lo condujera de la mano hasta Damasco. Su humildad tuvo que aflorar para seguir las instrucciones que el Señor le dio.
Tercero tuvo que morir a su “yo”. En esos tres días, Saulo quedó completamente ciego, desconectado del mundo, pero en conexión con Dios, dedicado al ayuno y la oración. Tiempo dispuesto por el Señor para que reflexionara sobre el propósito para el cual fue escogido. Necesitaba esos tres días para resucitar en un nuevo hombre, sin orgullo, sin pretensiones, sin prejuicios y argumentos religiosos. Un hombre controlado totalmente por el Espíritu Santo, transformado en su carácter, fortalecido por el poder de Dios y con una nueva visión y asignación: ir a predicar el evangelio al mundo gentil.
Esas son las cosas que Dios hace. Él cambia totalmente nuestro enfoque cuando tenemos un encuentro genuino con Él. Nos lleva a la postración y al reconocimiento. Nos lleva a la obediencia y humildad para que nos rindamos a su voluntad. Nos enseña a seguir instrucciones y a dejarnos guiar por el camino correcto, a buscar una íntima relación con Él, a practicar el ayuno y controlar así nuestros apetitos emocionales y carnales. Un verdadero encuentro con Jesucristo debe producir: una transformación de nuestro ser, una renovación de nuestra mente y un propósito de vida totalmente diferente.  Oración.
"Amado Señor Jesús, gracias por ese verdadero encuentro contigo, afírmame en tu carácter para no ser más yo, sino tú viviendo en mí. Cámbiame y límpiame para poder convertirme en instrumento escogido para la obra a la que me has llamado. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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miércoles, 19 de junio de 2019

CRECIENDO EN EL ESPÍRITU SANTO


CRECIENDO EN EL ESPÍRITU SANTO
“Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Timoteo, a los santos y fieles hermanos en Cristo que están en Colosas: Gracia y paz sean a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. Siempre orando por vosotros, damos gracias a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, habiendo oído de vuestra fe en Cristo Jesús, y del amor que tenéis a todos los santos, a causa de la esperanza que os está guardada en los cielos, de la cual ya habéis oído por la palabra verdadera del evangelio, que ha llegado hasta vosotros, así como a todo el mundo, y lleva fruto y crece también en vosotros, desde el día que oísteis y conocisteis la gracia de Dios en verdad, como lo habéis aprendido de Epafras, nuestro consiervo amado, que es un fiel ministro de Cristo para vosotros, quien también nos ha declarado vuestro amor en el Espíritu.”, Colosenses 1:1-8
La predicación del evangelio que va acompañada del testimonio de los creyentes, por la obra del Espíritu Santo, se convierte en semilla para la extensión del reino. Una iglesia o un creyente que crece en su conocimiento de Dios y se fortalece en el Espíritu, resiste cualquier situación y da mucho fruto.
Esto se resume en las palabras del Señor Jesús cuando dijo: “Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y se les concederá. Mi Padre es glorificado cuando ustedes dan fruto y muestran así que son mis discípulos” (Juan 15:7-8).
No desechemos el privilegio de caminar tomados de la mano de Dios y mantenernos unidos a nuestro Señor Jesucristo. Escuchemos el llamado del evangelio y busquemos dar fruto en toda buena obra por su glorioso poder.  Oración.
"Padre Dios Todopoderoso, te agradecemos grandemente por habernos liberado de nuestro pecado y traernos a la luz. Confiamos plenamente en tu amor y tu fidelidad. Queremos ser útiles conforme a los dones que nos has dado para servir a los demás de acuerdo a tu mandato. Bendito y alabado seas en el nombre de nuestro Señor Jesucristo y en la unción de tu Santo Espíritu. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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martes, 18 de junio de 2019

MANIFESTAR UN GOZO DESAFIANTE EN EL PEOR MOMENTO


MANIFESTAR UN GOZO DESAFIANTE EN EL PEOR MOMENTO
“Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían. Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron. Despertando el carcelero, y viendo abiertas las puertas de la cárcel, sacó la espada y se iba a matar, pensando que los presos habían huido. Mas Pablo clamó a gran voz, diciendo: No te hagas ningún mal, pues todos estamos aquí. El entonces, pidiendo luz, se precipitó adentro, y temblando, se postró a los pies de Pablo y de Silas; y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa. Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa. Y él, tomándolos en aquella misma hora de la noche, les lavó las heridas; y en seguida se bautizó él con todos los suyos”, Hechos 16:25-33
Pablo y Silas habían sido golpeados hasta quedar heridos, su ropa desgarrada y echados en un calabozo, oscuro, frio, sombrío y maloliente de una prisión romana. Fueron tratados como criminales con cepos en sus pies y condenados por recorrer el mundo antiguo proclamando el evangelio de Jesucristo.
Pero, la mayoría de las personas se darían por vencidas y se hundirían en la depresión atravesando por una situación así, estos dos grandes hombres de Dios encontraron gozo, lo encontraron en el húmedo y sucio calabozo, donde sólo había desesperanza. Este es el secreto de los valientes, escogieron adorar a Jesús en el peor momento de su vida. Aprovecharon el milagroso y máximo gozo del que habla la Palabra de Dios, buscando su presencia.
Nosotros a veces buscamos el gozo en los lugares equivocados. Si creemos que una casa hermosa, un matrimonio feliz, una familia bien portada, un trabajo exitoso, o un título universitario son la clave del gozo, estamos mal, pues todo esto es transitorio e inseguro y en cualquier momento puede cambiar o acabarse. El gozo sólo se encuentra en un lugar: en la presencia de Dios. Como dice el salmo 16:11 “Me mostrarás la senda de la vida; en tu presencia hay plenitud de gozo; delicias a tu diestra para siempre”.
Si deseamos un gozo como el de Pablo y Silas, debemos pasar más tiempo en la presencia del Señor y desafiar así cualquier circunstancia por difícil que sea. Cuando escojamos estallar en adoración sin restricciones en el momento más oscuro de nuestra vida, haremos temblar el cielo y los cimientos de nuestro interior como el miedo, la inseguridad, la duda, la incredulidad, la desconfianza, etc. serán removidos y rotas las cadenas, con el fin de librarnos de los peores problemas.
Lo mejor de todo esto, es permitir ver a ese Cristo victorioso actuando en nosotros, para que otros como el carcelero de este pasaje, anhelen conocerlo. Entonces el gozo, que es un fruto del Espíritu Santo, se volverá una responsabilidad para nosotros como creyentes, pues debemos cultivarlo en nuestra vida para ser testimonio a otros de la gloria de Dios.                    Oración.
"Jesús, tu gozo es mi fortaleza, quiero hallarlo siempre en tu presencia. Anhelo refugiarme en tus brazos en los momentos más oscuros y descansar en tu poder. Manifiesta tu gloria en mi vida cuando las cosas se pongan difíciles y parezcan sin solución. Ayúdame a ser testimonio de ti aún en medio de las peores situaciones y como Pablo trasmitir confianza y fe a los que me rodean, para que crean en ti. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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lunes, 17 de junio de 2019

PADRE NUESTRO


PADRE NUESTRO
“Y les dijo: Cuando oréis, decid: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra”, Lucas 11:2
Cuando Cristo le enseñó a sus discípulos a orar les dijo que se dirigieran a Dios como Padre. Este es el título supremo de Dios pues encierra todo su carácter. Y nuestra posición suprema es que somos sus hijos. Todos fuimos adoptados espiritualmente por Dios cuando creímos en Jesús. Juan 1:12-13 dice: “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios”.
Saber esto debe afectar nuestra vida y nuestra relación personal con Dios. Una relación correcta con Dios es que entendamos que es nuestro Padre y nosotros sus hijos y eso nos hace herederos de todas sus promesas. Nos escogió y adoptó no por ser los mejores, sino porque nos amó desde el principio.
No somos hijos de Dios porque nos comportamos como tales, sino porque Dios pagó el trámite legal de adopción en la cruz del calvario, cuando Jesús derramó su sangre por nosotros. El Padre nos hizo legalmente hijos con todos los derechos, somos herederos y no hicimos nada para merecerlo. Fuimos aceptados por medio de Jesús. Efesios 1:6 “para alabanza de la gloria de su gracia, con la cual nos hizo aceptos en el Amado”.
Se aprende a ser hijo estando con Él, porque aprendemos su manera de pensar, hablar y actuar. Entre más permanezcamos a su lado más nos comportaremos como hijos de Dios. No podemos pretender comportarnos como hijos de Dios si no lo conocemos ni mantenemos una íntima comunión con Él.
Con su muerte Jesús cambió nuestra posición de huérfanos, porque todos estábamos destituidos de la gloria de Dios por causa del pecado. Nos abrió el camino a la presencia del Padre y así, cambiar nuestra condición enseñándonos a comportarnos como hijos a través de una vida en obediencia.
En Romanos 4:11 dice: “Y recibió la circuncisión como señal, como sello de la justicia de la fe que tuvo estando aún incircunciso; para que fuese padre de todos los creyentes no circuncidados, a fin de que también a ellos la fe les sea contada por justicia”. Aquí se nos habla de Abraham, que fue considerado justo antes de ser circuncidado. Recordemos que la circuncisión era una señal visible y externa para el pueblo judío, de que ellos eran hijos de Dios, pero Abraham primero fue aceptado por su fe y luego empezó a dar pasos en ella. Es el padre de todos los creyentes independientemente de la circuncisión, ya que nos hacemos hijos de Dios no por señales externas, sino por nuestra fe en Jesucristo. Primero somos hijos y luego debemos empezar a comportarnos como tales.
En este mes donde celebramos el día del Padre mostremos nuestra gratitud a Dios, por habernos hecho sus hijos por la fe y aceptarnos aun antes de que comencemos a comportarnos como cristianos. Qué maravilloso amor de nuestro Padre, que nos ama con amor eterno y nos ha dado su Palabra y su Santo Espíritu para que aprendamos a ser hijos.          Oración.
"Te amo Padre y te doy gracias por haberme adoptado en tu familia, porque por la fe en Jesucristo me hiciste tu hijo y me aceptaste como soy. Enséñame a caminar de tu mano y aprender de ti para ser un verdadero hijo que demuestre realmente lo que soy en ti. Amén.    Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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domingo, 16 de junio de 2019

DIOS OBRA A SU MANERA


DIOS OBRA A SU MANERA
“estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo”, Filipenses 1:6
“Y Naamán se fue enojado, diciendo: He aquí yo decía para mí: Saldrá él luego, y estando en pie invocará el nombre de Jehová su Dios, y alzará su mano y tocará el lugar, y sanará la lepra. Abana y Farfar, ríos de Damasco, ¿no son mejores que todas las aguas de Israel? Si me lavare en ellos, ¿no seré también limpio? Y se volvió, y se fue enojado. Mas sus criados se le acercaron y le hablaron diciendo: Padre mío, si el profeta te mandara alguna gran cosa, ¿no la harías? ¿Cuánto más, diciéndote: ¿Lávate, y serás limpio? El entonces descendió, y se zambulló siete veces en el Jordán, conforme a la palabra del varón de Dios; y su carne se volvió como la carne de un niño, y quedó limpio”, 2 Reyes 5:11-14
Una de las promesas más alentadoras del Señor es esta. Dios empieza su obra en nosotros desde el momento en que le conocemos, trabaja silenciosamente y lo hace a su manera, pues sus propósitos son eternos. Quizás no lo entendamos y no lo visualizamos en este momento, porque Dios ve más allá de nuestro presente. De pronto nos desanimamos al ver que las cosas no cambian como quisiéramos y vemos que nuestra naturaleza de pecado batalla cada día con el anhelo de ser mejores para el Señor, es allí donde intentamos ayudar a Dios a resolver las situaciones de la vida y nos equivocamos.
Tenemos que entender que su obra de gracia será perfeccionada totalmente hasta el día de Jesucristo en su manifestación gloriosa. Debemos estar seguros y confiados en lo que ha prometido, Él perfeccionará y completará su obra en cada uno de nosotros. Mientras esperamos su regreso nos corresponde caminar en fe, en obediencia y santidad a pesar de nuestras flaquezas. Dios quiere corazones dispuestos, que se dejen moldear por su Espíritu, que dependan cada día de Él para poder hacer su voluntad. Por eso Jesús decía en Juan 15:5 “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer”.
Su método es el correcto. Pensemos un poco en Naamán, que para ser transformado y limpiado tuvo que hacer las cosas a la manera de Dios y no como él creía, tuvo que sumergirse siete veces en el Jordán para dejar ahí su orgullo, su autoridad, su autosuficiencia, su desconfianza, su desobediencia, su enfermedad y hasta su enojo por tener que hacer las cosas como el profeta le pidió. Y es que a veces somos iguales, siempre razonamos cuando Dios nos pide actuar conforme a su voluntad, de acuerdo con sus principios y manifestaciones sobrenaturales. Dudamos porque no entendemos que sus caminos y pensamientos son mejores que los nuestros. Hoy el Señor nos hace un llamado a rendir nuestra voluntad a Él, a creer en su Palabra y hacer conforme a ella.
Sumerjámonos cada día en su presencia para que cambie nuestro corazón y pueda operar la sanidad que necesitamos interiormente. Dejémoslo obrar a su manera, mientras vivamos en comunión con Él.  Oración.
"Amado Dios, gracias por tu amor incondicional, por amarme a pesar de lo que soy, gracias por la buena obra que estás haciendo en mí, quiero sumergirme cada día en tu presencia para que me sanes, me transformes y me santifiques. Espero con anhelo sincero el día de tu manifestación gloriosa, donde esta naturaleza terrenal será totalmente perfeccionada para ti. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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sábado, 15 de junio de 2019

JESÚS SACIA NUESTRA HAMBRE Y SED DE JUSTICIA


JESÚS SACIA NUESTRA HAMBRE Y SED DE JUSTICIA
“Después de esto, sabiendo Jesús que ya todo estaba consumado, dijo, para que la Escritura se cumpliese: Tengo sed. Y estaba allí una vasija llena de vinagre; entonces ellos empaparon en vinagre una esponja, y poniéndola en un hisopo, se la acercaron a la boca. Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu.”, Juan 19:28-30
“Pero yo a ti oraba, oh Jehová, al tiempo de tu buena voluntad; Oh Dios, por la abundancia de tu misericordia, Por la verdad de tu salvación, escúchame. Sácame del lodo, y no sea yo sumergido; Sea yo libertado de los que me aborrecen, y de lo profundo de las aguas. No me anegue la corriente de las aguas, Ni me trague el abismo, Ni el pozo cierre sobre mí su boca. Respóndeme Jehová, porque benigna es tu misericordia; Mírame conforme a la multitud de tus piedades. No escondas de tu siervo tu rostro, Porque estoy angustiado; apresúrate, óyeme. Acércate a mi alma, redímela; Líbrame a causa de mis enemigos. Tú sabes mi afrenta, mi confusión y mi oprobio; Delante de ti están todos mis adversarios. El escarnio ha quebrantado mi corazón, y estoy acongojado. Esperé quien se compadeciese de mí, y no lo hubo; Y consoladores, y ninguno hallé. Me pusieron además hiel por comida, Y en mi sed me dieron a beber vinagre.”, Salmo 69: 13-21
Las palabras del salmista en el versículo 21 y que más tarde fueron pronunciadas por el Señor Jesús en la cruz, hacen suponer que el salmista está compartiendo en el espíritu el sentimiento de abandono que el Señor Jesús le expresaría a su Padre durante su suplicio; donde su naturaleza humana quedó a merced del mundo, pues en el momento en que Él cargó con todas nuestras faltas también experimentó el dolor de la humanidad que permanecía esclava del pecado y de esta manera se compadeció de nuestra condición y cumplió el propósito para el cual había sido enviado.
Cuando nosotros tenemos un problema que consideramos grave, llegamos a experimentar ese sentimiento de abandono extremo, no percibimos la presencia de Dios, porque el dolor opaca nuestra esperanza y sólo puede ser superado con la certeza de que Él ha derramado su amor y compasión sobre nosotros por medio de nuestro Señor Jesucristo.
Para que nuestra hambre y sed de justicia no se conforme a lo que el mundo ofrece (hiel y vinagre) busquemos calmarla en Aquel que puede hacer que de nuestro desierto interior broten manantiales de agua viva para esperanza nuestra y de quienes nos rodean, incluso de los que nos han hecho mal y de quienes hemos esperado lo que sólo Dios puede darnos. Sólo Dios puede calmar mi hambre y mi sed de justicia.
Declaramos en el nombre de nuestro Señor Jesucristo que descansamos en su amor y que en Él está nuestra justicia, porque todas nuestras fatigas y angustias las llevó a la cruz.  Oración.
"Padre Dios, aquí ante tu presencia traemos nuestro sufrimiento, dolor y angustia; ya no soportamos tanta injusticia a nuestro alrededor, pues lo que el mundo ofrece no es más que fruto de maldad. Declaramos que toda necesidad de nuestro hogar es satisfecha porque sólo en ti tenemos puesta toda nuestra confianza y toda nuestra esperanza. Gracias por saciar nuestra hambre y sed de justicia. Te oramos en el nombre del Señor Jesucristo y en el poder y la unción de tu Santo Espíritu. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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viernes, 14 de junio de 2019

DIOS EL ESTÁ DE MI LADO


DIOS EL ESTÁ DE MI LADO
“Pero cuanto más los oprimían, tanto más se multiplicaban y crecían, de manera que los egipcios temían a los hijos de Israel”, Éxodo. 1:12
En esta época del Antiguo Testamento, José, el hijo de Jacob, había muerto y se levantó un nuevo rey en Egipto que no conoció a José. El pueblo de Israel se había multiplicado y eran numerosos y fuertes en extremo. El rey egipcio los sometió a trabajos pesados, haciendo ladrillo y edificando ciudades. Sin embargo “cuanto más los oprimían, tanto más se multiplicaban”, y así sucedía en varias ocasiones de la historia del pueblo de Dios.
La Biblia dice: “Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros” (1 Pedro 4:14). Así pasó cuando la iglesia del primer siglo fue intensamente perseguida, sin embargo, logró impactar el mundo, pues la unción de Dios era mayor, manifestándose en milagros, prodigios y señales sobrenaturales. Jesús dijo: “Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. Gozaos y alegraos, porque vuestro galardón es grande en los cielos; porque así persiguieron a los profetas que fueron antes de vosotros”.
La frase “de manera que los egipcios temían a los hijos de Israel”, nos señala que el respaldo sobrenatural de Dios sobre su pueblo, generaba temor en sus enemigos, pues Dios actuaba poderosamente para cumplir lo que había prometido: “no temas descender a Egipto, porque allí haré de ti una gran nación” (Génesis 46.3). Dios hará su voluntad por encima de todo.
Los planes de Dios con sus hijos son grandes y majestuosos. Sin embargo, el enemigo del pueblo de Dios intenta por diversos medios obstaculizar los propósitos del cielo, pero Dios se arremanga su brazo a nuestro favor, y definitivamente lo que Él se ha propuesto se cumple.
El Salmista decía: “Dios cumplirá su propósito en mí”. Por eso, avanza, camina, no te desalientes, sigue su Palabra y se cumplirá el plan divino diseñado en el cielo para ti.     Oración.
"Señor, hoy no sufro tanta persecución humana por profesar mi fe, pero hay una perversa persecución maligna a través de medios de comunicación y redes sociales, por eso te ruego me guardes de todo mal y peligro, cúbreme con tu sangre preciosa y rodéame de tu favor, pues quiero permanecer irreprensible para ti. Gracias Señor. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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