martes, 8 de junio de 2021

Como a vaso frágil

 


Como a vaso frágil

“Vosotros, maridos, igualmente, vivid con ellas sabiamente, dando honor a la mujer como a vaso más frágil, y como a coherederas de la gracia de la vida, para que vuestras oraciones no tengan estorbo.”, 1 Pedro 3:7

Nos han enseñado a los hombres que somos la cabeza del hogar y a tener autoridad, pero no debemos ser autoritarios, no debemos ser duros con las mujeres ni con nuestra familia, ni impositivos, sino tratar a todos con amor y ternura.

Nuestro compromiso es santificar a nuestra esposa, hermanos y/o a quienes tengamos a cargo, con la Palabra de Dios; porque la responsabilidad Bíblica de todo varón es ser el pastor de su familia, enseñando con diligencia la Palabra de Dios a sus hijos y a su cónyuge, con amor. Si hemos de corregir que sea “suavecito y al oído”, esto es, con ternura, con paciencia y amabilidad, porque como nos enseña la Palabra de Dios, el amor no se irrita fácilmente, no guarda rencor. (1 Corintios 13).

Pidamos a Dios que nos llene de todo su amor, tratemos a quienes tenemos bajo autoridad con cariño y suavidad, con todo respeto y a las mujeres como a vaso más frágil, porque participan por igual del regalo de la nueva vida que Dios nos ha dado por la fe en Cristo, así nuestras oraciones no tendrán estorbo. Entonces seremos verdaderos protectores y proveedores de nuestro hogar. Oración.

Señor, ayúdame a ejercer con sabiduría y amor el rol que has dispuesto para mí, sabiendo que de todo tendré que dar cuenta, ayúdame a ser administrador fiel del amor que estoy llamado a compartir. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

lunes, 7 de junio de 2021

¿Tienes al hijo de Dios en tu corazón?

 


¿Tienes al hijo de Dios en tu corazón?

“El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida. Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios.”, 1 Juan 5:12-13

“El que me rechaza, y no recibe mis palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará en el día postrero”, Juan 12:48

Las cosas que están escritas en la Biblia, son para que al leerlas, las creamos, y si decimos que hemos creído, las obedezcamos. Por eso nos enseña Juan 1:12-13, que los hijos verdaderos de Dios son los que reciben y creen en Jesús, pero, ¿qué es lo que debemos recibir de parte de Jesús?

Lo que debemos recibir es su Palabra, porque lo que allí está escrito nos da fe, nos da certeza, desarrolla convicción, pero además es porque la palabra de Cristo es espíritu y es verdad, sus palabras nos transforman, nos limpian, y recrean en nosotros un nuevo corazón que puede obedecer a Dios y agradarle en todo. También, cuando obedecemos su Palabra, el Padre y Cristo harán morada en nosotros y se manifestarán en nuestra vida. (Juan 14:21,23)

Pero si no estudiamos la Biblia, si no recibimos su Palabra, no nos engañemos, no tenemos a Cristo. Solo somos adeptos, nos gusta medio escuchar el mensaje de Dios, y nos agrada, pero estamos más pendientes de las ocupaciones diarias, de los afanes de la vida y no dedicamos tiempo de calidad a su Palabra, ni siquiera el día que dedicamos a congregarnos. Tal vez sea duro este mensaje, pero es urgente: si no has recibido su Palabra, no tienes a Cristo y si no tienes a Cristo, no tienes la vida eterna. ¿Harás algo al respecto?

Primero, inicia una relación con Cristo, saca tiempo para conocerle, como en cualquier relación, el tiempo que dediquemos, determina la calidad de la relación. Inicia dedicando una hora en la semana para que alguien te enseñe la Palabra, alguien que esté lleno del Espíritu, que haya nacido de nuevo, y estudia la Biblia mejor que cualquier otro estudio o labor que pudieras tener. Allí se te explicará cada principio que Dios ha dejado para comunicarte con Él de manera correcta y para que tu vida sea transformada y bendecida. Luego tu deber por amor es compartirla y enseñarla a otros.

¿Estás dispuesto? Aquí estamos tus hermanos, dispuestos a enseñarte. Dios te bendiga.   Oración.

«Padre, hoy quiero recibir tu Palabra, por eso lléname de tu amor para escudriñarla, obedecerla y compartirla a otros. Que mi vida sea transformada por tu Palabra de verdad y sea llena de tu Espíritu para obedecerla por amor. Que mi obediencia sea la respuesta a tan grande amor depositado en mi corazón. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

domingo, 6 de junio de 2021

CRECIENDO EN EL ESPÍRITU SANTO

 


CRECIENDO EN EL ESPÍRITU SANTO

“Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Timoteo, a los santos y fieles hermanos en Cristo que están en Colosas: Gracia y paz sean a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. Siempre orando por vosotros, damos gracias a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, habiendo oído de vuestra fe en Cristo Jesús, y del amor que tenéis a todos los santos, a causa de la esperanza que os está guardada en los cielos, de la cual ya habéis oído por la palabra verdadera del evangelio, que ha llegado hasta vosotros, así como a todo el mundo, y lleva fruto y crece también en vosotros, desde el día que oísteis y conocisteis la gracia de Dios en verdad, como lo habéis aprendido de Epafras, nuestro consiervo amado, que es un fiel ministro de Cristo para vosotros, quien también nos ha declarado vuestro amor en el Espíritu.”, Colosenses 1:1-8

La predicación del evangelio que va acompañada del testimonio de los creyentes, por la obra del Espíritu Santo, se convierte en semilla para la extensión del reino. Una iglesia o un creyente que crece en su conocimiento de Dios y se fortalece en el Espíritu, resiste cualquier situación y da mucho fruto.

Esto se resume en las palabras del Señor Jesús cuando dijo: “Si permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y se les concederá. Mi Padre es glorificado cuando ustedes dan fruto y muestran así que son mis discípulos” (Juan 15:7-8).

No desechemos el privilegio de caminar tomados de la mano de Dios y mantenernos unidos a nuestro Señor Jesucristo. Escuchemos el llamado del evangelio y busquemos dar fruto en toda buena obra por su glorioso poder.  Oración.

"Padre Dios Todopoderoso, te agradecemos grandemente por habernos liberado de nuestro pecado y traernos a la luz. Confiamos plenamente en tu amor y tu fidelidad. Queremos ser útiles conforme a los dones que nos has dado para servir a los demás de acuerdo a tu mandato. Bendito y alabado seas en el nombre de nuestro Señor Jesucristo y en la unción de tu Santo Espíritu. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

sábado, 5 de junio de 2021

El rechazo a Jesús

 


El rechazo a Jesús

“Vienen a Jesús, y ven al que había sido atormentado del demonio, y que había tenido la legión, sentado, vestido y en su juicio cabal; y tuvieron miedo. Y les contaron los que lo habían visto, cómo le había acontecido al que había tenido el demonio, y lo de los cerdos. Y comenzaron a rogarle que se fuera de sus contornos. Al entrar él en la barca, el que había estado endemoniado le rogaba que le dejase estar con él. Mas Jesús no se lo permitió, sino que le dijo: Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho contigo, y cómo ha tenido misericordia de ti. Y se fue, y comenzó a publicar en Decápolis cuán grandes cosas había hecho Jesús con él; y todos se maravillaban.” Marcos 5:16-20

Jesús libera a un hombre de una legión de demonios, un hombre que andaba desnudo y que, aunque había sido atado con grillos, nadie lo podía dominar y dormía en sepulcros (Marcos 5:4-5).

Luego, las personas de esa región ven a este hombre completamente transformado, vestido y en su sano juicio, y en vez de dar gracias y la gloria a Dios, se preocupan por los cerdos, se llenan de temor y rechazan a Jesús, pidiéndole que se vaya.

Así nos pasa a nosotros, Jesús viene a nuestro encuentro y lo rechazamos por estar preocupados por los afanes de la vida, por la preocupación de las cosas materiales.

El Señor viene a liberarnos de aquellas cosas que nos tienen encadenados, tal vez de algún vicio, del exceso de trabajo, de la ansiedad, del amor por el dinero y de muchas otras cosas que nos llevan a perder el propósito por el cual estamos en esta tierra, nos quitan vida y nos llevan a la enfermedad, pero muchas veces preferimos seguir en nuestra condición. ¡Qué tristeza!

Así que, podemos reflexionar hoy en qué circunstancias o en qué área de nuestra vida hemos rechazado a Jesús y le hemos dicho que se vaya, al preferir cuidar lo que verdaderamente no tiene ningún valor, al querer resolver nosotros de manera independiente nuestros asuntos. Jesús se irá, pero rechazarlo tiene consecuencias eternas y desastrosas. Los suyos lo rechazaron, pero a todos los que creyeron en Él y lo recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios (Juan 1:11-12).

Y tú, ¿has aceptado a Cristo en tu corazón? ¿En qué áreas de tu vida has rechazado a Cristo? Vamos, recibamos a Cristo y permitamos que tome el control total de nuestra vida, hallaremos descanso, bendición y verdadera libertad.   Oración.

«Señor Jesús, hoy quiero aceptarte en mi vida, que tomes el control total de todas las áreas en que antes te rechazaba, dando importancia a cosas que no tienen valor; Tú tienes el poder de liberarme de aquello que atormenta mi vida, que me mantiene esclavo, hoy confieso tu nombre y te recibo como mi Señor y Salvador. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

viernes, 4 de junio de 2021

Una mirada de amor. Parte 3

 


Una mirada de amor. Parte 3

“Le dijo Natanael: ¿De dónde me conoces? Respondió Jesús y le dijo: Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.”, Juan 1:48

“Mi embrión vieron tus ojos, Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, Sin faltar una de ellas.”, Salmo 139:16

El Señor Jesús miró con compasión y sensibilidad a todo el que tenía enfermedades y dificultades, pero además no se quedó quieto, reaccionó a las necesidades de las personas pues no fue indiferente a la situación por la cual estaban pasando. Con amor, les enseñó, les sanó y les guio.

 

Pero, ¿Cómo te mira Jesús a ti? Él ya te había mirado desde antes de nacer, como dice el Salmo 139:16a “Mi embrión vieron tus ojos” y así como Él te mira con amor y compasión, sin juzgarte, quiere que tú mires a los demás.

Entonces, tal como nos mira Jesús a nosotros, así mismo debemos mirar a los demás, con compasión, sin pretender condenar el pecado de los demás, sin orgullo, sin ninguna altivez; una mirada que levante, que restaure, una mirada de amor.

Una mirada que refleje el gran amor que Cristo puso en nosotros, por lo tanto, tenemos la responsabilidad de mirar con amor y compasión, siendo sensibles, pero reaccionando, y ¿cuál es la reacción que el Señor nos pide? compartir de su gran amor, con esa mirada de gracia con la que el Señor Jesús transformó nuestra vida.

El Señor sale al encuentro de los perdidos a través de la mirada de gracia que Él refleja en los ojos de sus hijos. Y tú, ¿cómo miras a los perdidos?   Oración inicial

«Padre, Tú me miraste desde antes, pusiste tu mirada en mí y me viste con una mirada de amor que transformó mi vida, esa mirada que me hiciste en el madero cuando Cristo murió por mis pecados. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

jueves, 3 de junio de 2021

Una mirada de amor. Parte 2

 

Una mirada de amor. Parte 2


“Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más.”, Juan 8:10-11

La mujer encontrada en adulterio era culpable según la ley entregada a Moisés, pero Jesús la miró con ojos de perdón, con una mirada que no condena, una mirada que levanta y restaura, pero…

¿Será que Jesús pasó por alto el pecado de la mujer, sin que haya habido una retribución o pago por ese pecado? Luego, ¿Dios es injusto? No, alguien tuvo que satisfacer las demandas de la ley justa, santa y pura (Romanos 7:12), y ese fue el mensaje de Jesús a las conciencias de todas las personas reunidas allí; lo que Jesús les muestra es que todos han pecado, pero Él, que no tiene pecado, no los condenó porque esa condena que merecían, la iba a tomar Él mismo en la cruz para liberarlos a todos, incluyendo a la mujer y para que siendo libres, no vuelvan a pecar, por esta razón le dice a la mujer: “…Ni yo te condeno; vete, y no peques más”, y también la escritura nos revela esta trascendental enseñanza en Gálatas 3:13: “ Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero ”

Así que, sin derramamiento de sangre no se hace remisión de pecados (Hebreos 9:22b), no hay perdón, por esto Jesús nos mira hoy con la misma mirada que dirigió a la mujer, para que vayamos a sus brazos y entreguemos todo pecado, aceptemos el perdón de Dios y vivamos libres de condenación. Como fruto de nuestra fe en Cristo y de aceptar su gracia, no debemos permitir que el pecado reine en nuestro cuerpo mortal, ni obedecer a sus malos deseos, entonces, podremos mirar a otros con ojos de pureza y santidad, sin condenar, porque también nosotros fuimos rescatados del mal. Ahora, ¿cómo miras a tu prójimo?   Oración.

«Gracias Padre, porque mediante la fe en tu hijo Jesucristo me rescataste de mi vana manera de vivir que hacía que mirara a otros sin ninguna misericordia, pero ahora has transformado mi interior para mirar a mi prójimo de la misma manera que tú lo miras, con amor y compasión. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

miércoles, 2 de junio de 2021

Una mirada de amor. Parte 1

 


Una mirada de amor. Parte 1

“La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz; pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Así que, si la luz que en ti hay es tinieblas, ¿cuántas no serán las mismas tinieblas?” Mateo 6:22-23

¿Cómo miraría Jesús a alguien en determinadas situaciones?, ¿cuál es su mirada cuando ve a alguien que peca, o que está triste, o que sufre, o alguien que comete una injusticia contra otro?, ¿cómo nos ve a nosotros?. ¿Cómo es la mirada de Jesús?

Pero, reflexionemos, cómo miraríamos nosotros en esas situaciones. Cómo hemos mirado a otros, cuando se nos han presentado situaciones parecidas, por ejemplo, cuando alguien nos pide una moneda en un semáforo. ¿Lo miramos con indiferencia?

¿Por qué es importante este asunto? Porque el cómo miramos a alguien en determinada situación, está revelando lo que tenemos en nuestro corazón, es un diagnóstico preciso de nuestra madurez espiritual, y sobre todo de nuestro amor.

Esta no es una reflexión para enseñar cómo mirar, pues claramente el Señor nos enseña en el pasaje de hoy, que el cómo miramos a alguien, depende de lo que tengamos en nuestro corazón y que nuestra mirada es el reflejo de nuestro carácter. Así que, nuestra bondad o nuestra maldad se refleja en nuestra mirada.

 

Y por esto debemos aprender cómo mira el Señor Jesús: “Cuando Jesús lo vio acostado, y supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo: ¿Quieres ser sano?” (Juan 5:6), aquí vemos cómo Jesús mira sin indiferencia, con sensibilidad a un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo.

También podemos leer en Mateo 9:36: “Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor.”

Entonces podemos concluir que el Señor Jesús miró con compasión y sensibilidad a todo el que tenía enfermedades, dificultades y además reaccionó a las necesidades de las personas. Jesús no es indiferente a la situación por la cual estamos pasando.

Si creemos en Jesús, Él nos llena de su amor abundante y compasivo, para que podamos también mirar a otros de la misma manera, siendo sensibles a la situación de otra persona, pero también podemos estar seguros de que Cristo ya puso su mirada en nosotros, y conoce nuestras dificultades, no se quedará quieto, sino que después de mirarnos, vendrá a sanarnos, pues “No dará tu pie al resbaladero, ni se dormirá el que te guarda.” (Salmos 121:3).   Oración.

«Señor Jesús, quiero mirar como miras, siendo sensible a las necesidades ajenas y reaccionando con acciones de amor y compartiendo tu Palabra de verdad, para que otros también puedan disfrutar de tu mirada de misericordia y verdad, que expresas a través de mi fe en ti. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

martes, 1 de junio de 2021

Tu fe te ha hecho salvo y sano

 

Tu fe te ha hecho salvo y sano


“Y él le dijo: Hija, tu fe te ha hecho salva; ve en paz, y queda sana de tu azote.”, Marcos 5:34

¿Qué es aquello por lo que deseas ser sanado?, alguna enfermedad, alguna dependencia a algo o a alguien que te destruye, lo sabes, pero no tienes la fuerza de voluntad.

Jesús nos salva y nos sana, por eso nos salva de la esclavitud del pecado, que trae como consecuencia la enfermedad y la muerte, nos sana, primero espiritualmente, luego de nuestras heridas emocionales causadas por el mismo pecado.

Esas enfermedades espirituales, son el azote que nos quita vida y no nos deja tenerla con libertad y propósito, también nos llevan a la tumba antes de tiempo, porque son los frutos o consecuencias que deja el pecado. Ahora, si pudieras salir del pecado solo con fuerza de voluntad, no hubiese sido necesario que Cristo viniera a dar su vida por ti y por mi, pero el pecado estaba insertado en nuestra naturaleza, en nuestro corazón, entonces Jesús nos salva, aun de nosotros mismos, de nuestra propia naturaleza autodestructiva, nos libera de la condenación y es poderoso para sanar hasta nuestras enfermedades físicas.

Así que, ¿quieres ser salvo y ser sanado de tus azotes? Confía en Jesús, entrégale tu corazón, Él está esperando que lo mires; una sola mirada de amor suya, una sola Palabra que Él te diga, bastará para sanarte, y su gracia es suficiente para que seas salvo por medio de tu fe en Él.   Oración.

«Señor por tu gracia y tu gran amor, sálvame y sáname, quita todo pecado de mi vida que me conduce a la enfermedad tanto física como espiritual y al dolor, al dolor de una vida sin propósito. Sana mis heridas emocionales, enséñame a ser como tú, a perdonar y a ser instrumento de tu amor. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.