Cansancio vs. Descanso.
“Los que edificaban en el muro, los que acarreaban, y los que
cargaban, con una mano trabajaban en la obra, y en la otra tenían la espada.
Porque los que edificaban, cada uno tenía su espada ceñida a sus lomos, y así
edificaban;” Nehemías 4:17-18a
“Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy
manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas;” Mateo
11:29
Como vemos en el libro de Nehemías, una de las estrategias
que utiliza el enemigo para intentar debilitar nuestros muros de protección y
tratar de evitar que se sigan edificando en nosotros, es el cansancio. ¿Te ha
pasado? Estás con la motivación de tener tu tiempo de devocional, de meditar
con calma en la Palabra, de orar, o de realizar alguna reflexión con base a una
porción bíblica que meditaste, y de repente, surgen otras cosas qué hacer: con
tu esposo (a), con tus hijos, con tus padres, en el trabajo, o quizás
situaciones difíciles qué enfrentar: daños de último momento, diferencias con
tus seres queridos que terminan en discusiones, etc. Creo que cuando
experimentamos esto logramos entender lo que vivió el pueblo de Jerusalén, con
una mano queremos seguir edificando esos muros para Dios, pero con la otra,
debemos cumplir con otras obligaciones que al parecer no dan espera. Tal
trabajo, que cuando lo intentamos llevar en nuestras propias fuerzas o
capacidad, resulta imposible de sostener o de llevar, pues se convierte en una
carga tan pesada que al final logra debilitarnos, cansarnos: en lo físico, lo
emocional y hasta lo espiritual; cuando nos dejamos gobernar por el cansancio
terminamos desmayando, y si en esta pelea continuamos así, le terminaremos diciendo
al enemigo: “me rindo, no puedo más”, y cuando el enemigo logre esto nos
atacará y devorará. Pero, Gloria a Dios por Jesucristo pues Él mismo es quien
nos revela 2 cosas importantes que nos servirán para contrarrestar el
cansancio, la primera está en Mateo 11:29 y la segunda se encuentra en Zacarías 4:6b.
El evangelio de Mateo nos habla sobre: “llevar el yugo del
Señor sobre nosotros” y para entenderlo mejor debemos comprender que el yugo es
un instrumento de madera que se utiliza para juntar, atar o sujetar las mulas,
los bueyes u otras bestias, por el cuello, al pértigo del carro o el timón del
arado, con el fin de encaminar hacia el mismo lado dos animales. Como vemos, lo
que el Señor nos muestra en esta alegoría es que dicho yugo que es Su Santo
Espíritu, aquél que nos une a Cristo y que está en nosotros, cumple una función
muy importante: encaminarnos hacia el mismo lado que va el Señor. Cuando
permitimos que ese yugo, el Espíritu Santo, cumpla su función en nosotros,
resultará más fácil llevar una carga, o incluso, desarrollar cualquier
actividad, pues cuando permanecemos en la comunión del Espíritu, Él nos
conducirá hacia la mansedumbre y la humildad, dos cualidades de Cristo que son
necesarias para llevar sobre nosotros el yugo de Jesús, y que se reflejarán en
nuestras vidas por medio de la fe, para así podernos someter o sujetar a la
buena, perfecta y agradable Voluntad de Dios. Cuando nos sometemos al Señor
permitimos que Cristo, quien dirige nuestras vidas, cumpla Su función en
nosotros, vivir (Gálatas 2:20). El resultado de sujetarnos a ese yugo será el
DESCANSO para nuestras almas (pensamientos, emociones y voluntad).
Hermanos, para contrarrestar ese cansancio, que es una de las
estrategias que el enemigo está utilizando para debilitarnos, se requiere
llevar el yugo de Cristo. Si esto no lo estamos haciendo, a partir de hoy
permitámosle a Cristo que viva y pelee nuestras batallas, como lo dice Zacarías
4:6b,en lo cual meditaremos. Oración.
«Padre, mi alma se encuentra cansada. Me presento ante ti,
por medio de la Sangre de Tu Hijo Jesucristo, esperando hallar el descanso que
necesita mi alma. En este día dejo delante de tu trono toda esta carga, y a
cambio, pongo sobre mí ese yugo de Tu Hijo Jesús que es el único que me
permitirá experimentar el reposo, el descanso que necesita mi alma. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario