lunes, 1 de diciembre de 2025

Fe, mansedumbre y templanza más Características de Cristo

 

Fe, mansedumbre y templanza más Características de Cristo

“Puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.” Hebreos 12:2

“Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas” Mateo 11:29

“Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca.” Isaías 53:7

Jesús nos deja ver su fe, su mansedumbre y su templanza en todo lo que decía y hacía, cada palabra y cada acto suyo revelaban su creencia a Dios, su sumisión al Padre, su buena disposición para obedecerlo y su dominio propio para actuar en consecuencia.

Ahora a nosotros los creyentes por medio de la comunión del Espíritu Santo se nos impulsa a tener fe, pues esta es una de las características que trae el fruto del Espíritu, y se desarrolla a medida que el Espíritu de Dios nos revela su Palabra cuando leemos la Biblia, o cuando oramos, o cuando escuchamos una predicación, pues como dice Romanos 10:17 “Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” y solo basta una fe del tamaño de un granito de mostaza, para que ésta empiece a crecer y nos lleve a creerle a Dios, al igual que lo hizo Jesús, para que alcancemos el propósito para el cual él nos ha llamado.

Pero también Dios nos insta a tener mansedumbre, pues es necesaria esa docilidad y humildad para recibir de buena manera la voluntad de Dios, y estar dispuestos a obedecerle, lo cual redunda en beneficio para nuestra vida, pues el ser mansos y humildes de corazón permite que tengamos descanso para nuestras almas tal y como dice Mateo 11:29.

Finalmente el Señor nos alienta a desarrollar la templanza, pues ésta es indispensable para terminar convirtiendo en acciones los buenos deseos de obediencia que el Espíritu Santo pone en nosotros tal y como lo declara Filipenses 2:13 “Porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.”

Así que hermanos pidamos a Dios que desarrolle en nosotros la fe, la mansedumbre y la templanza de Cristo, pues Dios no nos ha dado un espíritu de temor ni de timidez, sino de poder, de amor y de dominio propio (2 Timoteo 1:7)    Oración.

«Espíritu Santo, recuérdame siempre las palabras de Jesús, pues ellas aumentan mi fe, ayúdame a ser manso como mi Señor y a tener dominio propio, pues mi deseo es hacer la voluntad de Dios. Ame.


domingo, 30 de noviembre de 2025

Paciencia, benignidad y bondad otras características de Cristo

 

Paciencia, benignidad y bondad otras características de Cristo

El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento.” 2 Pedro 3:9

“¿O menospreciais las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?” Romanos 2:4

“Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu SantoTito 3:4-5

Las siguientes definiciones de paciencia, benignidad y bondad, nos ayudarán a entender mejor el mensaje de hoy: la paciencia es la disposición de Dios para dar a las personas la oportunidad de arrepentirse, ofreciendo gracia en lugar de juicio inmediato; la benignidad es la disposición interna de ser amable, compasivo y de tener un corazón predispuesto al bien; mientras que la bondad es la manifestación externa de esa disposición a través de acciones concretas y generosas; de esta manera la benignidad es el sentir, la bondad es el hacer.

Estas tres características del fruto del Espíritu, reflejan tres cualidades del carácter de Cristo, las cuales trabajan en conjunto con la finalidad de llevar a cabo el plan de salvación de Dios dispuesto para el hombre: primero mostrándonos la paciencia de Dios, dejándonos ver su deseo de que ningún hombre perezca, sino más bien que como resultado de esta paciencia que muestra el amor de Dios sean llevados a un arrepentimiento, es decir a un cambio de pensamiento para que puedan comprender por la revelación del Espíritu Santo las riquezas de la benignidad del Señor, es decir su profundo deseo de ser compasivo y misericordioso para guiar al hombre al arrepentimiento para el perdón de sus pecados, con la finalidad de llevarlo a disfrutar de la bondad de nuestro Salvador demostrada en la cruz, para que por medio de la fe en Cristo, al arrepentirnos y aceptarlo como nuestro Dios y Salvador personal, seamos regenerados y renovados por su Espíritu.

De igual manera, estas características del fruto del Espíritu, están disponibles para nosotros los creyentes, para que al igual que Cristo, seamos instrumentos de salvación, para que cuando las personas vean en nosotros estas cualidades del carácter de Cristo, también sean llevados al arrepentimiento y puedan experimentar el deseo de Dios de salvarlos, y puedan vivir la salvación que trae Cristo Jesús.    Oración.

«Espíritu Santo, desarrolla en mí la paciencia, la benignidad y la bondad de Cristo, pues mi deseo es ser un instrumento de amor para la salvación del mundo. Amen.  


sábado, 29 de noviembre de 2025

 

La voz del amado

“Mi amado habló, y me dijo: levántate, oh amiga mía, hermosa mía, y ven. Porque he aquí ha pasado el invierno, se ha mudado, la lluvia se fue; se han mostrado las flores en la tierra, el tiempo de la canción ha venido, y en nuestro país se ha oído la voz de la tórtola. La higuera ha echado sus higos, y las vides en cierne dieron olor; levántate, oh amiga mía, hermosa mía, y ven. Paloma mía, que estás en los agujeros de la peña, en lo escondido de escarpados parajes, muéstrame tu rostro, hazme oír tu voz; porque dulce es la voz tuya, y hermoso tu aspecto.” Cantares 2:10-14

El libro de Cantares es un hermoso poema de dos enamorados, que también hace referencia a la relación de Amor de Cristo con su Iglesia, por lo cual el pasaje de Cantares 2:10-14 nos deja ver el llamado de amor que nos está haciendo el Señor, donde nos pide que nos levantemos y nos acerquemos a Él, revelándonos la verdad espiritual que deberíamos estar viviendo: “ha pasado el invierno, se ha mudado, la lluvia se fue; se han mostrado las flores en la tierra, el tiempo de la canción ha venido, y en nuestro país se ha oído la voz de la tórtola”, haciendo referencia a que el frio del invierno de nuestra vida debe quedar atrás, pues nuestros pecados ya han sido perdonados, y ahora en Cristo tenemos una nueva vida que debe florecer de amor, una vida llena de gozo, pues el tiempo de la canción ha llegado, una vida que trasmita paz pues se ha escuchado la voz del amado, quien nos dice “La higuera ha echado sus higos, y las vides en cierne dieron olor”, revelándonos ese fruto que como creyentes debemos dar y disfrutar: el fruto del Espíritu, que encontramos en Gálatas 5:22-23 “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley”

Es maravilloso ver el amor con el cual somos tratados por Dios, pues se nos dice: “levántate, oh amiga mía, hermosa mía, y ven. Paloma mía, que estás en los agujeros de la peña, en lo escondido de escarpados parajes”, y esto es así, gracias a Cristo, pues ahora en Él, Dios nos ve precisamente en el agujero de la peña, es decir en Cristo mismo, y nos trata al igual que a su Hijo amado, y a su vez Jesús nos trata como a una novia que va a ser desposada y nos invita a relacionarnos de manera íntima con Él, por medio de la oración, la lectura de la Palabra y la comunión del Espíritu Santo, por eso es que nos dice: “muéstrame tu rostro, hazme oír tu voz; porque dulce es la voz tuya, y hermoso tu aspecto”.  Oración.

«Amado Jesús, gracias por dejarme oír continuamente tu llamado de amor, gracias por recordarme por medio de tu Santo Espíritu cuánto me amas, por recordarme que me has perdonado, y que ahora tengo una nueva vida en ti, una vida llena de fruto. Amen.   


viernes, 28 de noviembre de 2025

El amor, el gozo y la paz características de Cristo

 

El amor, el gozo y la paz características de Cristo

“Porque el amor de Cristo nos constriñe, pensando esto: Que si uno murió por todos, luego todos son muertos; Y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.” 2 Corintios 5:14-15

“Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido.” Juan 15:11

“La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo.” Juan 14:27

El Espíritu Santo continuamente nos está recordando la voz del amado: la voz de nuestro Señor Jesucristo, quien con su amor nos hace llamados de atención, para que corrijamos fallas que tenemos en nuestro carácter y las reemplacemos por sus maravillosas cualidades, las cuales están a nuestro alcance por medio del fruto del Espíritu. Cristo desea lo mejor para nosotros, como un buen esposo desea lo mejor para su esposa, por eso quiere que en nuestras vidas se manifieste su carácter, llevándonos a reflejar su amor, su gozo y su paz.

Precisamente como dice 2 Corintios 5:14-15, el amor de Cristo nos debe impulsar para dejar de vivir para nosotros mismos, de manera egoísta, con esas fallas de carácter, que dañan relaciones e impiden que disfrutemos de la nueva vida que el Señor nos ha dado, y debemos empezar a vivir para aquel que murió y resucitó: Jesús, mostrando su amor en todo lo que digamos y en todo lo que hagamos. A medida que nos dejemos moldear por el Espíritu Santo, y comencemos a vivir en amor, podremos empezar también a experimentar el gozo del Señor, que como dice Juan 15:11 se nos ha dado a los creyentes y que como declara Nehemías 8:10b es un gozo que trae fortaleza en nuestro diario vivir.

Por lo tanto, si corregimos las fallas de carácter con la ayuda del Espíritu de Dios, y por medio de su comunión aprendemos a dejar vivir a Cristo a través nuestro; y manifestando su amor en todo, podremos, además de experimentar profunda alegría, es decir ese gozo que trae Cristo, experimentar también esa paz que solo da Jesús, una tranquilidad que el mundo no puede dar; para que de esta manera otros se acerquen a Dios y crean en Jesús, al ver a Cristo y su carácter en nuestro diario vivir, pues ¿quién no desea amor, gozo y paz?     Oración.

«Espíritu Santo, gracias por recordarme siempre las palabras de amor de mi Señor y Salvador Jesucristo, gracias porque me llevas a entender que con Cristo lo tengo todo, pues me ha dado de su amor, de su gozo y de su paz. Amen.   


domingo, 23 de noviembre de 2025

El Espiritu Santo ordena, llena y trae propósito

 


El Espiritu  Santo ordena, llena y trae propósito

 “Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.” Génesis 1:2

“Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.” Romanos 8:26

Lamentablemente hoy en día muchos cristianos viven vidas caóticas, sin propósito y sin sentido, cuando realmente deberían estar experimentando el reino de Dios aquí en la tierra, disfrutando de la nueva vida que Cristo ganó en la cruz; el problema en muchos casos, radica en la falta de carácter que como creyentes deberían tener. De ahí la importancia de desarrollar el carácter de Cristo en nuestras vidas.

Y es por eso que el día de hoy, nos quiere recordar que cada uno de sus hijos, los que hemos creído en Jesucristo y en su obra redentora, tenemos dentro de nosotros al Espíritu Santo, tal y como lo declara 1 Corintios 6:19 “¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?”

Además quiere animarnos, pues su Santo Espíritu es experto en ordenar lo que se encuentra en caos, llenar lo que está vacío y traer luz donde hay tinieblas, así que darle un sentido y un propósito a la vida; eso es lo que podemos apreciar en el inicio de la creación, pues en Génesis 1:2 se nos revela ese caos, ese vacío y esas tinieblas iniciales; pero es maravilloso ver la obra creadora de Dios, ver al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo actuando, para dar forma a una buena creación, descrita en los versículos siguientes del libro de Génesis.

Y esto mismo es lo que ahora Dios quiere hacer en nuestras vidas, pues el Espíritu Santo quiere traer orden por medio de la Palabra de Dios, enseñándonos y recordándonos todo lo que Jesús ha dicho, pues de esta manera, podremos por medio de la oración, en la comunión del Espíritu, seguir el ejemplo de Jesús, para llegar a hablar y actuar solamente de acuerdo a sus enseñanzas, es más, el mismo Espíritu, nos ayuda en nuestra debilidad, intercediendo a Dios por nosotros con gemidos indecibles. Por eso hermanos, pidamos al Espíritu Santo, nos ayude a desarrollar el carácter de Cristo en nuestras vidas, para que así podamos vivir vidas significativas que agraden a Dios.  Oración.

«Espíritu Santo, te pido que desarrolles en mí el carácter de Cristo pues quiero orden en esas áreas de mi vida que aún se encuentran desorganizadas, tu llenura en todo vacío de mi ser y propósito en mi diario vivir. Amen.


sábado, 22 de noviembre de 2025

No nos dejemos arrastrar por el error

 


No nos dejemos arrastrar por el error

«Pero hubo también falsos profetas entre el pueblo, como habrá entre vosotros falsos maestros, que introducirán encubiertamente herejías destructoras, y aun negarán al Señor que los rescató, atrayendo sobre sí mismos destrucción repentina.», 2 Pedro 2:1

«Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos. Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los que desde antes habían sido destinados para esta condenación, hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo. Estos son manchas en vuestros ágapes, que comiendo impúdicamente con vosotros se apacientan a sí mismos; nubes sin agua, llevadas de acá para allá por los vientos; árboles otoñales, sin fruto, dos veces muertos y desarraigados; fieras ondas del mar, que espuman su propia vergüenza; estrellas errantes, para las cuales está reservada eternamente la oscuridad de las tinieblas. Estos son murmuradores, querellosos, que andan según sus propios deseos, cuya boca habla cosas infladas, adulando a las personas para sacar provecho.», Judas 1: 3,4,12,13,16

«Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces.», Mateo 7:15

Por esa doctrina de salvación tan grande que hemos recibido del Señor, pidamos el poder para contender por ella eficazmente, como hicieron los apóstoles, con valor, paciencia y sufrimiento, oponiéndose a aquellos que la corrompen y la depravan; los que sin ser notados se infiltran y cambian la verdad, los que con atrevimiento toman la exhortación a pecar como un juego porque la gracia de Dios sobreabunda y creen que no necesitan el perdón de Dios, pecando deliberadamente y endureciendo su corazón amparados por la magnitud y plenitud de la gracia del evangelio, no buscan el arrepentimiento.

La epístola de Judas contiene una de las descripciones más claras de los apóstatas, son comparados con «nubes sin agua», afirman ser mensajeros celestiales poseedores de un conocimiento y poder superior, otros «visten de ovejas», son más sutiles exhibiendo una belleza superficial de forma y propósito, pero niegan al Señor. Al no tener principios absolutos de la verdad de la Palabra de Dios, cambian continuamente su posición, por eso, Judas dice que son llevados continuamente de acá para allá por los vientos.

El Señor nos hace una advertencia a través de esta epístola, ya que estamos en los últimos tiempos y muchos de los que predican el evangelio caerán en esto, desvirtuando la Palabra de Dios. El Señor nos llama a edificarnos, a conocer su Palabra, a conservar la fe y el amor de Dios en estos tiempos. Él dice en Mateo 24:12 «y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará». Es tiempo de despertar y comenzar a afirmarnos en su verdad, para que no seamos arrastrados por el error.   Oración.

«Señor, gracias por la verdad de tu Palabra, por trasladarnos de las tinieblas a tu luz, del pecado a Cristo, de la vanidad a la seriedad, de la inmundicia a la santidad, gracias por tu obra de gracia en nuestras almas, nos llamaste del mundo para ponernos sobre él, para llevarnos a cosas más elevadas y mejores, invisibles y eternas. Amén.

viernes, 21 de noviembre de 2025

Renovación mental para desarrollar el carácter de Cristo por el Espíritu Santo

 


Renovación mental para desarrollar el carácter de Cristo por el Espíritu Santo

“No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” Romanos 12:2

Cuando indagamos por la definición de carácter nos encontramos que este es el conjunto de rasgos y cualidades psíquicas y afectivas que definen la manera de ser y actuar de una persona o colectivo. También se refiere a la firmeza y energía de una persona. El carácter se desarrolla a lo largo de la vida y está influenciado tanto por la predisposición hereditaria (temperamento) como por el ambiente y las experiencias.

Pero para verlo en el caso de Dios, no podemos definir su carácter como un rasgo de cualidades psíquicas y afectivas pues la esencia Divina no está en el alma sino en el Espíritu. Y el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, son Dios, un solo Dios verdadero y a la vez tres personas distintas, con pensamientos, sentimientos y voluntad, por lo cual su carácter está definido por su propia esencia y atributos divinos en vez de por el ambiente y las experiencias.

De esta manera, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo presentan el mismo carácter, pues los tres tienen los mismos atributos divinos, que se manifiestan de manera particular de acuerdo al obrar de cada quien. Por eso al ver a la trinidad en esa unión perfecta, podemos ver al Espíritu Santo hacer lo mismo que hacía Jesús: no hablar por su propia cuenta sino hablar y hacer todo lo que el Padre y el Hijo le han enviado a hacer, tal y como dice Juan 16:13-15 “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir. Él me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber. Todo lo que tiene el Padre es mío; por eso dije que tomará de lo mío, y os lo hará saber.”

Y ese ejemplo que nos da Jesús de hablar y hacer lo que el Padre le ha dicho, y que nos muestra también el Espíritu Santo, es clave para desarrollar el carácter de Cristo en nuestras vidas, pues a medida que vamos cambiando y renovando nuestros pensamientos por los pensamientos de Dios, a través de la mente de Cristo, nuestra manera de hablar y actuar va a ser transformada tal y como lo declara Romanos 12:2. Así que hermanos, pidamos a Dios que lo que hablemos y hagamos sea lo que su Santo Espíritu nos enseñe y nos recuerde.    Oración.

«Espíritu Santo, gracias por enseñarme la importancia de renovar mi manera de pensar, gracias por llevarme a conocer los pensamientos de Dios, e impulsarme, al igual que lo hacía Cristo, a hablar y actuar solo lo que me revelas del Padre y del Hijo. Amen.

jueves, 20 de noviembre de 2025

Por la gracia de Dios podemos desarrollar el carácter de Cristo

 


Por la gracia de Dios podemos desarrollar el carácter de Cristo

“Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo.» 1 Corintios 15:10

El apóstol Pablo pudo experimentar en su vida el poder de la gracia de Dios, por lo cual logró manifestar “Pero por la gracia de Dios soy lo que soy”, y es que la gracia de Dios, ese regalo inmerecido dado a la humanidad mediante Jesucristo, quien se entregó como sacrificio para pagar el precio que demandaban nuestros pecados, no solo tiene el poder de salvar mediante la fe a todo aquel que cree en Jesucristo, sino que es capaz de transformar al creyente enseñándole a vivir de manera diferente como lo revela Tito 2:11-14 “Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo, quien se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo propio, celoso de buenas obras.”

Pablo es testimonio de ese cambio que trae la gracia de Dios, pues pasó de ser un perseguidor de cristianos, donde sus obras manifestaban odio, resentimiento y crueldad, llevando a hombres y mujeres a la cárcel por su creencia en Jesús como el Señor y Salvador, y aun consintiendo la muerte de los mismos, como pasó con Esteban (Hechos 8:1-3), hasta llegar a ser un ferviente servidor de Cristo, mostrando por medio de su servicio a los santos, su amor por el Señor, llegando a exteriorizar esas buenas obras que Dios había preparado de antemano para que anduviese en ellas, como lo dice Hechos 9:15 “El Señor le dijo: Ve, porque instrumento escogido me es este, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel”

Como podemos ver en la vida de Pablo, la gracia de Dios obró en él, llevándolo a tener el carácter de Cristo, al punto de declarar en 1 Corintios 11:1 “Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo.” Y en Filipenses 3:17 “Hermanos, sed imitadores de mí, y mirad a los que así se conducen según el ejemplo que tenéis en nosotros.” Así que hermanos, pidamos a Dios que su gracia nos baste y que su poder se perfeccione en nuestra debilidad, llevándonos a desarrollar el carácter de su Hijo Jesús, para que al igual que Pablo sirvamos en amor.   Oración.

«Señor Jesús, por tu gracia y amor soy una nueva creación, tú me has hecho nuevo, ahora vives en mí, ayúdame para que tu gracia se perfeccione en mi debilidad, y pueda ver tu perfecta voluntad manifestándose en mi vida expresando el carácter de Cristo. Amen.

miércoles, 19 de noviembre de 2025

Nuestra meta: desarrollar el carácter de Cristo


 

Nuestra meta: desarrollar el carácter de Cristo

 “Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.” Efesios 2:10

“No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley.» Romanos 13:8

Desarrollar el carácter de Cristo en nuestras vidas, debería ser una meta que anhelemos alcanzar, pues su carácter refleja: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre y templanza, características del fruto del Espíritu Santo, que sin lugar a dudas nos llevarán a experimentar la nueva vida que Cristo ganó para nosotros en la cruz.

El Espíritu Santo quien ahora habita en cada uno de nosotros los creyentes, nos ayuda continuamente a desarrollar el carácter del Hijo de Dios, enseñándonos y guiándonos a una vida que tenga coherencia, comenzando desde nuestra creencia, pasando por nuestra forma de expresarnos, hasta llegar a nuestra manera de actuar.

Ahora bien, debemos aclarar que esa coherencia que se ve manifestada gracias al carácter de Cristo en nosotros, empieza desde el interior, y no desde el exterior, es decir, que las obras que se manifiestan de acuerdo a nuestra manera de actuar, son el resultado de nuestra fe y nuestra relación con Dios, quien por medio de la comunión del Espíritu Santo, nos impulsa, colocando en nosotros el querer como el hacer, pues ambas cosas son importantes como declara Santiago 2:14-17 “Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? Y si un hermano o una hermana están desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? Así también la fe, si no tiene obras, es muerta en sí misma.”

Por lo tanto hermanos, pidamos a Dios, nos permita tener una fe que obre por amor como se nos enseña en Gálatas 5:6 “porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor.” Para que de esta manera se muestren en nuestras vidas esas buenas obras que Dios ha dispuesto para que andemos en ellas, permitiendo que su amor se refleje en nosotros y nos lleve a la misma vida coherente de Cristo Jesús.    Oración.

«Padre Dios, te pido que tu Santo Espíritu desarrolle el carácter de tu amado Hijo en mí, que produzca tanto el querer como el hacer de Cristo en mi vida, llevándome a tener una vida donde mi creencia se convierta en vivencia gracias a tu amor. Amen

martes, 18 de noviembre de 2025

El carácter del Hijo en el creyente

 


El carácter del Hijo en el creyente

«Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.» Juan 15:13

“Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer.” Juan 15:15

“En esto hemos conocido el amor, en que él puso su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por los hermanos.” 1 Juan 3:16

En la vida de Jesús, podemos ver muchas característica que resaltan: entre ellas está su coherencia, coherencia que nos permite apreciar precisamente el carácter de Jesús como Hijo, pues Jesús hablaba lo que escuchaba del Padre y hacia lo que veía del Padre, y esa coherencia es la misma que el Espíritu Santo quiere desarrollar en nuestras vidas, enseñándonos todas las cosas y recordándonos las palabras de Jesús, para que podamos reflejarlo, pues es necesario que lo que predicamos sea coherente con lo que practicamos, es necesario que haya coherencia entre nuestra creencia y nuestra vivencia, que lo que digamos sea congruente con lo que realizamos.

El hablar y el actuar de Jesús mostraban coherencia, lo cual nos manifiesta su carácter, por ejemplo Él les dijo a sus discípulos que nadie tenía un mayor amor que el poner su vida por sus amigos (Juan 15:13), y también les dejó claro que Él los consideraba sus amigos (Juan 15:15), para al final demostrarles con hechos, lo que decía con sus palabras, pues su amor por ellos fue demostrado en la cruz (1 Juan 3:16); y no solo por ellos, que eran sus amigos, sino también por sus enemigos, pues gracias a la obra en la cruz, toda la humanidad, que por causa del pecado se constituía enemiga de Dios, tuvo la oportunidad (para quienes creen en Jesús) que fuera reconciliada con Dios (Romanos 5:8-10).

Por eso en esa coherencia que caracteriza a Jesús, nos pide hacer lo mismo que él hizo: amar también a los enemigos. Por lo tanto, dejemos vivir a Cristo en nosotros, para también tener coherencia, y así cuando predicamos amar al prójimo podamos amar tanto a los amigos, como también a los que no lo son. Hermanos, los creyentes somos cartas abiertas, por medio de las cuales las personas pueden ver a Cristo, de ahí la importancia que al igual que Jesús nuestras vidas expresen coherencia, para decir y hacer lo que Cristo nos ha enseñado por medio de su Espíritu manifestando el carácter del Hijo en nuestras vidas.    Oración.

«Señor Jesús desarrolla tu carácter en mi vida, quiero ser coherente, que mi fe se vea reflejada en mi manera de vivir, que tu amor se manifieste en mi manera de hablar pero también en mi actuar, que cuando me vean, en realidad te vean a ti. Amen.

lunes, 17 de noviembre de 2025

La misericordia, otra característica de Cristo

 


La misericordia, otra característica de Cristo

“Misericordioso y clemente es Jehová; lento para la ira, y grande en misericordia” Salmos 103:8

“Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es misericordioso.” Lucas 6:36

En las sagradas escrituras encontramos muchos pasajes que nos hablan de la misericordia de Dios, uno de ellos es el Salmo 103:8 donde el salmista resalta este atributo maravilloso de Dios, gracias al cual nosotros como pecadores no recibimos lo que merecen nuestros actos, en cambio podemos ver y experimentar el perdón de Dios al arrepentirnos.

Cuando estudiamos la vida de Jesús, podemos ver en Él, el mismo carácter de su Padre Dios, por lo cual nos pide en Lucas 6:36 que seamos misericordiosos así como nuestro Padre Dios es misericordioso, invitándonos de esta manera a no pagar mal por mal, a no mirar la paja en el ojo del hermano, sino más bien en amor: a perdonar, a bendecir y no maldecir.

Cuando Jesús nos pide algo, Él mismo nos da ejemplo y nos enseña cómo hacerlo, así, en el caso de la misericordia, podemos ver una demostración hermosa en el relato que encontramos en Juan 8:1-11, en esta historia los escribas y fariseos traen a Jesús, a una mujer sorprendida en adulterio, y le dicen que la ley de Moisés ordena apedrearla; pero en un acto de amor y justicia único, el Señor, después de que todos se han ido, pues sus conciencias los acusaban de pecado, muestra su misericordia con dicha mujer al decirle “¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó? Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno; vete, y no peques más.” De esta manera la misericordia triunfó sobre el juicio como lo dice Santiago 2:13 “Porque juicio sin misericordia se hará con aquel que no hiciere misericordia; y la misericordia triunfa sobre el juicio”, pero es necesario aclarar que Jesús no pasó por encima de la ley, sino que él mismo llevaría el pago del pecado de aquella mujer en la cruz, tal y como dice Efesios 2:4-5 “Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos)”

Si vemos bien, aquella mujer estaba sentenciada a muerte, la ley era clara, sus obras hablaban por sí solas, pero en un acto de amor Jesús le mostró misericordia y le ofreció perdón, y una nueva oportunidad de vida al decirle “Ni yo te condeno; vete, y no peques más”. Hermanos, eso mismo es lo que debemos aprender: misericordia que obra por amor.  Oración.

«Señor Jesús, enséñame a ser misericordioso como tú, que en mi trato con mis semejantes pueda dar de tu amor y tu perdón. Amen.

domingo, 16 de noviembre de 2025

La humildad, otro distintivo del carácter de Cristo

 


La humildad, otro distintivo del carácter de Cristo

“Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.” Filipenses 2:5-8

A través de la Biblia encontramos cómo Dios nos llama a ser humildes, por ejemplo el Salmo 138:6a dice: “Porque Jehová es excelso, y atiende al humilde”; en Mateo 18:4 Jesús declara: “Así que, cualquiera que se humille como este niño, ese es el mayor en el reino de los cielos.”; y en Filipenses 2:3 Pablo nos exhorta “Nada hagáis por contienda o por vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo”

Hoy en día lastimosamente muchos creyentes no le han permitido al Espíritu Santo desarrollar la humildad de Cristo en sus vidas, así en vez de que sobresalga la humildad del carácter de Cristo, han seguido dejando que sea el viejo hombre, que es orgulloso y soberbio, el que tome el control en muchas situaciones de la vida diaria. Dios no quiere que sigamos viviendo así, pues esa no es la nueva vida que Cristo nos ha dado a los creyentes.

Pablo en su carta a los Filipenses les escribe para que tengan el mismo sentir que hubo en Cristo, refiriéndose precisamente a la humildad, ese rasgo importante del carácter de Jesús, enseñándoles que para esto es necesario despojarse de todo aquello que lleva a hacerlos sentirse más que los demás, por eso también en Filipenses 3:7-8 dice “Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo”.

Hermanos, aprendamos de Jesús, quien siendo Dios se hizo hombre y fue obediente a su Padre hasta la muerte y muerte de cruz, como está escrito en Filipenses 2:5-8 y atendamos al llamado que Dios nos hace por medio del Apóstol Pablo en Efesios 4:1-3 cuando dice: “Yo pues, preso en el Señor, os ruego que andéis como es digno de la vocación con que fuisteis llamados, con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, solícitos en guardar la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz”   Oración.

«Señor Jesús, te pido que tu humildad sea también un rasgo característico en mi vida, que en cada situación de mi diario vivir, seas tú, por medio de tu Santo Espíritu expresando esa humildad hacia los demás, para que muchos lleguen a ti. Amen.

sábado, 15 de noviembre de 2025

El amor, rasgo fundamental del carácter de Cristo

 


El amor, rasgo fundamental del carácter de Cristo

“Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.” Romanos 5:8

Cuando miramos a Jesús, en el momento más difícil de su vida, estando en la cruz, lo que vemos que salió de él fue amor, por eso ante la injusticia, las calumnias, los maltratos, las burlas pudo decir: «¡Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen!» (Lucas 23:34). Mostrándonos que podemos perdonar, gracias al amor como dice 1 Pedro 4:8 “Y ante todo, tened entre vosotros ferviente amor; porque el amor cubrirá multitud de pecados.”

Jesús estando en la cruz, tuvo tiempo de demostrar su amor por un pecador arrepentido y ante la súplica del ladrón su respuesta fue: «En verdad te digo, hoy estarás conmigo en el paraíso.» (Lucas 23:43).

Enseñándonos que aún en las circunstancias más adversas que tengamos que atravesar, podemos, por amor. ayudar a quien lo necesite, y la mejor forma de hacerlo es compartiendo del gran amor de Cristo.

Aun en esa situación tan difícil en la cruz, donde Jesús se estaba desangrando, estaba sufriendo y se estaba muriendo, pudo tener cuidado de su madre y su amigo expresando por amor «Mujer, he ahí tu hijo. He ahí tu madre.» (Juan 19:26-27). Recordándonos que el amor nos lleva siempre a pensar en los demás, y una manera práctica de demostrar amor, es seguir sirviendo a los demás, a pesar de las situaciones que estemos atravesando.

En la vida hay períodos difíciles, situaciones que nos llevan a estar bajo presión, circunstancias que generan estrés y nos conducen a reaccionar de diferentes maneras, así que preguntémonos ¿Cómo estamos reaccionando y qué está saliendo de nosotros cuando enfrentamos dichas circunstancias difíciles? Por ejemplo cuando somos tratados injustamente, ¿Cómo es nuestra reacción?, cuando nos maltratan y calumnian ¿Cómo respondemos?, ¿tratamos igual o peor a las personas que nos ofenden?

Hermanos, pidamos a Dios que su Santo Espíritu forme en nosotros el carácter de su Hijo, para que al igual que Jesús, cuando la vida nos ponga bajo presión, de nuestro interior lo que brote sea el amor de Dios, ese amor que llevó a Cristo a morir para salvar a los pecadores que en Él creyesen como dice Romanos 5:8.    Oración.

«Amado Jesús, gracias por tu gran amor, gracias por morir por mí en la cruz, gracias porque aunque no lo merecía, fuiste capaz de dar tu vida para que yo tuviera una nueva vida, una vida abundante, una vida que es eterna, tu vida. Amen.

viernes, 14 de noviembre de 2025

Los evangelios nos revelan el carácter del Hijo

 


Los evangelios nos revelan el carácter del Hijo

“Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego.” Romanos 1:16

“Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.” Juan 14:26

La palabra evangelio significa buenas nuevas, o buenas noticias, y estas buenas noticias o estas buenas nuevas hacen referencia a Cristo, pues las buenas noticias para la humanidad son que en Jesús hay perdón de pecados, salvación y vida eterna. Los evangelios nos muestran la preexistencia de Cristo, su nacimiento, vida, ministerio, obra, muerte y resurrección, nos revelan su carácter, y nos permiten ver el propósito de Dios para la humanidad por medio de su amado Hijo.

Los evangelios nos revelan claramente la ejecución del plan de salvación por parte de Dios para los hombres mediante la obra de Cristo en la cruz, con lo cual podemos apreciar esa vida con propósito que vivió Jesús, una vida que marcó un antes y un después, a tal punto que partió la historia de la humanidad en dos, por eso hoy podemos decir que estamos en el año 2025 después de Cristo.

Pero el impacto de Jesucristo no solo fue en la historia, sino en la vida de cada ser humano que se entrega por medio de la fe a Él, y sigue siendo tal, que hoy muchas personas que se encuentran vacías, sin esperanza, sin rumbo, desesperadas y angustiadas, encuentran en Jesús la solución para sus vidas, y es gracias al poder del evangelio que el mensaje de Cristo sigue llegando hasta lo último de la tierra, y sigue transformando la vida de la gente que por medio de la fe reciben a Jesús como Señor y Salvador.

Ahora bien es importante que sigamos compartiendo el evangelio, pues ahí se nos revela Cristo, su carácter, ese carácter que le permitió pasar por encima de las duras circunstancias que tuvo que afrontar, y que hoy a nosotros los creyentes al haber creído en Él, nos permite afrontar la vida de manera diferente, gracias a la nueva vida que es la de Cristo en nosotros. Por eso a medida que leamos y estudiemos los evangelios, el Espíritu Santo irá desarrollando el carácter de Cristo en nosotros para conformarnos a la imagen de Jesús.    Oración.

«Señor Jesús, gracias por tu Palabra, por el poder del evangelio, por medio del cual te revelas a nuestras vidas, gracias por tu Santo Espíritu, quien nos recuerda todo lo que tú has dicho, y nos transforma a tu imagen, desarrollando en nosotros tu carácter. Amen.

jueves, 13 de noviembre de 2025

Cristo nos permite tener el carácter del Padre

 


Cristo nos permite tener el carácter del Padre

“Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios; los cuales no son engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios.” Juan 1:12-13

Dios entregó las tablas que contenían los diez mandamientos a Moisés en el monte Sinaí, estos mandamientos estaban escritos por el propio dedo de Dios, indicándonos su importancia, y mostrándonos el designio que sería cumplido gracias a la obra de Cristo en la vida de cada creyente: que no fueran sólo mandamientos externos, sino que fueran parte del carácter de sus hijos, por eso es que en Ezequiel 36:26-27 Dios nos dice: “Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra.”

Esta verdad se cumple en la vida de todo aquel que recibe a Cristo como Señor y Salvador, pues es una promesa dada por Dios para todos los creyentes, y es maravilloso porque al creer en Cristo y en su obra de amor demostrada en la cruz y al recibirlo en nuestras vidas, se nos da el privilegio de ser adoptados como hijos de Dios.

Por lo tanto por la fe en Cristo somos hechos semejantes a Él, somos identificados con Él, se nos da su Santo Espíritu y también su carácter, para que ahora esos mandamientos se vuelvan parte integral de nuestras vidas formando nuestro carácter como creyentes.

Ahora bien, por el poder de la Palabra de Dios, al estudiar el carácter de Cristo, el Espíritu Santo nos llevará a que por amor vivamos esos mandamientos que ahora están escritos en las tablas de nuestro corazón para que los pongamos por obra.

“Porque: No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor.” Romanos 13:9-10. Por lo tanto hermanos, para apreciar ese cambio que trae la nueva vida en Cristo debemos comprender que es gracias a su amor que ahora tenemos un nuevo corazón que es el de Cristo latiendo en nosotros, por medio de su Santo Espíritu, quien anhela derramar su amor a través nuestro y por ende cumplir la ley amando a Dios y al prójimo.   Oración.

«Padre Dios, gracias por tu amado Hijo Jesús, mi Señor y Salvador, quien me ha dado su vida, vida que refleja tu carácter, gracias porque ahora en Cristo Jesús y por la obra de tu Santo Espíritu puedo reflejar tu amor en mi diario vivir. Amen.

miércoles, 12 de noviembre de 2025

Cristo cumplió la Ley, manifestando el carácter del Padre

 


Cristo cumplió la Ley, manifestando el carácter del Padre

“No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir.” Mateo 5:17

“Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.” Mateo 22:37-40

La Palabra de Dios testifica que Jesús nunca pecó, y así lo afirma 1 Pedro 2:22-23 «el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca»; también lo dice 1 Juan 3:5 «Y sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él»; y como lo declara Hebreos 4:15 «Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.»

Es maravilloso saber que nuestro Señor Jesucristo nunca pecó, por lo cual podemos afirmar que nunca transgredió la ley, pues como se nos enseña en 1 Juan 3:4 «Todo aquel que comete pecado, infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley.» Entonces debido a que Jesús nunca pecó, nunca transgredió la ley. Así que podemos estar seguros que la afirmación de Jesús que quedó consignada en Mateo 5:17 se cumplió a cabalidad, pues según sus propias palabras Él no había venido para abrogar la ley o los profetas, sino que había venido a cumplirlos.

Y es que al mirar y estudiar la vida de Jesús nos damos cuenta que Él cumplió la ley y los profetas, pues su vida fue una manifestación del amor de Dios, un reflejo del carácter del Padre. Jesucristo resumió toda la ley y los profetas en dos mandamientos, los que encontramos en Mateo 22:37-40, de ahí que el apóstol Pablo inspirado por el Espíritu Santo declara en Romanos 13:8-10 “No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley. Porque: No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor.” Por eso hermanos, ahora en Cristo podemos cumplir la ley, pues en Cristo aprendemos a vivir en amor reflejando así el carácter del Padre.    Oración.

«Señor Jesús gracias por tu amor demostrado en tu obediencia al Padre, gracias por hacer la voluntad de Dios cumpliendo esa maravillosa obra de salvación en la cruz, gracias porque tú nos muestras al Padre y nos llevas a tener su carácter. Amen.

martes, 11 de noviembre de 2025

El carácter del Padre nos permite comprender la Justicia de Dios

 


El carácter del Padre nos permite comprender la Justicia de Dios

“Dios es juez justo, y Dios está airado contra el impío todos los días.” Salmos 7:11

«Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.» 2 Corintios 5:21

Así como el amor es un rasgo característico del carácter del Padre, su justicia también lo es, y así como sus mandamientos nos dejan ver su amor, éstos también nos permiten conocer su justicia. El término justicia tiene varios sinónimos que nos permiten entender un poco mejor su significado, algunos son: rectitud, imparcialidad, equidad, honradez, razón, moralidad, ley; pero en cuanto a la justicia de Dios, es a través de la lupa del amor que podemos entender un poco más acerca de este rasgo del carácter de Dios.

Al referirnos a la lupa del amor, estamos hablando de apreciar la justicia de Dios teniendo presente también su carácter de amor, es decir podemos darnos cuenta, por ejemplo en los mandamientos de Dios, cómo éstos nos permiten ver los aspectos morales que deben regir al hombre, y que al estar dados como ley, deben cumplirse, pero como vimos en devocionales anteriores, estos mandatos fueron dados por amor, para que al cumplirlos el hombre refleje ese carácter de amor de Dios.

Además Romanos 7:12 dice «De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, y justo, y bueno», por eso cuando estos mandamientos son quebrantados entonces se levanta la voz de Dios defendiendo al amor, porque al infringir sus mandamientos se está ofendiendo al amor, y por lo tanto demanda justicia, por eso el Salmo 7:11 declara: “Dios es juez justo, y Dios está airado contra el impío todos los días”, pero su Santo Espíritu nos revela en Efesios 2:4-5 «Pero Dios, quien es rico en misericordia, a causa de su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo. ¡Por gracia sois salvos!” y aquí vemos en acción la justicia y el amor de Dios, pues es gracias a Cristo, que se satisface la justicia de Dios, y por amor, esa justicia nos es imputada a los creyentes como dice 2 Corintios 5:21 «Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.» Así que hermanos, estemos agradecidos con Dios, pues ahora en Cristo Jesús podemos cumplir los mandamientos de Dios, reflejando su amor y también su justicia.   Oración.

«Padre Dios, gracias por tu inmenso amor, ese amor eterno que en Cristo se manifestó, y que gracias a su obra de amor satisfizo tu justicia, para que al creer en Él pudiéramos ser hechos tus hijos, teniendo en nosotros también ese carácter justo y amoroso que tú tienes. Amen.

lunes, 10 de noviembre de 2025

El carácter amoroso del Padre con Israel y con la humanidad

 


El carácter amoroso del Padre con Israel y con la humanidad

“Cuando Israel era muchacho, yo lo amé, y de Egipto llamé a mi hijo. Cuanto más yo los llamaba, tanto más se alejaban de mí; a los baales sacrificaban, y a los ídolos ofrecían sahumerios. Yo con todo eso enseñaba a andar al mismo Efraín, tomándole de los brazos; y no conoció que yo le cuidaba. Con cuerdas humanas los atraje, con cuerdas de amor; y fui para ellos como los que alzan el yugo de sobre su cerviz, y puse delante de ellos la comida.” Oseas 11:1-4

Es maravilloso ver el carácter de amor del Padre Dios por su pueblo Israel, y muy triste observar cómo su pueblo, en muchas ocasiones no correspondió a su amor, el libro de Oseas 11:1-4 nos deja claro cuánto amor expresa Dios a su pueblo al decirle “Cuando Israel era muchacho, yo lo amé” y nos deja ver cómo los trataba como a hijos, pues enseguida declara “y de Egipto llamé a mi hijo” en contraste dice de su pueblo “Cuanto más yo los llamaba, tanto más se alejaban de mí; a los baales sacrificaban, y a los ídolos ofrecían sahumerios”, es como si esos mandamientos de Dios, dados en el monte Sinaí, hubieran entrado por un oído y salido por el otro, “No tendrás dioses ajenos delante de mí. No te harás imagen … No te inclinarás a ellas, ni las honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios” fue algo que se les olvido, o peor aún, que sabiéndolo no les importó, sin embargo podemos ver ese carácter de amor de Dios cuando dice: “Yo con todo eso enseñaba a andar al mismo Efraín, tomándole de los brazos; y no conoció que yo le cuidaba”, no se dieron cuenta que prácticamente esos mandamientos de amor, tenían la finalidad de protegerlos para que su corazón no se desviara tras dioses que no son dioses; pero a pesar de que Dios como un buen Padre les enseñaba y los cuidaba, ellos como un hijo rebelde se alejaban.

Sin embargo, Dios con todo seguía tratando de atraerlos con amor, por eso dice “Con cuerdas humanas los atraje, con cuerdas de amor; y fui para ellos como los que alzan el yugo de sobre su cerviz, y puse delante de ellos la comida.” Y eso es lo hermoso de Dios, de su carácter, que de igual forma hizo con nosotros y con la humanidad, pues su amor es tan grande que fue capaz de dar a su Hijo amado como pago por nuestros pecados para salvarnos (Juan 3:16), y atraernos con la cuerda de amor más grandiosa hacia Él: la entrega de la vida de Jesús en la cruz, así que hermanos correspondamos al amoroso carácter de Dios y dejemos que su Santo Espíritu desarrolle el carácter de Cristo en nosotros.    Oración.

«Padre Dios, gracias por tu gran amor, gracias por atraerme a ti con la cuerda de amor más maravillosa: la obra de tu hijo Jesús en la cruz, gracias por adoptarme como tu hijo, darme tu perdón, tu vida, tu identidad y un propósito para vivir, gracias por amarme. Amen.

domingo, 9 de noviembre de 2025

El amor del Padre en el Hijo, refleja el carácter de Dios

 


El amor del Padre en el Hijo, refleja el carácter de Dios

 “Mientras él aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd.” Mateo 17:5

“Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor. Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.” Juan 15:9-10

“El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.” Juan 14:21

El testimonio registrado en el libro de Mateo 17:5 cuando el Padre Celestial se revela, declarando el amor y la complacencia por su Hijo Jesús, nos muestra una vez más, ese carácter amoroso de Dios como Padre, que precisamente influyó en el carácter de su Hijo, como podemos verlo a través de los evangelios. Ahora bien, Jesús mismo confirmó ese gran amor de su Padre Dios manifestado en su vida, por eso declara en Juan 15:9 “Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor” y nos indica en el versículo siguiente, precisamente lo que Dios por medio de los mandamientos de Dios se conoce el carácter del Padre, tal como dice Juan 15:10 “Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.” De ahí la importancia de seguir el ejemplo que nos muestra Jesús de obedecer los mandamientos de Dios.

Podemos ver entonces cómo el amor del Padre se ve reflejado en el Hijo, y se manifiesta en su carácter por medio de la obediencia a los mandatos de Dios, y precisamente esa es la invitación que nos hace Jesús al decirnos: “El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ese es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.” Juan 14:21.

Hermanos, qué grandiosa revelación la que nos está dando Dios, mostrándonos que sus mandamientos son el reflejo del carácter amoroso como Padre Celestial, y la presencia de Cristo en nuestras vidas por medio de su Santo Espíritu nos lleva a obedecer sus mandamientos.   Oración.

«Padre Dios, deseo ver la manifestación de Cristo en mi vida, su expresión en mí, por eso te pido que desarrolles ese carácter de tu amado Hijo en mi vida y que por el poder de tu Santo Espíritu me lleves a obedecer por amor tus mandamientos. Amen.

sábado, 8 de noviembre de 2025

Lo que ofrece el mundo

 


Lo que ofrece el mundo

“Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.” 1 Juan 2:16

El mundo en la Biblia hace referencia al sistema caí­do, como consecuencia del pecado, hostil a Dios y que sigue su propia sabiduría, viviendo a la luz de su propia razón sin reconocer la Fuente de toda la verdad, vida e iluminación.

Este mundo intentará hacerte creer que necesitas satisfacer tus propios deseos, te creará necesidades que no tienes y te empujará a que te enfoques en ti mismo y no en Cristo.

El mundo caído tiene como características predominantes el orgullo y la codicia. El primero quiere llevarnos a que no reconozcamos nuestro estado y necesidad de Dios, el segundo quiere empujarnos a desear y poseer todo lo que resulta atractivo a nuestros sentidos físicos, como sucedió en el paraíso: “Y vio la mujer que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió; y dio también a su marido, el cual comió, así como ella.” (Génesis 3:6).

Además del orgullo y la codicia, el mundo quiere llevarnos a una falsa religión basada en el legalismo, el ascetismo y el ritualismo como débiles sustitutos de la verdadera adoración a Dios que debe ser en Espíritu y verdad (Juan 4:23-24); estos elementos de una falsa comunicación con Dios conducen a la esclavitud de la conciencia por medio de rudimentos y tradiciones humanas (Gálatas 4:9-10).

Pero nosotros, los creyentes en Jesús, tenemos al Espíritu de Dios habitando en nosotros y donde está el Espíritu hay verdadera libertad (2 Corintios 3:17), esto incluye al mundo y sus ideologías, por eso estamos llamados a cambiar nuestra forma de pensar y a no seguir las corrientes de este mundo, viviendo santa y piadosamente, sin mancha e irreprensibles, en paz, porque el mundo y sus cosas han de ser deshechas, pero nosotros esperamos, según sus promesas, cielos nuevos y tierra nueva, en los cuales mora la justicia. (2 Pedro 3:11-18)    Oración.

«Padre, nada quiero de este mundo, pues lo único que llena mi vida es tu amor derramado en mi corazón por medio de Cristo, quita de mí todo mal deseo y por medio de tus promesas enséñame a disfrutar desde hoy de mi posición eterna, en Jesús. Amén.  

viernes, 7 de noviembre de 2025

¿A QUÉ SABE LA PALABRA DE DIOS?

 


¿A QUÉ SABE LA PALABRA DE DIOS?

“Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.”, hebreos 4:12

“Andad sabiamente para con los de afuera, redimiendo el tiempo. Sea vuestra palabra siempre con gracia, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno.” Colosenses 4:5-6

Cuando no hemos probado un plato delicioso, del cual nos hablan, ¿cómo vamos a conocer su verdadero sabor? O si lo hemos probado, pero hace tiempo no lo hacemos, ¿sólo nos conformaríamos con recordarlo? Por supuesto que no, queremos probarlo realmente, disfrutarlo, hasta quedar saciados.

Así mismo, lo maravilloso de la Palabra de Dios va más allá de que esté escrita en un libro; lo especial es que se revela a cada uno de nosotros por medio de nuestra vida. Cada vivencia propia en la Palabra muestra que nuestra fe es real. Cuando experimentamos lo que Dios es y Dios hace, es real en nuestra vida, nos vamos a sentir gozosos y los demás lo van a notar.

De nada sirve tener la Biblia abierta y colocada en el centro de nuestra sala. Sólo es útil si está guardada en nuestro corazón. Leerla como un rito o costumbre, o por una penitencia que busca el favor de Dios no servirá de nada. Ella funciona cuando la estudiamos profundamente y la obedecemos.

Cuando experimentamos lo que cada principio, enseñanza y promesa hace en todas las áreas de nuestra vida; cuando observamos que empezamos a tener paciencia, a tener gozo y paz, cuando nuestras relaciones con los demás empiezan a cambiar, cuando examinamos nuestro corazón y vemos que actuamos como el nuevo hombre que ha sido liberado por Cristo, entonces la Palabra se hace viva y eficaz.

Hermano, Dios quiere revelar su poder, su gloria y amor, por medio de nuestras vidas, así que nos está llamando a que volvamos a la Palabra de Dios, la escudriñemos y la coloquemos en práctica; Él anhela que la experimentemos en nosotros mismos, que probemos su sabor. Ella tiene un sabor especial y extraordinario para cada uno de nosotros.  Oración.

"Señor, que tu Palabra sea manifestada en mi vida, que cada principio que tú me enseñas se haga evidente en mi carácter, que mi fe sea la prueba más sólida de que tú existes y tu amor sea expresado a los demás por medio de mi vida. Amén. 

jueves, 6 de noviembre de 2025

Los diez mandamientos nos permiten conocer el carácter del Padre.

 


Los diez mandamientos nos permiten conocer el carácter del Padre.

“Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él” 1 Juan 4:16b

“Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.” Mateo 22:37-40

Cuando se nos habla de los diez mandamientos pensamos que son solo leyes del antiguo testamento que fueron dadas al pueblo de Israel, pero la realidad es que estos mandamientos son más que leyes, pues reflejan las profundidades del carácter de Dios, afirmación que podemos declarar gracias a que en 1 Juan 4:16 se nos indica que “Dios es amor”, y gracias a que sabemos que lo que fue entregado a Moisés en el monte Sinaí fueron mandamientos escritos por la propia mano de Dios (Éxodo 31:18 y Deuteronomio 5:22), para que los hombres también pudieran reflejar el carácter de Dios por medio del amor como lo declara Mateo 22:37-40.

Los diez mandamientos los encontramos en el Antiguo testamento, en Éxodo 20:1-17 y Deuteronomio 5:6-21, que como dijimos son un reflejo del carácter de nuestro Padre Dios, y determinan la manera de relacionarnos con Él y con nuestros semejantes; así los cuatro primeros rigen nuestra relación de amor con Dios y los otros seis nuestra relación de amor con el prójimo.

Por eso cuando Jesús responde a la pregunta de ¿cuál es el gran mandamiento en la ley?, contundentemente dice que es “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente”, dirigiéndonos a esos cuatro primeros mandamientos que nos relacionan con Dios; pero no se queda ahí, sino que agrega: “Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo” conduciéndonos a los otros seis mandamientos, para finalizar diciendo que: “De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas” guiándonos, sin lugar a dudas, a darnos cuenta que el propósito del Padre con los diez mandamientos era llevarnos a conocer su carácter de Amor, para que de la misma manera nuestras vidas reflejaran ese carácter, tanto al relacionarnos con Él cómo al relacionarnos con otras personas.   Oración.

«Padre Dios, gracias por tus mandamientos, porque a través de ellos me muestras tu gran amor, porque en ellos está reflejado tu carácter, y me ayudan a ser más como tú. Que tu amor sea un rasgo característico que me identifique, te lo pido en el nombre de Jesús. Amen.