martes, 30 de abril de 2024

Yo quiero ser un vaso nuevo

 Yo quiero ser un vaso nuevo

«Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios; Tu buen espíritu me guíe a tierra de rectitud». Salmos 143:10
«Palabra de Jehová que vino a Jeremías, diciendo: Levántate y vete a casa del alfarero, y allí te haré oír mis palabras. Y descendí a casa del alfarero, y he aquí que él trabajaba sobre la rueda. Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano; y volvió y la hizo otra vasija, según le pareció mejor hacerla. Entonces vino a mí palabra de Jehová, diciendo: ¿No podré yo hacer de vosotros como este alfarero, oh casa de Israel? dice Jehová. He aquí que, como el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano, oh casa de Israel. En un instante hablaré contra pueblos y contra reinos, para arrancar, y derribar, y destruir. Pero si esos pueblos se convirtieren de su maldad contra la cual hablé, yo me arrepentiré del mal que había pensado hacerles, y en un instante hablaré de la gente y del reino, para edificar y para plantar». Jeremías 18:1-9
Cuando oramos al Padre y le decimos a Dios «hágase tu voluntad». ¿Será que estamos dispuestos a permitir que Dios haga su voluntad en nosotros? Si es así dejemos que nuestro Padre pula entonces todas las áreas difíciles de nuestra vida, tome todas nuestras cargas y aún cambie nuestros planes. Permitamos que su cincel rompa todo aquello que no le agrada de nosotros y que con su pincel de amor pinte en nuestro interior los sentimientos y deseos más hermosos que formen su carácter y nos hagan mejores personas.
Si el alfarero que es una simple criatura tiene la facultad de tirar un vaso echado a perder, Dios nuestro Creador puede desechar al que se muestre infiel a su elección y levantar a otro en su lugar. Romanos 9:20-21 dice: “Mas antes, oh hombre, ¿quién eres tú, para que alterques con Dios? ¿Dirá el vaso de barro al que lo formó: ¿Por qué me has hecho así? ¿O no tiene potestad el alfarero sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para honra y otro para deshonra?”. Aquí el alfarero representa el soberano poder de Dios y sus justos juicios, pero recordemos que Dios es un Padre misericordioso y de nuevas oportunidades, y quiere que los hombres se arrepientan de sus pecados y vuelvan a sus caminos.
Somos barro y el Señor tiene poder sobre nosotros y sigue trabajando para convertirnos en una vasija útil, sin embargo, debemos arrepentirnos para no endurecernos como el barro, y ser quebrantados o destruidos.
Recordemos que conforme el alfarero moldea o da forma a una vasija de barro en su rueda, a menudo van apareciendo defectos, tiene el poder sobre el barro para sacar lo defectuoso y volver a moldearlo. Asimismo, Dios tiene poder para volver a darnos forma y conformarnos según sus propósitos, por eso no debemos ser pasivos sino mover nuestra voluntad para ser más receptivos con lo que Dios quiere de nosotros, en la medida que lo permitamos Dios vuelve a darnos forma para que seamos vasijas valiosas.
Estas palabras de Jeremías son un reto para poner más atención, porque quizás Dios está tratando de decirnos algo para cambiar nuestra conducta y obedecerlo. Oración.
«Señor, gracias porque a través de tu Palabra soy exhortado a examinar mi vida y ver qué tengo que cambiar, quiero ser un vaso nuevo, moldeame a tu imagen, tú eres mi Alfarero y sabes lo que necesito dejar, para crecer en tu carácter. Gracias por perfeccionar tu obra en mí vida. En el nombre de Jesús, Amén.

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