domingo, 28 de abril de 2024

¿Vivo el reino de Dios en mi vida?

 


¿Vivo el reino de Dios en mi vida?

“No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo”. Juan 17:15-16

Lo normal del mundo no es lo normal en el reino de Dios. Por eso al hablar de esa diferencia tenemos que renovar nuestra mente y quizás conducirnos al arrepentimiento, a una genuina conversión cuando nos exponemos a la verdad de su Palabra. Porque quizás hemos estado pensando como el mundo piensa y hemos dejado de pensar como Dios lo hace y de hacer su voluntad.

Cuando estamos en Cristo debemos recordar que estamos en el mundo, pero no somos del mundo. Fuimos llamados a marcar la diferencia, pero solo podemos hacerlo si consolidamos nuestro carácter cristiano, teniendo consistencia como ciudadanos de su reino.

1 Corintios 4:20 nos dice “Porque el reino de Dios no consiste en palabras, sino en poder”. La consistencia del reino no es que tengamos mucho conocimiento, sino que vivamos el poder de su Palabra, cuando la conocemos y la aplicamos a nuestra vida. Es dar evidencia de que estamos viviendo bajo sus principios y obedeciéndolos.

Pablo nos hace un llamado en Romanos 12:1-2, a renovar nuestro entendimiento, a no conformarnos a lo normal de este mundo sino a vivir lo normal del reino de los cielos; ya que por nuestro nuevo nacimiento tenemos acceso a su reino y podemos desarrollar luz personal, porque Jesús lo dijo en Mateo 5:16: “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”. La pregunta es: ¿Se nota que somos del reino de Dios o son sólo apariencias?

Tres evidencias que demuestran lo normal del mundo son: el pecado, la enfermedad y la muerte. La Biblia dice que este mundo está bajo el maligno en 1 Juan 5:19 “Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno”. Toda la naturaleza está bajo maldición, el pecado produce enfermedad y la enfermedad produce muerte. Es importante tener en cuenta esto porque hay mucha gente que no se da cuenta que el pecado se ha vuelto su norma.

Todo esto tenía que ser limpiado con la sangre del Cordero cuando Jesús viniera por primera vez como el “postrer Adán” (1 Corintios 15:45). Jesús comenzó su obra de restauración en la cruz y va a terminarla uniendo al cielo con la tierra nuevamente, esto será en su Segunda Venida cuando quite totalmente el pecado de nuestras vidas. Mientras tanto si estamos en pecado, si vivimos enfermos o nos acostumbramos a estarlo, si siempre tenemos miedo de la muerte es lo normal para el mundo caído, pero no es lo normal para el que está en el reino de Dios, debemos reflexionar bajo qué gobierno nos estamos sometiendo, arrepintámonos y volvamos al Señor.  Oración.

«Señor, quiero una transformación interna e influenciar a mi familia y a mi entorno; siendo esa luz que alumbra con las buenas acciones que glorifican tu santo nombre. Ayúdame a vivir los principios del reino de los cielos, obedeciéndolos, sometiéndome a tu señorío y gobierno, me vuelvo a ti en arrepentimiento, renueva mi mente porque quiero hacer tu voluntad. En el nombre de Jesús, amén.

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