sábado, 27 de abril de 2024

Regocijémonos en el Señor siempre

 Regocijémonos en el Señor siempre

“Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos! Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca”. Filipenses 4:4-5
“Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían. Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron. Despertando el carcelero, y viendo abiertas las puertas de la cárcel, sacó la espada y se iba a matar, pensando que los presos habían huido. Mas Pablo clamó a gran voz, diciendo: No te hagas ningún mal, pues todos estamos aquí. Él entonces, pidiendo luz, se precipitó adentro, y temblando, se postró a los pies de Pablo y de Silas; y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa”. Hechos 16:25-31
La palabra regocijarse viene del griego “jaíro”, que significa estar alegre, calmadamente bien, gozoso. Tenemos un mandato que cumplir, además es un verbo imperativo, lo que quiere decir que debemos hacerlo, aunque no estemos pasando por el mejor momento. Parece una contradicción manifestar gozo en tiempos de prueba, pero la lógica nuestra no es la de Dios. El gozo es un fruto del Espíritu Santo, y si permanecemos llenos y controlados por Él, pase lo que pase a nuestro alrededor no debemos perder nuestra alegría.
Dios manifiesta su gloria y poder a través de nuestras situaciones difíciles; Pablo nunca nos va a decir que hagamos algo que él no haya experimentado bajo las mismas circunstancias. Pablo y Silas habían comenzado la iglesia en Filipos, fueron arrestados, azotados, los metieron en la celda más segura y además en un cepo. Más ellos no se quejaron, no maldijeron, sino que comenzaron a cantar alabanzas a Dios, entonces sobrevino un gran terremoto que sacudió los cimientos de la cárcel y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron. ¡Dios obra poderosamente en medio de las alabanzas de su pueblo!
Él hace cosas tremendas cuando decidimos regocijarnos en Él. Recordemos 2 crónicas 20:21-22 “Y habido consejo con el pueblo, puso a algunos que cantasen y alabasen a Jehová, vestidos de ornamentos sagrados, mientras salía la gente armada, y que dijesen: Glorificad a Jehová, porque su misericordia es para siempre. Y cuando comenzaron a entonar cantos de alabanza, Jehová puso contra los hijos de Amón, de Moab y del monte de Seir, las emboscadas de ellos mismos que venían contra Judá, y se mataron los unos a los otros”. Mientras el pueblo cantaba, el Señor tendió una trampa al enemigo y lo destruyó, haciendo que cada uno se volviera contra su compañero en el campo de batalla.
La alabanza tiene poder, por eso si estamos atravesando momentos difíciles, hagamos como Pablo o el pueblo de Israel, regocijémonos en el Señor. Permitamos que el Espíritu Santo afirme nuestros corazones y nuestros pensamientos en su Palabra y creamos que Él puede cambiar una situación difícil en una gran bendición. El carcelero recibió la salvación junto con toda su familia, y el pueblo de Israel fue liberado de sus grandes enemigos por la mano de Dios.
Junto con el regocijo Pablo también nos pide ser amables: “vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres”. Esa manifestación de amabilidad, es una cualidad del carácter de Cristo que debe ser reconocida por otros en nosotros. Una variante de gentileza se traduce como “ternura”, en referencia a Cristo, 2 Corintios 10:1a dice “Yo Pablo os ruego por la mansedumbre y ternura de Cristo”; esta palabra tiene el sentido de paciencia y también el de comprensión para con la situación de los demás y misericordia al juzgarlos. En consecuencia, aunque los otros no siempre sean correctos con nosotros, les mostraremos amabilidad.
Este pasaje nos recuerda que el Señor está cerca, hoy con más ímpetu debemos manifestar el carácter de Cristo para ganar más personas para el reino de los cielos; que una de esas características sea estar gozosos siempre, pensemos cuántas cosas cambiarían si decidimos regocijarnos en medio de nuestros problemas. Oración.l
«Señor Jesús, este año mi meta es que tu carácter sea formado en mí, con el poder y la gracia de tu Santo Espíritu. Hoy me enseñas que el gozo nada tiene que ver con las cosas materiales, ni con las circunstancias externas; porque la felicidad no depende de cosas, ni de lugares, sino de estar en ti Señor. Eres mi gozo, mi fortaleza y mi cántico, has sido mi salvación, por eso me regocijo en ti. No permitas que alguna situación me arrebate el gozo que me has dado. Amén.

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