miércoles, 30 de marzo de 2022

Preservando la comunión

 

Preservando la comunión


“Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros” Colosenses 3: 12-13.

Cuando la Palabra de Dios nos dice “vestíos” se refiere a la disposición de apropiarnos por fe de toda virtud que Cristo, al derramar su Espíritu en nosotros, nos dio ya. No se trata de fingir o esforzarnos por hacer algo que no tenemos en nuestro interior, sino que su amor está realmente presente en todo creyente y nos corresponde entregarlo sin vacilar a nuestros hermanos.

Por lo tanto, nuestra comunión debe ser evidenciada cuando nuestro hermano nos necesita, ya sea que esté pasando por un mal momento, por una enfermedad, por un problema económico o incluso si ha caído en un pecado, pues ¡es exactamente en este punto cuando nuestro amor y cuidado deben ser evidenciados aún más!

 

No es fácil soportar ni perdonar, pero la clave está en comprender que también nosotros podemos en algún momento caer en cualquier situación, y necesitaremos una mano llena de comprensión con un trato amable y amoroso. “Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado” (Gálatas 6:1), espíritu de mansedumbre se refiere a una comprensión profunda con mucha ternura y humildad, colocándonos en en lugar del otro. Eso fue lo que hizo Cristo, colocarse en nuestro lugar y dar su vida por nosotros, para darnos libertad de nuestros pecados.

Entonces sigamos lo que contribuye a la paz y a la mutua edificación, demostrando nuestra comunión unos con otros con la mejor actitud posible, llenos de la gracia de Cristo, para que el mundo sepa que Cristo está en nosotros (Romanos 14:19, Juan 17:23).  Oración.

«Padre, gracias por qué de tu amor he sido lleno para ahora manifestarlo teniendo comunión con mi familia de la fe, con la guía de tu Espíritu y su llenura, quiero dar evidencias de las virtudes de Cristo a través de mi vida, siendo sensible y comprensivo ante cualquier situación de mis hermanos. En el nombre de Jesús, amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

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