viernes, 3 de abril de 2020

Con Cristo la tristeza se convierte en gozo


Con Cristo la tristeza se convierte en gozo
“También vosotros ahora tenéis tristeza; pero os volveré a ver, y se gozará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestro gozo”. Juan 16:22
¿Quién no ha vivido momentos de crisis?, quizás ahora mismo estés pasando por tristeza, ansiedad, sentimientos de vacío, pérdida de interés, desesperanza, pesimismo, culpa e inutilidad, pero no permitas que aniden en tu corazón, pues son señales de peligro que pueden causar depresión. Hay algo que comenzó a adueñarse de tu vida, de tus acciones, tus emociones y tu mente. Muchos se apasionan por las finanzas, por un deporte, una relación, aún su pasado, etc., hasta el punto de llegar a la obsesión, luego a la frustración seguida de la depresión.
Las estadísticas dicen que más de trescientos millones de personas en el mundo sufren de depresión, y muchos llegan al suicidio. Esto es también una pandemia de la humanidad, con una gran diferencia de otra enfermedad, porque la depresión la ocultamos o no se ve y nos encerramos a llorar a solas, no la manifestamos como se hace con cualquier otra enfermedad. En el siglo veintiuno la soledad va en aumento, cada día trae más ansiedad, pues priorizamos más el hacer que el ser. Surge la pregunta ¿Cómo nos liberamos de esto? Muchos buscan un libro tras otro sin encontrar solución definitiva a su problema.
La verdad, es que la mayoría de las personas no logran superar su depresión, y se refugian en el alcohol, las drogas y mucho más. Pero Jesús promete transitar el camino de la vida junto contigo, y promete que nunca te dejará, ni se olvidará de ti. Él te dice: “aunque vosotros estéis tristes, vuestra tristeza se convertirá en gozo”. Juan 16:20b.
Jesús comprende las preocupaciones de la vida. Sabe que muchas veces cometemos errores y vivimos con las consecuencias de ello, y como Él entiende la profundidad de nuestro dolor, ofrece guiarnos a través del camino de la vida.
1 Pedro 5:7 dice: “echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros”. Al entregar tus preocupaciones a Jesús, la tristeza se convertirá en alegría y tu lamento en baile.
Dios nos da el espacio para expresar nuestra queja, pero esa queja debe tener un límite porque la queja no es una oración. Cuando oramos sin queja, descubrimos que el gozo viene de Dios y es un gozo que permanece para siempre. Oración.
«Amado Jesús, en momentos de tristeza viene a mí tu Palabra y me dice: “Pero alégrense todos los que en ti confían; den voces de júbilo para siempre, porque tú los defiendes; en ti se regocijen los que aman tu nombre”; y se alienta mi alma y mi corazón se regocija en ti, el Dios de mi Salvación, pues te has llevado mi tristeza y me has colmado de tu gozo, Gracias Señor. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

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