domingo, 1 de mayo de 2022

El verdadero conocimiento de Dios

 


El verdadero conocimiento de Dios

“El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él; pero el que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él. El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo” 1Juan 2:4-6.

“Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” Efesios 4:13.

Este pasaje habla de conocer a Dios, de estar con Dios y permanecer en Dios, lo que implica tener una relación personal con Él; y este debe ser el anhelo de nuestro corazón. San Agustín decía “Nos creaste para ti, Señor, y nuestro corazón andará siempre inquieto mientras no descanse en ti”.

Antes había muchas líneas de pensamiento sobre el conocimiento de Dios; los griegos estaban convencidos que podían llegar a Dios por medio del razonamiento y búsqueda intelectual, posteriormente trataron de encontrar a Dios en la experiencia emocional y esto dio a luz religiones misteriosas, llevando a las personas a un punto de expectación y sensibilidad emocional. Esto no era conocer a Dios ni sentir a Dios, era solo una experiencia pasajera.

Para los judíos el conocimiento de Dios no era por especulación humana ni por una experiencia en las emociones, sino por la propia revelación de Dios. Esta manera también está relacionada con el cristianismo; Dios se ha revelado a sí mismo por medio de su palabra, haciéndose conocer como un Dios santo, una santidad que conlleva, al que lo conoce, a la obediencia de sus mandatos. Por eso, Juan nos dice que el conocimiento de Dios se puede demostrar solamente por la obediencia a Él.

Para nosotros, los que creemos en Jesús, conocer a Dios es experimentar su amor en Cristo y devolver ese amor con obediencia. La única manera de demostrar que somos obedientes y estamos unidos a Cristo es imitándolo, Juan lo expresa así “El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo”. El que pretenda permanecer en Dios debe vivir entonces de la misma manera como Jesús vivió.

Juan plantea dos principios aquí: el conocimiento debe llevar a la obediencia y la unión debe llevar a la imitación, lo que debe impulsarnos cada día a andar en santidad, no tomando a la ligera el pecado ni permitiendo que alguna situación nos induzca a él.

El conocimiento de Dios debe afectar nuestro diario vivir para poder andar como Él, en amor, en misericordia, en santidad, entre otros. Juan se deleita en decir que Jesús es el hombre modelo que debemos imitar, entonces debemos pedirle al Señor que nos ayude a crecer a su estatura espiritual.   Oración.

«Amado Dios, gracias porque me desafías a tener una vida digna al llamado que he recibido, me estimulas a crecer en amor y conocimiento de tu palabra para que sea obediente a tus preceptos; gracias porque me has dado tu revelación para querer vivir como Jesús, con humildad, gentileza, santidad, amor y misericordia. Quiero que cuando otros observen mi vida puedan verte a través de mí. En Cristo Jesús, amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

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