viernes, 6 de diciembre de 2019

Con mi voz clamaré a Jehová


Con mi voz clamaré a Jehová
“Con mi voz clamaré a Jehová; con mi voz pediré a Jehová misericordia. Delante de él expondré mi queja; delante de él manifestaré mi angustia. Cuando mi espíritu se angustiaba dentro de mí, tú conociste mi senda. En el camino en que andaba, me escondieron lazo. Mira a mi diestra y observa, pues no hay quien me quiera conocer; no tengo refugio, ni hay quien cuide de mi vida. Clamé a ti, oh Jehová; dije: Tú eres mi esperanza, y mi porción en la tierra de los vivientes. Escucha mi clamor, porque estoy muy afligido. Líbrame de los que me persiguen, porque son más fuertes que yo”, Salmo 142:1-6
David luego de escapar de la espada de Saúl, huyó a la cueva de Adulam, éste fue el lugar de refugio para vivir como fugitivo. Adulam significa refugio, pero la cueva no iba a ser el refugio de David, pues Dios mismo quería ser el refugio de David en este tiempo de angustia y soledad.
La cueva estaba cerca del lugar donde David había derrotado a Goliat, donde tuvo la gran victoria sobre los filisteos; se detiene ahora allí mismo, huye como un criminal, y desde allí compone el Salmo 142, en el cual describe el desánimo de su corazón y expone su queja y manifiesta su quebranto.
En la cueva, Jehová lo fortaleció y le preparó para lo que tenía que continuar. David ora a Dios con un corazón contrito y humillado, él dice: “Clamaré al Dios Altísimo, al Dios que me favorece. Él enviará desde los cielos, y me salvará de la infamia del que me acosa; Dios enviará su misericordia y su verdad.” (Salmo 57:2-3). Y continúa alabando a Dios con todo su corazón.
Con frecuencia pensamos que primeramente tenemos que salir de nuestra cueva para luego glorificar a Dios. No importa cuáles sean nuestras angustias y circunstancias, desde allí alabemos y glorifiquemos a Dios, Él conoce nuestra senda, y Él cumplirá su propósito en nosotros como lo hizo con David, lo ungió y lo constituyó en rey de Israel. Oración.
Amado Dios, he buscado refugios equivocados en medio de mi aflicción y quebranto, pero ahora vengo a ti, consciente de mi necesidad, y clamo a ti oh Jehová, tú eres mi esperanza, tú eres mi castillo y mi porción en la tierra de los vivientes. Escucha mi voz con que a ti clamo y llena mi vida de tu presencia. Te amo Señor, amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

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