lunes, 9 de abril de 2018

Contacto con el salón del trono


Contacto con el salón del trono
Como hijo de Dios usted tiene plena autoridad para ponerse en contacto con El -el Soberano del universo- siempre que lo desee. Dios está en todo momento en su trono celestial, sin embargo, por medio de la oración, usted cuenta con el mismo acceso a su presencia que pueda tener cualquier ángel o arcángel; no necesita esperar a que se le invite, ya está invitado. Tampoco tiene que fijar una cita con anterioridad; se le ha autorizado acercarse a Dios al instante. El jamás está demasiado ocupado para escucharle, ni demasiado absorto para contestarle. Cuando uno se dirige al Señor del universo esto cambia por completo. Jesús expresó: "Cuando oréis, decid: Padre nuestro..." (Lucas 11:2). En este caso no hay títulos que uno no se atreva a omitir por miedo a deshonrar a Dios; ni frases recomendadas que hagan más sagrada o segura de respuesta su oración; cormo tampoco palabras oficiales que se tenga la obligación de utilizar. Cuando la reina Isabel visitó la India, seleccionaron a una niñita para que le diese un ramo de flores. Durante semanas enteras la pequeña estuvo practicando exactamente cómo debía hacer la reverencia y cómo retirarse de su majestad para no darle la espalda (y sin  caerse); pero usted puede tener la certeza de que a los hijos de la soberana no se les imponían tales restricciones. Cuando usted ora, se acerca a Dios como hijo suyo. No necesita esperar a que un ángel le introduzca, ni tratar de hacerse más aceptable. Tampoco tiene que preparar cuidadosamente lo que quiere decir. Simplemente, viene a El tal y como es, le habla con sinceridad y le dice cómo se siente y lo que desea. No hay postura para orar más sagrada que otra. Usted es hijo de Dios y Él está ansioso y dispuesto para oírte la necesidad que ay en tu corazón  

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