miércoles, 29 de abril de 2015

FILIPENSES 3:12-21

FILIPENSES 3:12-21


Caminar con Cristo



Despues de valorar como desecho las glorias de su pasado en el judaísmo, en comparación con la excelencia de conocer a Cristo, Pablo exhorta a los creyentes a seguir firmemente hacia su caminar a la vida cristiana.

Cristo, el único camino Caminar continuamente hacia el propósito (vers. 12-14)
El creyente nunca debe creer que ya llegó, a no ser que esté a punto de morir. A pesar de estar en la cárcel y no saber que será de su futuro el Apóstol está listo para desechar todo lo que ha logrado y no quedarse dormido en sus "laureles". Está listo para salir a la carrera de la vida cristiana; está como en un partidor con una meta clara en mente; está en la proyección de alcanzar aquello por lo cual Cristo lo salvó; está con el premio en sus pensamientos.

Caminar en un mismo sentir (vers. 15-16).
Una de las características de la persona que ha alcanzado la madurez ( perfección) es que sabe claramente el propósito de Dios para su vida y se ha consagrado en caminar en ello. Pero otra de las características de aquellos que han alcanzado la madurez s que están dispuestos en mantenerse firmes en la causa de Cristo aunque esto signifique la posibilidad de perder la vida. Y si todavía no tienen claro totalmente el propósito, por lo menos deben consagrarse en la medida de la revelación que tienen, mientras ésta se completa.

Caminar escogiendo a quien imitar ( vers. 17-19). Pablo les suplica que escojan bien a quien imitar. Deben imitar a aquellos que como Pablo, están consagrados al propósito y están dispuestos a dar su vida por la obra de Cristo. Por el contrario no deben imitar a aquellos que sólo se sirven a sí mismos para comer y beber, teniendo su mente en lo terrenal. Uno de los conceptos del Apóstol es que el líder debe presentarse como un modelo correcto que los creyentes deben imitar.

Caminar en su nueva ciudadanía (vers. 20-21). El Apóstol los exhorta a vivir de acuerdo a su verdadera ciudadanía. Ser ciudadano de Filipos era un orgullo grande en su tiempo pues existían pocas excepciones como Filipos que concedían a sus nativos la ciudadanía romana. Pero Pablo los anima a no valorar tanto esta ciudadanía como la que tenemos en los cielos de donde vendrá nuestro Rey. Nos dará un cuerpo glorioso y sujetará así mismo todas las cosas.

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