Permanecer
“Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede
llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si
no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en
mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis
hacer.”, Juan 15:4-5
“Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros,
pedid todo lo que queréis, y os será hecho. En esto es glorificado mi Padre, en
que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.”, Juan 15:7-8
A menudo se piensa que la clave para un buen vino reside en
las uvas, pero la verdad es que la calidad comienza mucho antes, en la propia
planta de la vid. También es clave el trabajo que hace el viñador, además de
otros factores.
Pero el elemento esencial, es que el pámpano no da fruto por
sí mismo (el pámpano son los nuevos brotes verdes que cada temporada surgen en
los sarmientos y acogen nuevas hojas, además de los frutos.). El pámpano se
nutre de la vid, es decir, depende totalmente del resto de la planta para
sobrevivir, crecer y dar fruto.
Así mismo, nosotros, como el pámpano, solo permaneciendo “en”
Cristo, llevamos fruto. Porque el fruto realmente no es de nosotros, es el que
produce su vida increada actuando en nosotros. Es su paz, amor, gozo y todo el
fruto expresado en nuestras vidas. (Gálatas 5:22-23).
La pregunta clave en la que tenemos que reflexionar es ¿cuándo
no permanecemos en Cristo? La respuesta la trae el contexto de Gálatas 5:16-17,
y es cuando andamos en la carne.
Como creyentes aún tenemos una naturaleza carnal, esto es,
mente y cuerpo heredada de Adán, pero ahora, cuando recibimos a Cristo, tenemos
esta nueva naturaleza espiritual, a la cual se opone nuestra carne. Entonces
nuestra misión como cristianos es permanecer en la nueva naturaleza otorgada,
no dando lugar a la antigua naturaleza, como lo dice Gálatas 5:16.
Esto en la práctica, implica negarnos a nosotros mismos, a
nuestros propios deseos, pensamientos y voluntad, para que la nueva naturaleza
se exprese libremente. Por esto el capitulo de Gálatas 5:1 inicia con: “Estad,
pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra
vez sujetos al yugo de esclavitud”.
Se trata entonces, de que la verdadera libertad está en estar
unidos a Cristo y permanecer en él. Esto trae a nosotros el ser sustentados,
crecer y dar fruto.
Ser sustentados, pues él nos provee, sana y protege.
Crecer, pues él es el que nos alimenta con su Palabra, nos
edifica para conocerle más.
Y finalmente, dar fruto, mostrando a Cristo mismo en
nosotros, para que el Padre sea glorificado en el Hijo y nosotros en él. (Juan
14:13) Oración.
«Padre, me separo de ti andando en mí mismo, pero ahora puedo
andar en el Espíritu para que Cristo sea expresado en mí, quiero negarme a mi
propio yo, para experimentar en todo tiempo el tesoro que me has otorgado por
medio de la fe; que seas glorificado Padre amado cuando llevo mucho fruto
permaneciendo en Cristo. Amén
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