Necesitamos verlo espiritualmente
“Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que
hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras
manos tocante al Verbo de vida”, 1 Juan 1:1
“(porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos,
y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos
manifestó); lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también
vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es
con el Padre, y con su Hijo Jesucristo. Estas cosas os escribimos, para que
vuestro gozo sea cumplido.”, 1 Juan 1:2-4
Esta historia real, nos enseña también una verdad espiritual:
necesitamos oír, ver, palpar, experimentar con nuestros sentidos espirituales lo
que Dios quiere que conozcamos, respecto a su Hijo, a Jesús. Para que al
experimentar por medio de la fe, podamos disfrutar del gozo y plenitud de su
presencia.
No nos podemos quedar como oyentes de una historia, sino,
tener una experiencia real con Dios. Pero, ¿qué fue lo que oyeron, vieron,
contemplaron y palparon los apóstoles con respecto al Hijo de Dios que se
encarnó?
La vida misma de su Hijo, el Padre la manifestó colocándola
en nuestro espíritu. La trajo al lugar santísimo de nuestro tabernáculo
interior, uniéndonos a su Hijo. (1 Juan 1:2).
Esta vida de la que ellos dan testimonio, ahora se manifiesta
en cada uno de nosotros, ellos a la verdad la vieron físicamente, pero solo
hasta que la vieron espiritualmente, cuando recibieron al Espíritu Santo,
pudieron entender verdaderamente y ser testigos al tocar, percibir y tener esa
vida en ellos, entonces les fue quitado el velo.
Necesitamos ver espiritualmente, si lo experimentamos nunca
nuestra vida va a ser igual, porque esa realidad manifestada en nosotros es
transformadora. Los que vieron esa realidad dieron su vida por lo que les fue
revelado; nos corresponde entonces, tomar nuestra cruz y seguirle para que esa
vida se manifieste plenamente.
Entonces, ¿Qué fue lo que vieron ellos, que tenemos que ver
nosotros?, una vida en nosotros, la vida de Cristo que se debe expresar
plenamente para que nuestro gozo sea completo.
Oración.
«Padre, la vida de Cristo en mí la colocaste para que al
manifestarse por medio de mí, esa verdadera vida sea para gloria de tu nombre,
y todo el fruto de tu Espíritu evidencie que me has trasladado de la oscuridad
a la luz verdadera. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario