jueves, 15 de septiembre de 2022

Ser. Parte 2

 

Ser. Parte 2

“Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no sat


isfagáis los deseos de la carne.” Gálatas 5:16

Un hombre verdaderamente espiritual es aquel que su hombre interior es fortalecido por el Espíritu Santo, a fin de dejar la carnalidad.

Pero, ser espiritual tiene que ver con la voluntad, es nuestra decisión; ya que, como un Padre amoroso que enseña a su hijo a fortalecer su ser y a obedecer, Dios nos dotó de voluntad para que, ahora en Cristo, nuestra voluntad actúe en comunión con el Espíritu Santo y seamos guiados a la madurez espiritual, a no vivir como vivíamos antes, como dice la escritura “entre los cuales también todos nosotros vivimos en otro tiempo en los deseos de nuestra carne, haciendo la voluntad de la carne y de los pensamientos, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás.” (Efesios 2:3).

Sin embargo, la vida cristiana no se trata de que para ser espirituales debemos aislarnos en una especie de monasterio, sino de permitir ser guiados por el Espíritu en todo lugar a donde vayamos y en donde estemos.

Como nos enseña el versículo de hoy, es un andar continuo, pues la palabra griega traducida para “andad” es peripatéo, que alude a un andar permanente, caminando constantemente con el Espíritu, para que por el Espíritu hagamos morir las obras de la carne, “porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis. Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios.” (Romanos 8:13-14).

Lo que somos determina lo que hacemos y lo que tenemos.

Priorizar el ser sobre el tener y el hacer, como consecuencia de ser en Cristo, también impacta nuestra vida diaria: ser padre, ser esposo, ser hijo, ser un hermano; pues en contraste, cuando dedicamos más tiempo al tener y al hacer dejamos de ser hombres espirituales y terminamos dejando de último lo que Dios nos ha dado, afectando nuestra familia y nuestras relaciones.

Así que, ¿cómo está tu ser?   Oración.

«Padre, en todo lugar y en todo momento, quiero ser sensible a la voz de tu Espíritu; hoy me dispongo a escucharte, Santo Espíritu, para que el carácter de Cristo sea moldeado en mí y para hacer la voluntad del Padre, amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

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