martes, 2 de noviembre de 2021

Un paso de Fe

 

Un paso de Fe


«Más a la cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar. Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: ¡Un fantasma! Y dieron voces de miedo. Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo; yo soy, ¡no temáis! Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento. Entonces los que estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios. Mateo 14:25-33

Al igual que Pedro, debemos salir de nuestra barca, dejar la comodidad para poder hacer la obra de Dios. Dar este paso es atemorizante, pero Él nos guiará a las bendiciones. Cuando damos un paso de fe, abrimos la puerta para que Dios obre en nuestras vidas sobrenaturalmente. Quizás no caminemos sobre las aguas, pero sí caminaremos a través de situaciones adversas y grandes desafíos que nos presenta la vida. Si nos concentramos en las olas de las circunstancias difíciles que se levantan cerca de nosotros sin buscar la ayuda de Dios, también terminaremos desesperados y hundiéndonos.

Cuando dejamos de mirar a Cristo para mirar lo grande de las dificultades que se nos oponen, empezaremos a desfallecer, pero cuando le invocamos, Él extiende su brazo y nos salva. Cristo es el gran Salvador. Por eso cuando nos hallamos zozobrando en los conflictos de esta vida, hundidos en nuestra desesperación, es cuando debemos ir a Él y clamar pidiendo salvación.

Permitamos a Dios que nos levante con su diestra, como dice Salmos 20:6 “Ahora conozco que Jehová salva a su ungido; lo oirá desde sus santos cielos con la potencia salvadora de su diestra”. Dejemos que nos instruya con su Palabra para dar fruto. Jesús nos enseñó en Mateo 13:23 “Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por uno”.

Pidámosle a Jesús que nos toque con la presencia poderosa de su Espíritu para transformar nuestro entorno como lo hizo Él en su ministerio terrenal. Dice Hechos 10:38 “cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él”.

Solo así podremos mantener nuestra fe en medio de las tormentas, tengamos los ojos puestos en el poder de Cristo y no en nuestra incapacidad. No es en nuestra fuerza, ni con nuestra inteligencia, es con el poder de su Espíritu. Apropiémonos de Zacarías 4:6b “No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos”.   Oración.

«Señor, gracias por permitir extender tu evangelio a través de este medio. Dios amoroso ayúdame a caminar en fe cuando escuche tu llamado al servicio y enfrente los desafíos de la vida. Haz que no mire mi debilidad y flaqueza, sino que ponga mi mirada en tu poder, porque todo lo puedo en ti que me fortaleces. En Cristo Jesús. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

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