lunes, 22 de noviembre de 2021

La más sublime revelación de Dios

 


La más sublime revelación de Dios

“Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas”. Hebreos 1:1-3

Dios siempre ha hablado a la humanidad desde tiempos antiguos; es un Dios que ha buscado al ser humano para tener una relación con Él y lo ha hecho de diversas maneras, a veces por instrucciones o por sueños o por visiones y por su influencia divina a través de los profetas que lo percibieron de diferentes formas. Pero no nos cabe duda que la más sublime revelación de Dios es el evangelio hecho a través de su Hijo Jesucristo y que supera todo lo anterior.

Colosenses 1:15 nos dice que “Jesús es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación”. Cristo en su naturaleza humana es la revelación visible del Dios invisible, por eso le dijo a sus discípulos que quien lo ha visto a Él ha visto al Padre. Al contemplar el poder, la sabiduría y la bondad en la persona de Jesús también contemplamos el poder, la sabiduría y la bondad de nuestro Padre celestial.

El Hijo vino de la eternidad y todas las cosas fueron creadas por Él y para Él, todo lo sustenta por la Palabra de su poder, veamos Juan 1:1-3 “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho”. Él es la última y la más sublime manifestación de Dios, como lo dijo el apóstol en Juan 1:18 “A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer”.

Jesús sustentó con amor inagotable su obra redentora en la cruz, su sufrimiento tuvo tal mérito que satisfizo la demanda de justicia del corazón de Dios; llevó sobre su cuerpo todos nuestros pecados que ofendieron al Padre y nos tenían separados de Él. La mayor revelación de todas es Jesucristo, quien habiendo terminado la redención ahora está entronizado a la diestra de Dios.

Nunca podremos estar suficientemente agradecidos de que Dios nos haya hablado de la salvación en tantas formas y con claridad creciente, siendo nosotros pecadores; por eso, hoy te invito a que nos inclinemos ante Él en admiración, gratitud y alabanza, porque Jesús es digno de toda honra y gloria.    Oración.

«Gracias Padre celestial por amarme incondicionalmente. Buscaste, de tantas maneras, revelarte al mundo para que yo te pudiera conocer a través de Jesucristo y me has dado tu salvación. Mi corazón te adora y se llena de alabanza por tu Hijo amado que se entregó en mi lugar en esa cruz, a Él toda la gloria, la honra y la alabanza por los siglos de los siglos, Amén.           Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.                                          

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