jueves, 2 de septiembre de 2021

Teme a Dios y vive sabiamente

 


Teme a Dios y vive sabiamente

“El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre”. Eclesiastés 12:13

«Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría». Salmo 90:12

La vida está diseñada para que tengamos una relación personal con Dios. No podemos vivir plenamente sin Él, Eclesiastés lo resume de esta manera en este versículo: “El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre”. Estamos llamados a depender absolutamente de Él. Por eso debemos aferrarnos a su voluntad, que es buena, agradable y perfecta. Dios nos creó para ser felices y ser el objeto de su amor, pero los seres humanos decidimos separarnos de nuestro Padre celestial, queriendo vivir a nuestra manera. Nuestra vida está incompleta, porque no podemos caminar en este mundo sólo con dos dimensiones cuando fuimos diseñados con tres: espíritu, alma y cuerpo.

Podemos relacionarnos con Dios, con nuestro espíritu, pero si éste está muerto por causa de nuestro pecado, no podemos conocer el amor de Dios, ni el plan que tiene para cada uno de nosotros. El autor de Eclesiastés después de haber experimentado todo lo que un ser humano puede hacer en esta vida, empieza este capítulo dando un consejo a los que apenas están comenzando a vivir, que dice: «Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: No tengo en ellos contentamiento» Eclesiastés 12:1.

La verdad es que nada debajo del sol puede satisfacer el corazón humano, solo Dios. Por eso es una invitación a volver a acercarnos a Él y a relacionarnos debidamente con nuestro Creador. Porque algún día envejeceremos y tendremos que evaluar cómo hemos vivido, si realmente fuimos felices y cumplimos con nuestro propósito aquí. Si tenemos a Dios, entenderemos que nuestro cuerpo se desgasta, pero el espíritu y el alma regresan a Él, que fue quien lo dio, como dice Eclesiastés 12:7 “y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio”.

Este cuerpo es simplemente una tienda de campaña en la que vivimos temporalmente, es la envoltura externa de nuestro ser, pero el espíritu regresa Dios, cuando hemos creído y vivido para Él. La vida sin Dios, es un verdadero vacío si la estamos viviendo nada más que para el aquí y el ahora. De ser así, algún día descubriremos que todo lo que tenemos en nuestras manos no fue nada más que un puñado de cenizas, y que delante de nosotros, se encuentra toda una eternidad.

Alguien dijo una vez: “Cuando era niño reía y lloraba, y el tiempo se arrastraba; cuando era joven soñaba y hablaba, y el tiempo andaba; cuando llegué a la madurez, el tiempo echó a correr; cuando llegué a la vejez, el tiempo voló veloz; y muy pronto, al seguir mi andar, el tiempo desapareció.» En otras palabras, la vida es muy corta para no vivirla bien y la única manera es conociendo a nuestro Dios, temiéndole, reverenciándole en adoración y obediencia.   Oración.

«Amado Dios, gracias por ayudarme a evaluar la manera como he vivido hasta hoy y entender que no puedo estar separado de ti. El fuego de mi juventud comenzará a extinguirse y abrigaré la edad madura, si es tu voluntad, por eso enséñame a vivir en tu temor, reconociendo que el plan que diseñaste para mí, en esta tierra, es el mejor. Quiero obedecer tu Palabra viviendo sabiamente y con mi corazón cerca de ti. En el Nombre de Jesús. Amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

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