domingo, 27 de junio de 2021

Vino nuevo en odre nuevo

 


Vino nuevo en odre nuevo

“Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; porque tal remiendo tira del vestido, y se hace peor la rotura. Ni echan vino nuevo en odres viejos; de otra manera los odres se rompen, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero echan el vino nuevo en odres nuevos, y lo uno y lo otro se conserva juntamente.” Mateo 9:16-17

Cuando recibimos a Cristo, somos hechos nuevas criaturas; un nacimiento espiritual que cambia nuestro corazón, pues: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”. (2 Corintios 5:17). Si todo es hecho nuevo, no debemos pensar que podemos seguir practicando las antiguas costumbres del viejo hombre, que nos impulsaban a satisfacer nuestros propios deseos, mezcladas con nuevas cosas.

Por esto, la Palabra de Dios nos enseña que en cuanto a la pasada manera de vivir, nos despojemos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, cambiando nuestra forma de pensar y colocándonos el ropaje de la nueva naturaleza creada según Dios en la justicia y santidad de la verdad (Efesios 4:22-24), es decir nos ha sido dada la justicia y santidad de Cristo.

A esto se refiere el Señor Jesús cuando habla del vestido viejo al que se le pone un remiendo nuevo y del vino nuevo que se echa en odres viejos, se trata de un cambio total, realizado por Dios que debemos aceptar y experimentar día tras día, no un cambio parcial donde guardamos cosas antiguas con cosas nuevas.

Nuestro corazón debe ser un odre nuevo, lleno de toda la gracia y el amor de Dios, despojándonos de viejos hábitos como la mentira y de todo pecado que nos asedia; este nuevo hombre el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno (Colosenses 3:9-10). Ahora tomemos nuestro lugar, como hijos obedientes no nos amoldemos a los malos deseos que teníamos antes, cuando vivíamos en la ignorancia sin Cristo, sino que seamos santos en todo lo que hagamos, pues santo, santo, santo es el que nos llamó. (1 Pedro 1:14-15) Oración.

«Padre amado, tú me has dado una nueva naturaleza por la fe en Cristo, has colocado en mi tu Santo Espíritu para darme la fuerza y la voluntad de vivir en obediencia. Hoy quiero, motivado por el gran amor que me diste, despojarme completamente del viejo hombre y renunciar a los malos deseos del mundo, a viejos hábitos y a todo pecado que asedia mi vida, para vivir en la santidad que me has otorgado en Cristo Jesús, amén.   Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

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