martes, 6 de abril de 2021

Mi fuente de amor

 

Mi fuente de amor


“En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados.” 1 Juan 4:10

¿Tal vez en alguna ocasión nos hemos admirado o sorprendido por lo que somos o hacemos?

Hay momentos en donde nos detenemos a observar y reflexionar lo que ha sido nuestra vida, y así como hay ocasiones en las que nos avergonzamos por nuestro actuar, hay otras tantas en las que decimos “¿eso lo hice yo?, no lo puedo creer, ¡qué bien!” Y eso está bien, pero puede pasar que nos quedemos fijándonos en nosotros, o peor aun llevándonos la gloria de lo que no nos corresponde.

La Escritura dice: “Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo.” 1 Corintios 15:10. Hermanos, no podemos olvidar de dónde nos rescató Dios, de cuán incapaces éramos de hacer el bien en nuestra fuerza, estábamos muertos en nuestros delitos y pecados (Efesios 2:1), pero Él, por el puro afecto de su voluntad, nos amó primero y envió a su Hijo en sacrificio por nuestros pecados, nos hizo nuevas criaturas en Cristo y derramó su amor en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha dado. Entonces, a partir de este punto, ya no somos nosotros, nuestras capacidades, nuestra inteligencia o nuestras buenas intenciones, sino que es Él viviendo a través de nosotros, porque “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, más vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.” (Gálatas 2:20)

Es decir que, todo lo bueno de nosotros es Cristo en nosotros. Si ahora tenemos la capacidad de amar, aún a nuestros enemigos, es porque disfrutamos de la fuente de amor verdadero, su amor derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo (Romanos 5:5). Si somos pacientes, bondadosos, pacificadores, humildes, amables, etc., es porque a través de nosotros se está manifestando el fruto del Espíritu Santo (Gálatas 5:22-23). Así que, bendito, alabado y adorado sea nuestro Padre Dios hoy y siempre por toda la gracia y el amor que ha derramado en nosotros, que son nuestra fuente para amar verdaderamente, toda la gloria y la honra sean sólo para Él.  Oración.

«Padre de la gloria, sé que todo lo bueno que hay en mí eres tú, tu Santo Espíritu que mora en mí y me da el poder para hacer todo de acuerdo con tu voluntad y no a los deseos de mi carne; recibe Dios bueno, toda la gloria y la alabanza por tu gracia que me permite ser lo que soy ahora en Cristo. Amén.    Difundiendo el mensaje de Jesucristo.

¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

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