martes, 25 de febrero de 2020

Sin fe es imposible agradar a Dios


Sin fe es imposible agradar a Dios
 “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan”. Hebreos 11:6
“Por la fe Rahab la ramera no pereció juntamente con los desobedientes, habiendo recibido a los espías en paz”. Hebreos 11:31
Dios muchas veces utiliza a personas con una fe sencilla para lograr sus grandes propósitos, no importa qué tan insignificantes parezcan. Rahab, una prostituta pagana que apenas había escuchado de Dios y que tenía un vago conocimiento de Él, sabía de la presencia de los hebreos al otro lado del Jordán, de sus logros obtenidos en el desierto y de la inminente toma de Jericó por parte de ellos. Entonces decidió engañar a los militares de su propio pueblo, para proteger a los espías que se habían hospedado en su casa en Jericó. Su fe era inmadura y aunque mintió diciendo que habían pasado por allí y que ya se habían ido, los tenía escondidos en el terrado de su casa para protegerlos del peligro de muerte. Dios usó su incipiente fe para llevar a cabo su obra. Ella estaba convencida de la supremacía de Jehová y de la protección que el Dios de los hebreos le daría por haber ayudado a los suyos, por eso, hizo un juramento con los espías, esperando la promesa de ser protegida el día en que Jericó fuese tomada. Su casa daba contra la muralla que protegía la ciudad, hizo que ellos salieran de noche por una ventana que daba hacia el campo, los espías dejaron un listón rojo como una señal visible de la promesa de seguridad para ella y su familia, el día de la conquista.
Dios los dirigió providencialmente hacia la única persona que creía en Él, por su fe los recibió en paz. Fue una buena obra de fe que la justificó. Fe que se puso por encima del temor y que la hizo aventurarse por el Dios de los israelitas y que le agradó a Él.
La verdad, es que nuestra fe es indispensable y vital si deseamos agradar a Dios. Nuestra fe no sólo es creer en Dios sino creerle a Él y a sus promesas. Una fe que nos impulsa a buscarlo de corazón y a descansar en su presencia.
La fe y el creer, sin duda se relacionan, pero la fe es más que creer, va de la mano con la acción que nos lleva a la obediencia. La fe es la sustancia de nuestra confianza en Dios, es tener plena seguridad de que recibiremos lo que esperamos, aunque ahora no lo veamos.
Si deseamos agradar a Dios, es esencial que creamos que existe, pero también que es galardonador de los que le buscan. Oración.
«Señor, sé que la fe en perspectiva implica creencia, acción, confianza y obediencia para poder tener una relación sólida y segura contigo. Por eso deseo agradarte buscándote de todo corazón, convencido de que siempre estás ahí esperando que me presente delante de ti y confiando en que cumplirás tus promesas. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
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