sábado, 22 de febrero de 2020

Cuando nuestra fe se convierte en una semilla.


Cuando nuestra fe se convierte en una semilla.
 “Y reprendió Jesús al demonio, el cual salió del muchacho, y éste quedó sano desde aquella hora. Viniendo entonces los discípulos a Jesús, aparte, dijeron: ¿Por qué nosotros no pudimos echarlo fuera? Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible”. Mateo 17:18-20
Dios tiene una manera de resolver nuestros problemas y todo depende de cómo nuestra fe se convierte en una semilla. En esta analogía cuando sembramos una semilla, Dios cambia su naturaleza, de modo que llega a ser una planta, el poder de la vida surge en esa tierna y joven matica, de manera que una gruesa capa de tierra no impide que brote y crezca.
Jesús dice que nuestra fe en Dios es como una semilla. Cuando ponemos nuestra fe en acción es cuando depositamos en el Señor toda nuestra confianza, nuestra situación toma una naturaleza totalmente nueva y se convierte en un milagro en potencia. ¿Cuál es el monte que debemos remover en nuestra vida? ¿La soledad, pérdida de un trabajo, una enfermedad, una relación rota, dificultades en el hogar o alguna otra cosa?
Romanos 12:3 nos dice que todos poseemos una medida de fe y no importa que tan pequeña pueda ser, debemos usarla. Esta fe cobra vida al oír la Palabra de Dios. La fe crecerá en la medida que nos alimentemos de su Palabra, y sólo así el Espíritu Santo transformará radicalmente nuestra manera de pensar y comenzaremos a declarar las promesas de Dios.
Poner nuestra fe en acción es apropiarnos de sus promesas, hablándole a ese obstáculo o monte para que se quite del medio y poder observar cómo actúa Dios. Lo que humanamente se nos vuelve imposible de manejar, sólo Dios lo puede resolver y lo hará con el creyente que se deleite en su Palabra, que conoce cuál es la potestad, poder, voluntad, propósito y provisión de Dios para su vida y que ora de acuerdo a la voluntad de Dios. Como dice Mateo 10:1 “Entonces llamando a sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y para sanar toda enfermedad y toda dolencia”.
Orar por un milagro constituye una invitación al Espíritu Santo para que se manifieste al utilizar y declarar las promesas de Dios sobre nuestras vidas. Oración.
«Señor Jesucristo, gracias por todas las cosas buenas que has preparado para mí, por darme una medida de fe que es la llave que libera los recursos del cielo para enfrentar cualquier situación de mi vida. Ayúdame a mantener mi fe viva y activa confiando en tus promesas y llamando las cosas que no son como si fuesen. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.

No hay comentarios:

Publicar un comentario