jueves, 4 de mayo de 2017

Salmos 7:10-13https://lh3.googleusercontent.com/lOQBKqFYhWgSKx02tpRbYU1E0B3Rv7rOqG6y8RJUgnDmVuzq9jtwhR_ae5i0MuNZD4IWK7S2n2AqfzodSUqV24AVpY6ZRS88OkHWIxUXaTDZrmUCeZPw0WuhcEpI-uuT09q9bqGUYQDObxAsKIGHvc9d2U2A30-oE60G6in8gw98e7NwJ-WKby5D1YpJboa44dZBaCPjrxa0x_oIWYFwr-5jAD7Xvju7TOPHG7X7BDJy2T0r4HVodwqqu9Oe3xPdcB2Jl1O1ZpoFUSMWGZFqOCpEaRwK4bSlieNHIfGzVFIbdllcrWnI_u4WNBL996exo26Fp6QQp0GF-DMI-U7GoN_-Vbqgl83BjXzxBepHMcMtDxkio0Us_TNehm0VYtAFdtLwJm886A_A_W-v7TtMYmad_J44x23pXNsHN9c3HdejON17Uxmg9ggGl-_SGKnTJXaMWMXnjPfOlZMyFLpQUH_luUguIzolXkEAdfnokZU8V_PD0aI4ykVRh9PkXUvlCeS6NkAby6NRAaB-DS_iWwilL26PD9Bf1nUZu-Gysd9uhOKLAk_oqE6FgdPY6sqSSme-R4sfj-15yfq9IcCvf2FxmutEGQRhU_8p1GI-15fIgYcX4QKtbg=w960-h720-no


Salmos 7:10-13

Mi escudo está en Dios, que salva a los de corazón recto. Dios es un juez justo, un Dios que en todo tiempo manifiesta su enojo. Si el malvado no se arrepiente, Dios afilará la espada y tensará el arco; ya ha preparado sus mortíferas armas; ya tiene listas sus llameantes saetas.

Muchas veces leemos pasajes como estos y nos emocionamos. ¡Perfecto! Dios está a cargo. Él tiene el control y yo voy a dejar que Él se encargue de todo. De Él es el juicio. En Él tengo mi esperanza. En Él tengo mi escudo. Pero pasa el tiempo y comienzas a dudar nuevamente. Recibes alguna noticia o simplemente pasa algo que pareciera te regresa al punto de partida. Nuevamente comienzas a dudar sobre lo que está pasando e incluso cuestionas si realmente Dios castiga al malvado. ¿Ya te identificaste? La realidad es que Satanás no quiere que te acerques a Dios y mucho menos que crezcas espiritualmente. La biblia nos explica en Efesios 6 que tenemos una lucha contra fuerzas malignas. En otras palabras: Satanás y sus demonios. Ellos buscan constantemente estorbar en tu relación con Dios. Sutilmente se meten en tu vida y tus pensamientos. “No merece que lo perdones”. “Tú mereces más que eso”. “Para este momento deberías estar en una mejor situación”. “Tú has sido bueno, merece un castigo”. Y así pasan los pensamientos por tu cabeza. Pensamientos que no agradan a Dios y van en contra de su voluntad puesto que, Él, siendo Dios se hizo hombre sin merecerlo. Sufrió sin merecerlo. Te perdonó sin merecerlo. Te amó sin merecerlo. ¿Lo puedes entender? Ahora puedes darte cuenta que esos pensamientos y sentimientos no provienen de Él y, por lo tanto, debes desecharlos. No. No regresaste al punto de partida. Ese es un engaño. La realidad es que ya has avanzado y simplemente hay altibajos en tu camino. No pares. Persevera y recuerda constantemente que Jehová es tu escudo. Acude a Él. Pide consuelo a Él. Pide paz a Él. Es normal que tengas tropiezos y dudas. Cuando esto pase, recuerda este pasaje. Dios es escudo de los justos y saetas para los injustos. Si has decidido por Él, vas por buen camino. Sigue así. No desmayes ni titubees.

Oración

Padre: en verdad agradezco tu palabra y la misericordia que tienes conmigo al permitirme conocerte y poner mi esperanza en Ti. Gracias por darme dirección. Gracias por abrir caminos. Te pido pongas perdón y amor en mi corazón para con mi prójimo sin importar que lo merezcan o no. Yo quiero obedecerte y sé que esto te agrada. Transforma mi mente y mis pensamientos para que estén siempre alineados a tu palabra. Te lo pido en Cristo Jesús. Amén

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