miércoles, 7 de octubre de 2015

Salmos. 50:1-23

Salmos. 50:1-23
50.1.Dios juzga a quienes lo toman a la ligera. Primero, habla a la gente que aparenta ser religiosa y que realiza sus sacrificios solo en forma automática (50.1-15). No honran a Dios con una alabanza y gratitud verdaderas. Segundo, reprende a las personas duras de corazón y malvadas ya que sus palabras perversas salen de bocas mentirosas y vidas inmorales (50.16-22). A los que son superficialmente religiosos les pide una confianza y gratitud sinceras. A los malvados les advierte considerar sus obras, para que no les destruya en su enojo.

50.1-4 Este salmo comienza como si Dios al fin estuviera listo para juzgar a los malvados de la tierra. Pero de repente, leemos que la gran furia de Dios se dirige contra su propio pueblo (o al menos hacia los que dicen ser suyos). El juicio de Dios debe comenzar con los suyos (1Pe_4:17).

50.5-9 La naturaleza moral perfecta de Dios demanda el juicio del pecado con la muerte. Una persona podía ofrecer un animal a Dios como un sustituto de sí mismo, simbolizando así su fe en la misericordia y el perdón de Dios. Sin embargo, ¡el pueblo ofrecía sus sacrificios y se olvidaba de su significado! El propio acto del sacrificio mostraba que alguna vez estuvieron de acuerdo en seguir a Dios con todo el corazón. Pero ahora sus corazones ya no estaban allí. Nosotros podemos caer en este mismo patrón cuando participamos en actividades religiosas, diezmos, o asistimos a la iglesia por hábito o por conformismo y no por obediencia y amor sinceros. Dios quiere justicia y no rituales vacíos. la obediencia a Dios. Es adoración a Dios y ay que hacerlo en Espíritu y en verdad 

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