miércoles, 4 de enero de 2012

La analogía del vaso para beber


La analogía del vaso para beber
Nuestra vida es como un vaso para beber; está hecha para ser llena y usada. Hemos sido creados para "contener" a Dios. Tenemos que ser canales
para su Espíritu Santo aquí en la tierra, no como un tubo de desagüe, sino como depósito que contiene suficiente como para cubrir toda necesidad en
que se requiere la vida y el poder de Dios.
(1) Un vaso sucio y manchado
¡Nunca darías un vaso asía alguien que necesitase beber! El vaso necesita ser limpiado a fondo y enjuagado antes de poderlo usar. Mucha gente no
conoce el poder del Espíritu Santo dentro de ellos porque su vida es como un vaso sucio. Necesitan ser limpiados antes de poder ser llenos, porque
el Espíritu Santo es agua pura y limpia. Dios lo ha hecho posible por medio de Jesús para que nuestra vida sea limpiada de toda su inmundicia
interior. Algunos de nosotros parecemos estar sin mancha desde afuera, pero todos necesitamos limpieza en lo profundo de nuestro corazón (1 Samuel
16:7).
(II) Un vaso agrietado
Nunca soñarías en darle a alguien de beber en un vaso agrietado. Probablemente tirarías el vaso, pero Dios nunca hace esto: El sana las grietas.
Mucha gente se siente incapaz de abrirse a nadie porque están agudamente conscientes de sus grietas. La vida y las circunstancias muchas veces les
han dado golpes severos, hasta tal punto que parecen incapaces de recuperarse. Dios en su poder, les puede tocar y hacerles ilesos (Mateo 9:12). Durante
todo el ministerio de Jesús aquí en la tierra, sanó a aquellos que tenían la vida agrietada, es decir, aquellos que sufrían enfermedad, dolor, soledad y
daño. Jesús fue capaz de traerles el poder de Dios y sanarles, y cuando fueron sanados El fue capaz de enviarles en el poder de Dios con una fuerza
nueva, para que ya no necesitasen vivir en su problema o enfermedad. Dios quiere hacer lo mismo por nosotros: quiere traer sanidad y perdón en el
poder de la cruz y resurrección de Jesús, y luego quiere llenarnos con su vida y poder por medio del Espíritu Santo para que podamos continuar
el ministerio de Jesús en nuestro día y época (Juan 14:12).
(III) Un vaso invertido
Por supuesto, nunca puedes llenar un vaso que está invertido todo el tiempo. Es necesario que nosotros abramos nuestros corazones y nuestras
mentes para que Dios nos llene. Necesitamos estar receptivos. Es imprescindible que tengamos buena disposición y voluntad de nuestro espíritu
para recibir el Espíritu Santo de Dios. El no forzará su entrada en nuestra vida.
Los vasos son hechos para ser llenos. Un vaso que nunca ha contenido líquido nunca ha realizado el propósito para el cual fue hecho. Nosotros
también somos hechos para ser llenos. La gente nunca ha conocido la plenitud del poder de Dios por medio del Espíritu Santo en su vida, de la
misma manera que nunca ha llevado a cabo el propósito para el cual fueron creados.

No hay comentarios:

Publicar un comentario