Ya no más vidas desordenadas y vacías
“Salmón engendró de Rahab a Booz, Booz engendró de Rut a
Obed, y Obed a Isaí.” Mateo 1:5
Quizás conoces la historia de Rahab, y si no, podríamos
resumir su vida antigua en una sola palabra: ramera. Qué triste que esa sea la manera
de describir o de definir a una mujer que fue creada por Dios, no para
dedicarse a esto, sino para glorificarle (Isaías 43:7)
En lo poco que conocemos de la vida de Rahab podríamos
deducir que su vida antigua fue desordenada y vacía, y esto me recordó lo que
dice Génesis 1:2 “Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas
estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de
las aguas.”. Cuando la tierra se encontraba desordenada y vacía ¿qué hizo Dios?
Comenzó a ordenarla y llenarla, lo mismo podríamos decir que hizo con Rahab,
pues vemos en Mateo 1:5 que esta mujer pasó de ser ramera, a casarse con
Salmón, y esta unión en matrimonio dio como resultado a un pequeño bebé, Booz,
el bisabuelo del rey David.
Lo anterior debe llevarnos a pensar en que Dios es experto en
ordenar y llenar aquellas vidas que se encuentran allá fuera desordenadas y
vacías; tú y yo fuimos testigos de ello, pero para poder que esto se cumpla en
la vida de aquellos que andan en el mundo sin Dios, debe haber un valiente que
proclame Su palabra, pues cuando Dios proclama Su palabra, llega Su luz a
iluminar y echar fuera las tinieblas que en aquél viejo hombre había (Génesis
1:3) y una vez esto sucede se crea una nueva vida para Cristo. Oración.
«Gracias Señor Jesús por darme una nueva vida, una vida con
propósito pues ¿Qué habría sido de mí si tú no hubieses llegado a ordenarla y
llenarla? Señor toda la gloria es para ti pues me has dado tu gracia y
misericordia. Amén.
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