domingo, 30 de junio de 2024

Compartir el amor de Cristo

 Compartir el amor de Cristo

“Hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” Efesios 4:13
“Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor.” 2 Corintios 3:18
“Nuestras cartas sois vosotros, escritas en nuestros corazones, conocidas y leídas por todos los hombres; siendo manifiesto que sois carta de Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón.” 2 Corintios 3:2-3
Como veíamos en devocionales anteriores, contar con la ayuda del Espíritu Santo es indispensable para corresponder correctamente al amor de Cristo, de igual forma, la ayuda del Espíritu de Dios es primordial para compartir el amor de Cristo, pues Él es quien hace la obra en el creyente para llevarnos a alcanzar la estatura de nuestro Señor Jesucristo. (Efesios 4:13) y es quien nos transforma de gloria en gloria hasta llegar a ser la imagen de Jesús (2 Corintios 3:18)
Y esa transformación que hace el Espíritu del Señor es tan importante para compartir el amor de Cristo pues le da coherencia a nuestra creencia. Pues como dice el apóstol Pablo nosotros nos convertimos en cartas abiertas, que son leídas por las demás personas (2 Corintios 3:2-3). Y ese testimonio del amor de Dios en nuestras vidas es poderoso para acercar a otros a Cristo.
El apóstol Pablo compartió de manera efectiva el mensaje del evangelio, pues aprendió a compartir el amor de Dios por medio del poder del Espíritu Santo, convirtiéndose en un testigo de Cristo, viviendo por la fe lo dicho por Jesús y registrado en el libro de Hechos 1:8 “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.”
Hermanos, que nuestras vidas sean como esas cartas vivas, por medio de las cuales el Señor Jesús manifieste su amor en nuestros hogares, trabajos, universidades, colegios, en la calle, en las plazas o en los sitios donde Él nos permita estar, para que el mensaje del evangelio alcance hasta los confines de la tierra como dice Hechos 13:47 “Porque así nos ha mandado el Señor, diciendo: te he puesto para luz de los gentiles, a fin de que seas para salvación hasta lo último de la tierra.” Oración.
«Espíritu de Dios transfórmame a la imagen de Jesús y ayúdame a compartir de su amor. Amén.

sábado, 29 de junio de 2024

Corresponder al amor de Cristo con el fruto del Espíritu

 


Corresponder al amor de Cristo con el fruto del Espíritu

“La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros. Amén.” 2 Corintios 13:14

“Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, este lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.” Juan 15:5

“Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.” Gálatas 5:22-23

Contar con la ayuda del Espíritu Santo es esencial para corresponder al amor de Cristo, y podemos contar con su ayuda teniendo comunión con Él, por eso el apóstol Pablo termina 2 Corintios 13:14 motivándonos a la Comunión, pues en la intimidad con Dios por medio de la comunión con el Espíritu es que conoceremos más la gracia de nuestro Señor Jesucristo y el amor de nuestro Padre Dios.

Ahora bien, en la intimidad con Dios, en esa comunión con el Espíritu Santo se produce algo maravilloso en la vida del creyente: el fruto del Espíritu, pues al igual que un matrimonio necesita de intimidad para producir el fruto del vientre, nosotros los creyentes también necesitamos intimidad para que Dios produzca en nosotros ese fruto, eso fue lo dicho por el Señor Jesucristo en Juan 15:5.

Ese fruto que se produce en la comunión y que se describe en Gálatas 5:22-23, es el que nos permite también tener una correcta relación con Dios, con los hombres y con nosotros mismos, pues sus tres primeras características son ese regalo de Dios que nos llenan de plenitud, pues traen a nuestra vida ese amor tan anhelado y buscado por el hombre, esa tranquilidad interior que todo ser humano busca y esa alegría que todos queremos tener, y nos permiten relacionarnos correctamente con Dios, las siguientes tres características nos permiten tener paciencia, gentileza y bondad con nuestros semejantes, ayudándonos en el trato interpersonal, y las últimas tres nos ayudan personalmente pues nos dan fe, humildad y dominio propio.

Por eso hermanos, busquemos la intimidad con Dios por medio de la comunión con el Espíritu Santo a través de la oración, la lectura de la palabra y la obediencia, para ver en nuestras vidas ese fruto que nos lleva a corresponder al amor de Cristo y también nos ayuda a compartir efectivamente de su amor.   Oración.

«Espíritu Santo llévame a tu intimidad y produce tu fruto en mi vida. Amén.

viernes, 28 de junio de 2024

Corresponder al amor de Cristo con la ayuda del Espíritu

 


Corresponder al amor de Cristo con la ayuda del Espíritu

“Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho.” Juan 14:26

“Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra.” Ezequiel 36:26-27

“Y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.” Romanos 5:5

Contar con la ayuda del Espíritu Santo es indispensable para corresponder correctamente al amor de Cristo, pues el Espíritu de Dios es quien nos enseña todas las cosas y nos recuerda las palabras de Jesús (Juan 14:26), Él se encarga de escribir su Palabra en esa mente espiritual que nos fue dada, como dice 1 Corintios 2:16 “Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo”, y como declara 1 Corintios 2:10 “Pero Dios nos las reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios.”

Además el Espíritu Santo también nos enseña cuales son las motivaciones de Jesús; por medio de los evangelios nos revela que siempre la motivación del Señor es el amor, por eso podemos decir que Jesús correspondía al amor del Padre amando, y ese amor lo llevaba a obedecer y hacer la voluntad de Dios, como dice Juan 15:10 “Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor” y Juan 6:38 “Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.”

Pero el Espíritu Santo no se queda ahí solamente, sino que ese motor que es el amor y que movía a Jesucristo, lo derrama en el nuevo corazón que se nos ha dado, para que la misma motivación de Jesús esté en nosotros. (Romanos 5:5; Ezequiel 36:26-27)

Así que hermanos, ya Dios por su gracia nos dio todo para corresponder a su amor, amándolo de la manera correcta, pues por medio de su Espíritu ha escrito sus mandamientos en esa nueva mente y ese nuevo corazón que tenemos por creer en Jesús y además nos ha dado su amor, ese motor que impulsa nuestra nueva vida en Cristo.   Oración.

«Señor Jesús, llévame por tu Espíritu, a vivir en tu gracia y así corresponder a tu amor. Amén.

jueves, 27 de junio de 2024

Corresponder al amor de Cristo cumpliendo la ley del amor

 Corresponder al amor de Cristo cumpliendo la ley del amor

“Y nos atestigua lo mismo el Espíritu Santo; porque después de haber dicho: Este es el pacto que haré con ellos después de aquellos días, dice el Señor: pondré mis leyes en sus corazones, y en sus mentes las escribiré” Hebreos 10:15-16
“No debáis a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley. Porque: No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor.” Romanos 13:8-10
El Señor Jesús fue muy claro al decir “El que tiene mis mandamientos, y los guarda, ese es el que me ama; y el que me ama, será amado por mi Padre, y yo le amaré, y me manifestaré a él.” Juan 14:21, por el cual, si queremos corresponder correctamente al amor de Cristo, debemos obedecerlo.
Pero el inconveniente es querer obedecer a Dios sin contar con su Espíritu, pues cometemos el error de quedarnos solamente con unas palabras de las dichas por Jesús en el evangelio de Juan, sin tener en cuenta que también nos dice que es el Espíritu Santo quien nos enseñará todas las cosas, y nos recordará todo lo que Él ha dicho (Juan 14:26), por lo tanto debemos contar con la ayuda del Espíritu Santo, pues Él es el encargado de enseñarnos cómo corresponder al amor de Cristo, es decir Él nos enseña a obedecer.
Lo primero que debemos saber es que por la fe en Cristo somos nuevos, por eso, el corazón de piedra fue quitado, y se nos dio un nuevo corazón, como dice Ezequiel 36:26-27 “Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra.” Por tal razón al tener el Espíritu en nosotros, Él mismo escribe los mandamientos de Dios en nuestros corazones y también en nuestras mentes, como declara Hebreos 10:15-16
Por lo tanto debemos creer que ahora el Espíritu Santo es quien hace posible que podamos obedecer en respuesta al amor de Cristo, pues con su amor escribe en nuestra mente y corazón su Palabra, para que así las pongamos por obra, cumpliendo la ley del amor (Romanos 13:8-10) Oración.
«Señor llévame a entender que ahora puedo obedecer gracias a tu amor, pues por tu gracia me has dado tu Espíritu, quien escribe tus Palabras en mi corazón para practicarlas. Amén.

miércoles, 26 de junio de 2024

Esforcémonos pero en la gracia para corresponder al amor de Cristo


 Esforcémonos pero en la gracia para corresponder al amor de Cristo

“Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios, quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos” 2 Timoteo 1:8-9
“Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús. Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros. Tú, pues, sufre penalidades como buen soldado de Jesucristo. Ninguno que milita se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo tomó por soldado. Y también el que lucha como atleta, no es coronado si no lucha legítimamente. El labrador, para participar de los frutos, debe trabajar primero. Considera lo que digo, y el Señor te dé entendimiento en todo.” 2 Timoteo 2:1-7
Cuando el apóstol Pablo alienta a Timoteo para predicar y enseñar la Palabra de Dios, le recuerda que es Dios quien lo llamó con llamamiento santo, pero que no fue por sus obras sino por la gracia dada en Cristo Jesús, y lo que le pide es que se esfuerce pero en la gracia que es en Cristo Jesús, es decir Pablo le está enseñando a Timoteo, y nos enseña a nosotros los creyentes, que la manera correcta de vivir la vida cristiana no es en nuestras propias fuerzas, sino en la gracia, en ese regalo inmerecido dado por el Padre Dios.
Podemos ver que en 2 Timoteo 2:2 Pablo inspirado por el Espíritu Santo escribe que esto encarga a hombres fieles, que sean idóneos para enseñar también a otros; y ahí muchos creyentes nos podemos desanimar, pues al vernos a nosotros mismos, no vemos a esos hombres o mujeres fieles e idóneos; si este es el caso, debemos reconsiderar esta forma de pensar, pues ser fiel e idóneo también es algo que Dios nos da por su gracia, pues el fruto del Espíritu que encontramos en gálatas 5:22-23 tiene una característica que conocemos como fe, pero que también puede traducirse como fidelidad, indicándonos que es por medio de la comunión, que por gracia también, somos dotados para ser fieles.
Por eso, a fin de agradar a nuestro Señor Jesucristo, correspondiendo a su amor, esforcémonos en conocer su gracia y vivir en ella, como dice Pablo, como un buen soldado que no se enreda en los negocios de la vida, como un buen atleta que se prepara para competir y como un buen trabajador que hace bien su trabajo. Esto lo podemos hacer al leer la biblia, orar, congregarnos, testificar y obedecer; pero no en nuestras fuerzas sino por medio de la intimidad en la comunión con el Espíritu Santo. Oración.
«Señor Jesús, enséñame a esforzarme en tu gracia, para corresponder a tu amor. Amén.

martes, 25 de junio de 2024

Corresponder a Tu amor por Tu gracia

 


Corresponder a Tu amor por Tu gracia

 “Hermanos, la gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu. Amén.” Gálatas 6:18

“Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud.” Gálatas 5:1

“Pues nosotros por el Espíritu aguardamos por fe la esperanza de la justicia; porque en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncision, sino la fe que obra por el amor” Gálatas 5:5-6

El apóstol Pablo finaliza la carta de Gálatas pidiéndoles a los creyentes de entonces, como a los de ahora, que la gracia del Señor Jesucristo sea con nuestro espíritu; esto nos debe llevar a reflexionar si como seguidores de Cristo estamos viviendo en su gracia. Esta gracia, que es el favor o regalo inmerecido de Dios, y que se manifiesta en Jesucristo, debe ser vivida y experimentada en nuestro espíritu por medio de la comunión con el Espíritu Santo como dice Gálatas 6:18.

Ahora bien, es necesario comprender el contexto en el cual Pablo escribe esta carta, pues al finalizar con la declaración de Gálatas 6:18 hace un cierre magistral a la exposición que realiza en los capítulos anteriores entre el vivir bajo la ley versus el vivir bajo la gracia, y por eso vemos cómo llama la atención de los creyentes que habían vuelto a depender de las obras de la ley en Gálatas 3:1-5 diciéndoles: “¡Oh gálatas insensatos! ¿quién os fascinó para no obedecer a la verdad, a vosotros ante cuyos ojos Jesucristo fue ya presentado claramente entre vosotros como crucificado? Esto solo quiero saber de vosotros: ¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley, o por el oír con fe? ¿Tan necios sois? ¿Habiendo comenzado por el Espíritu, ahora vais a acabar por la carne? ¿Tantas cosas habéis padecido en vano? si es que realmente fue en vano. Aquel, pues, que os suministra el Espíritu, y hace maravillas entre vosotros, ¿lo hace por las obras de la ley, o por el oír con fe?”

Así que hermanos, aprendamos que la vida cristiana debe vivirse en la gracia de Jesucristo, y esto no es por obras sino por fe, esa fe que obra por el amor, y que nos permite estar firmes en la libertad que Cristo nos dio para poder corresponder a su amor (Gálatas 5:1;5-6)    Oración.

«Señor Jesús quiero cada día caminar en tu gracia, ayúdame para que en comunión con tu Santo Espíritu viva por la fe que obra por tu amor en mí, y así pueda por tu gracia corresponder a tu amor, amando como tú me lo pides. Amén.

lunes, 24 de junio de 2024

Dejando vivir la gracia de Dios en mi para corresponder a su amor

 


Dejando vivir la gracia de Dios en mi para corresponder a su amor

“Y si por gracia, ya no es por obras; de otra manera la gracia ya no es gracia. Y si por obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra.” Romanos 11:6

“Porque yo soy el más pequeño de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios. Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo.” 1 Corintios 15:9-10

“Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.” Efesios 2:10

¿Cuántos de nosotros vivimos la vida cristiana pensando que depende de nuestro esfuerzo el permanecer firmes delante de Dios?, ¿o que para poder vivir de manera correcta necesitamos hacer obras que le agraden a Él? El apóstol Pablo nos recuerda que estamos en éste Camino no porque lo merezcamos sino por gracia como dice Romanos 11:6, porque como es mediante la bondad de Dios, entonces no es por medio de buenas acciones, pues, en este caso, la gracia de Dios no sería lo que realmente es: gratuita e inmerecida, por lo tanto, si fue por gracia que fuimos rescatados, será por la misma gracia que podremos caminar y permanecer en Él, pues recordemos que como gentiles no teníamos acceso a Dios, sin embargo, por la gracia y bondad de Dios fuimos injertados en éste maravilloso plan de salvación que nos permite ahora tener acceso al trono de la gracia de Dios para estar en una relación íntima con Él como declara Romanos 11:22 “Mira, pues, la bondad y la severidad de Dios; la severidad ciertamente para con los que cayeron, pero la bondad para contigo, si permaneces en esa bondad; pues de otra manera tú también serás cortado.”

Hermanos, basta ya de caminar bajo nuestro propio esfuerzo, tratando de corresponder al amor de Cristo mediante nuestras buenas obras sin la ayuda de Dios, recordemos de dónde hemos sido sacados, y que no fue por nuestras obras o nuestro esfuerzo; sigamos el ejemplo de Pablo, quien reconocía que todo lo que era y hacía era por la gracia de Dios (1 Corintios 15:9-10), y así en humildad reconozcamos que necesitamos la gracia del Señor, para así ser cautivados por el amor de su Santo Espíritu para corresponder al amor de Cristo y como resultado ver el fruto en esas buenas obras que Dios preparó de antemano como dice Efesios 2:10.  Oración. Señor Jesús, llévame por tu Espíritu, a vivir en tu gracia y así corresponder a tu amor. Amén.

domingo, 23 de junio de 2024

 


Conocer el amor de Cristo me lleva a corresponder a su amor

“El cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres” Filipenses 2:6-7

“Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.” 2 Corintios 5:21

“Más a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios” Juan 1:12

“Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.” Romanos 5:8

A medida que conocemos a Cristo conocemos cuán grande es su amor, pues vemos que Él siendo Dios se hizo hombre, no estimando el ser igual a Dios como algo a que aferrarse; siendo santo y sin mancha vino a vivir en medio de pecadores y siendo justo vino a rescatar a los injustos; teniéndolo todo nos vino a buscar para poder ser adoptados como hijos y compartir todo con nosotros; y aunque no merecíamos nada fue capaz de dar su propia vida en rescate de la nuestra.

¿Cuántas veces nos hemos preguntado por qué Cristo nos amó y nos buscó, sino lo merecíamos?, y la respuesta la encontramos en su gracia, pues su gracia refleja su carácter, ese Dios de amor, ese Dios dador, que da su amor por el puro afecto de su voluntad. Cuando vemos que Jesús como Dios nos buscó, como dice Filipenses 2:6-8; que como hombre se entregó en una cruz como declara Romanos 5:8; que su amor después que resucitó sigue luchando por nosotros como le ocurrió a Pedro (Juan 21:15-19); que aunque hayamos caído está dispuesto a restaurarnos como dice 1 Juan 2:1, cuando vemos ese amor actuar en nosotros, entonces empezamos a responder a ese amor, correspondiendo a ese amor.

Gloria a Dios, porque todos los creyentes hemos respondido, correspondiendo al amor de Cristo, desde el mismo momento en que abrimos las puertas de nuestro corazón y lo recibimos como Señor y Salvador. Ahora bien hermanos, para continuar correspondiendo al amor de Cristo, debemos seguir conociendo su amor y podemos conocer su amor cuando lo conocemos a Él, pues esta es la forma en que somos conquistados por Él, así que pidamos al Espíritu Santo nos lleve a esa comunión con Dios, donde por medio de su Palabra, la oración y la obediencia podamos tener esa revelación de Cristo y su gran amor.    Oración.

«Señor Jesús, llévame por tu Espíritu, a conocerte más, para corresponder a tu amor. Amén.

sábado, 22 de junio de 2024

Conocer el amor de Cristo me lleva a conocer mi propósito

 


Conocer el amor de Cristo me lleva a conocer mi propósito

“Todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los he creado, los formé y los hice.” Isaías 43:7

“En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.” Juan 15:8

“16 No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé. 17 Esto os mando: Que os améis unos a otros.” Juan 15:16-17

“Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo.” Juan 14:13

El profeta Isaías inspirado por el Espíritu Santo escribe al pueblo de Israel que ellos habían sido creados para la gloria de Dios (Isaías 43:7), y esto es igual para todo creyente, pues Jesús dice “En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.” (Juan 15:8). Ahora bien, es necesario entender cuál es ese fruto que glorifica al Padre, el cual todo creyente puede dar, gracias a la obra de Cristo y al poder del Espíritu Santo. Ese fruto que se menciona en el evangelio de Juan es el amor, por eso Jesús después de enseñarle a sus discípulos y a nosotros los creyentes la parábola de la vid verdadera dice “Esto os mando: Que os améis unos a otros.” (Juan 15:17)

La manera de poder dar este fruto es permaneciendo unido a la vid, es decir a Jesús, como está escrito en Juan 15:4-5 “Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, este lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.” Y la clave para permanecer en Cristo es la comunión que lleva a la obediencia, como lo dice Juan 15:10 “Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.” Así, al permanecer en Cristo, seremos llenos de su amor, y aprenderemos a amar a Dios y al prójimo, dando el fruto que glorifica al Padre. Hermanos, sabiendo lo que dice Juan 14:13, acerquémonos a Dios en el nombre de su Hijo y pidamos llevar a cabo nuestro propósito, que es glorificarlo, amando como el Señor ama.  Oración.

«Señor Jesús, quiero conocerte más, llévame a esa intimidad donde pueda dar ese fruto de amor que glorifica al Padre, ayúdame a amar como tú amas, para que muchos sean alcanzados por ti, que amar con tu amor se convierta en mi propósito de vida. Amén

viernes, 21 de junio de 2024

Conocer el amor de Cristo me lleva a conocer mi herencia

 Conocer el amor de Cristo me lleva a conocer mi herencia

“7Y le dijo David: No tengas temor, porque yo a la verdad haré contigo misericordia por amor de Jonatán tu padre, y te devolveré todas las tierras de Saúl tu padre; y tú comerás siempre a mi mesa. 8 Y él inclinándose, dijo: ¿Quién es tu siervo, para que mires a un perro muerto como yo?” 2 Samuel 9:7-8
“7 Gocémonos y alegrémonos y démosle gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se ha preparado. 8 Y a ella se le ha concedido que se vista de lino fino, limpio y resplandeciente; porque el lino fino es las acciones justas de los santos. 9 Y el ángel me dijo: Escribe: Bienaventurados los que son llamados a la cena de las bodas del Cordero. Y me dijo: Estas son palabras verdaderas de Dios” Apocalipsis 19:7-9
“16 El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. 17 Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.” Romanos 8:15-17
Mefi-boset era nieto del rey Saúl, y fue el único sobreviviente de la casa del rey después de que los filisteos los derrotaran, la crónica de los hechos ocurridos con esta persona nos permite ver que cuando pasaron estas cosas Mefi-boset era un niño de 5 años, y que lastimosamente se le cayó a su nodriza cuando estaban escapando a Lodebar (lugar sin pastos, que no produce fruto), quedando cojo de sus pies, ahí vivió y creció como lisiado (2 Samuel 4:4), con un autoestima tan baja que se sentía como un perro muerto. Durante su juventud el rey David hizo una promesa a Jonatán, padre de Mefi-boset, por eso un día mandó a llamarlo, y le dijo lo expresado en 2 Samuel 9:7.
En esta historia nos podemos ver reflejados nosotros, pues los seres humanos somos aquellos lisiados espirituales, ya que por causa del pecado de Adán y Eva, nacimos así, con una incapacidad espiritual, pues habiendo sido diseñados con espíritu, alma y cuerpo, también quedamos cojos, al vivir solamente con el alma y con el cuerpo.
Pero al igual que Mefi-boset también fuimos buscados, pero esta vez por el Rey de reyes, Jesucristo, quien también hizo un pacto, pero mucho más grande y valioso que el de David y Jonatán, un nuevo pacto, basado en su amor, firmado por su sangre y ratificado en su sacrificio en la cruz, y que consiste en que todo aquel que responda a su llamado, depositando su fe en Él, será perdonado, salvado y tendrá una nueva vida, que es espiritual, permitiéndole sentarse a la mesa celestial, ya no como lisiado, sino como hijo de Dios, recibiendo esta vez no tierras, como se le dieron a Mefi-boset, sino la herencia de Dios junto con los santificados, la misma herencia que Jesucristo recibió y nos fue otorgada haciéndonos coherederos. (Apocalipsis 19:7-9, Romanos 8:15-17). Oración.
«Padre Dios gracias por adoptarme, llevarme a tu mesa y hacerme heredero con Cristo, amén.

jueves, 20 de junio de 2024

Conocer el amor de Cristo me lleva a conocer mi identidad, que soy hijo amado

 


Conocer el amor de Cristo me lleva a conocer mi identidad, que soy hijo amado

“Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Si me conocieseis, también a mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto.” Juan 14:6-7

“Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él. 2 Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. 3 Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro.” 1 Juan 3:1-3

Conocer el amor de Cristo es extraordinario porque este amor nos lleva a conocer el amor del Padre y al conocer el amor del Padre podemos entender que somos hijos amados, y el saber que somos amados como hijos, sana nuestra alma y nos da identidad.

Jesús declara en el evangelio de Juan 14:6-7 que solo por Él podemos llegar al Padre, es decir solamente podemos conocer al Padre y su gran amor al depositar nuestra fe en Jesucristo, pues Jesús es la imagen visible del Dios invisible, su propia sustancia, su esencia, Dios mismo, como lo dice Colosenses 1:15 “Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación.” Y como lo declara Juan 10:30 “Yo y el Padre uno somos.”

Juan pudo conocer el amor del Padre de una manera especial porque él pudo conocer y experimentar el amor de Cristo, por eso escribía de sí mismo que él era el discípulo al que Jesús amaba y es por eso que en 1 Juan 3:1 inspirado por el Espíritu Santo resalta el hecho de que el ser llamados hijos de Dios nos demuestra el gran amor del Padre y por lo tanto nos insta más adelante a purificarnos. Ser puro significa ser limpio, por eso purificarnos debe llevarnos a sacar de nuestras vidas aquellas cosas que pueden ensuciarla, como por ejemplo pensamientos y sentimientos contrarios a la verdad de que somos hijos de Dios, y que somos amados por Dios.

Hermanos, que el Espíritu Santo lleve la verdad de su Palabra a lo más profundo de nuestro ser, para comprender cuán grande ha sido el amor del Padre para llamarnos sus hijos y de esta manera teniendo clara nuestra identidad en el Señor, podamos experimentar la nueva vida que como a hijos se nos ha dado en Cristo Jesús, para vivir puros como Él es puro.  Oración.

«Padre amado, hoy vengo a tus brazos, a refugiarme en ti, gracias por hacerme tu hijo y amarme como tal, ayúdame por tu Espíritu Santo, a tener clara mi identidad en Cristo Jesús, para así disfrutar de la nueva vida que me has regalado. Amén.

miércoles, 19 de junio de 2024

Conocer el amor de Cristo me ayuda a conocer cómo amar al Padre

 


Conocer el amor de Cristo me ayuda a conocer cómo amar al Padre

Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor.” Juan 15:10

“Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra.” Efesios 6:1-3

Cuando conocemos el amor de Cristo nos sentimos amados, completos, y empezamos a experimentar el amor de Dios por medio del Espíritu Santo a través de la comunión, lo que nos lleva a conocer a Dios como Padre, pues en Cristo somos adoptados hijos de Dios como dice Juan 1:12 “Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”.

A medida que estudiamos la vida de Jesús y gracias a su revelación, podemos conocer su relación con Dios, el modo cómo el Señor amaba a su Padre Celestial, para así aprender y hacer lo mismo. Juan 15:10 nos muestra la forma en la que Jesús permanecía en el amor del Padre, es decir la manera cómo lo amaba, y claramente nos dice que era guardando sus mandamientos, es decir, obedeciendo; pero esta obediencia venía como resultado de conocer a Dios. Jesús obedecía, no por imposición o por obligación, sino más bien en respuesta al amor de su Padre, igualmente, de manera natural, también nosotros debemos conocer a Dios y seguir el ejemplo de Jesucristo, demostrando nuestro amor por medio de la obediencia.

Así, de la misma forma como buscamos amar a nuestro Padre Celestial, debemos también buscar amar a nuestros papás, pues 1 Juan 4:20-21 declara “Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano.” Por tal motivo, y aprovechando que en algunos países este mes se celebra el día del Padre, demostremos al igual que Jesús, el amor a nuestros papás por medio de la obediencia, honrándolos como dice Efesios 6:1-3.   Oración.

«Espíritu de Dios llévame a oír como hijo, la enseñanza de mi Padre Dios, ayúdame a estar atento para adquirir sabiduría, porque sé que mi buen Padre me da buena enseñanza; por eso ayúdame a amar tu verdad y a retener en mi corazón tus razones para guardar tus mandamientos. Amén.

martes, 18 de junio de 2024

Juan el discípulo amado conoció el amor de Cristo

 Juan el discípulo amado conoció el amor de Cristo

“Y uno de sus discípulos, al cual Jesús amaba, estaba recostado al lado de J

esús. A este, pues, hizo señas Simón Pedro, para que preguntase quién era aquel de quien hablaba. Él entonces, recostado cerca del pecho de Jesús, le dijo: Señor, ¿quién es?” Juan 13:23-25
“Volviéndose Pedro, vio que les seguía el discípulo a quien amaba Jesús, el mismo que en la cena se había recostado al lado de él, y le había dicho: Señor, ¿quién es el que te ha de entregar? Juan 21:20
“Cuando vio Jesús a su madre, y al discípulo a quien él amaba, que estaba presente, dijo a su madre: Mujer, he ahí tu hijo. Después dijo al discípulo: He ahí tu madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa.” Juan 19:26-27
El apóstol Juan tuvo una relación muy cercana con Jesús, estaba dentro de su círculo más íntimo, tal llegó a ser su amistad con el Señor que tenía la confianza para recostarse cerca al pecho de su Maestro como lo describe Juan 13:23-25. Esta amistad que Juan cultivo al seguir al Señor, le permitió sentir y experimentar el amor de Cristo de una manera muy especial, pues él mismo es quien escribe el evangelio que lleva su nombre inspirado por el Espíritu Santo, y nos muestra ahí el impacto que el amor de Cristo tuvo en él, pues él sabía que Jesús lo amaba, y por eso al escribir de sí mismo hace referencia al discípulo a quien Jesús amaba, como lo podemos leer en Juan 21:20.
Juan caminó junto al Señor, experimentando su amor hasta el momento de su muerte, pues ahí mismo en la cruz Jesús le muestra, con el encargo de cuidar su madre, cuánta confianza le tenía, pero además le muestra cuánto lo amaba al decirle a su madre que ahí quedaba Juan como su hijo, es decir Jesús consideraba a Juan como un hermano y sabía por el sufrimiento que estaba pasando su discípulo al presenciar su crucifixión, y entendía que necesitaría del consuelo de una madre (Juan 19:26-27)
Que al igual que el apóstol Juan cultivemos una relación íntima y personal de amor con Jesús para que podamos tener la confianza de venir y descansar en su pecho aceptando por medio de la fe su ofrecimiento hecho en Mateo 11:28 que dice: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.” Pero sobre todo que podamos al igual que Juan sentirnos su discípulo amado, pues Cristo murió en la cruz por amor a ti y por amor a mí, y resucitó para que pudiéramos experimentar su gran amor. Oración.
«Señor Jesús, hoy quiero en intimidad venir y descansar en tu presencia, quiero cultivar esa relación de amor contigo caminando diariamente a tu lado, gracias por amarme. Amén.

lunes, 17 de junio de 2024

David conoció el amor de Cristo, su perdón y restitución

 

David conoció el amor de Cristo, su perdón y restitución


“Quitado éste, les levantó por rey a David, de quien dio también testimonio diciendo: He hallado a David hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero.” Hechos 13:22

“Entonces dijo David a Natán: Pequé contra Jehová. Y Natán dijo a David: También Jehová ha remitido tu pecado; no morirás. Mas por cuanto con este asunto hiciste blasfemar a los enemigos de Jehová, el hijo que te ha nacido ciertamente morirá.” 2 Samuel 12:13-14

“Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas” Mateo 11:29

Las Escrituras dicen que David era un hombre conforme al corazón de Dios (Hechos 13:22); pero es necesario aclarar que David fue aprobado por Dios, no debido a sus obras sino por su fe; gracias al amor de Dios, amor que recibió precisamente por su fe y humildad, cualidades que podemos reconocer al leer 1 Samuel 17:34-37, donde nos damos cuenta que David desde su juventud creía en Dios al depositar su confianza en Él; además tenía humildad, pues su corazón no se enorgulleció por matar al oso o al león para proteger las ovejas de su padre, más bien con respeto declaraba que esto provenía de Dios.

El rey David al igual que muchos creyentes, cometió grandes errores en su vida, incluyendo pecados vergonzosos como el adulterio y el asesinato, razón por la que fue amonestado por Dios a través del profeta Natán, frente a lo cual David no esconde su pecado, ni tampoco se justifica, sino con humildad lo reconoce y se arrepiente, recibiendo así de Dios, el amor y el perdón (2 Samuel 12:13). A pesar del arrepentimiento de David, Dios no lo exime de las consecuencias del pecado, por eso el hijo que esperaba fallece (2 Samuel 12:14), pero más adelante vemos un acto de gracia y restitución por parte de Dios en la vida de David, pues Dios le da otro hijo. (2 Samuel 12:24-25).

El rey David pudo experimentar en su vida el amor de Cristo, él conoció este amor profundamente pues tenía a Cristo como Señor (Salmo 110:1). Al igual que David, reconozcamos a Jesús como nuestro Señor, depositando nuestra fe en Él y en humildad confesemos que hemos pecado, y esperemos de nuestro Dios su amor, restauración y restitución. Si nos cuesta hacerlo pidamos a Dios entender lo revelado por Jesús en Mateo 11:29 para que por su Santo Espíritu aprendamos humildad.   Oración.

«Espíritu Santo, te pido me ayudes a aprender de Jesús la mansedumbre y la humildad, pues quiero disfrutar de todo ese amor que me has dado y que trae perdón y restitución. Amén.

domingo, 16 de junio de 2024

La humildad es fundamental para experimentar la gracia de Dios

 


La humildad es fundamental para experimentar la gracia de Dios

“Igualmente, jóvenes, estad sujetos a los ancianos; y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo” 1 Pedro 5:5-6

“Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca. A él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.” 1 Pedro 5:10-11

Pedro tuvo que aprender una lección muy valiosa pero a un precio muy alto, por eso vemos que en 1 Pedro 5:5-6 inspirado por el Espíritu Santo escribe y recomienda a los jóvenes estar sujetos a los ancianos, pues él, por su ímpetu en su juventud, cometió muchos errores, entre ellos negar a su maestro al colocar su confianza en sí mismo, por eso aconseja, no solo a los jóvenes, sino a todos, a aprender a estar sumisos unos a otros, porque no hay nada más contradictorio que un cristiano orgulloso, por eso examinemos nuestras vidas y si encontramos que nos cuesta estar bajo autoridad, entremos con confianza al trono de gracia para hallar el oportuno socorro.

Pedro después de haber negado tres veces a su Señor, regresó a su antigua profesión, de donde había sido llamado, pensando que con su propio esfuerzo lograría tal vez disipar el dolor que sentía por haber traicionado a su Maestro, esto suele suceder muy de seguido cuando le fallamos al Señor, pero solo nos demuestra nuestra falta de humildad, pues en realidad la humildad nos lleva a reconocer nuestro pecado, arrepentirnos y aceptar la gracia de Dios, pero el orgullo en cambio nos lleva a alejarnos de Dios, sentirnos indignos y trae remordimiento a nuestras vidas.

En 1 Pedro 5:10-11 el apóstol nos muestra cómo la gracia de Dios es la que después de esos fracasos nos perfecciona, afirma, fortalece y establece para cumplir su llamado, así lo pudo experimentar Pedro cuando Jesús le dijo tres veces ¿me amas? y le encargó nuevamente cuidar sus ovejas. Hoy Dios nos exhorta a revestirnos de humildad, porque ésta es fundamental para recibir la gracia de Dios, pues alguien orgulloso es incapaz de extender las manos para recibirla, además nos dice al igual que le dijo a Simón hijo de Jonás, ¿me amas?, apacienta mis ovejas.  Oración.

«Señor Jesús, revísteme de humildad, que tu Santo Espíritu me ayude a ser como tú: manso y humilde de corazón, pues quiero cumplir con el llamado que me has hecho. Amén.

sábado, 15 de junio de 2024

Pablo conoció el amor y la gracia de Cristo

 


Pablo conoció el amor y la gracia de Cristo

“Porque yo soy el más pequeño de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la iglesia de Dios. Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y su gracia no ha sido en vano para conmigo, antes he trabajado más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo.” 1 Corintios 15:9-10

“Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.” 2 Corintios 12:9-10

El apóstol Pablo inspirado por el Espíritu Santo, continuamente en sus cartas, impulsaba a los creyentes a conocer en intimidad, por medio de la comunión con el Espíritu de Dios, el amor de Cristo, ese amor que excede a todo conocimiento, para que lograran conocer también en ese gran amor la gracia de Dios, y de esta manera pudieran vivir en esa gracia.

Pablo pudo experimentar el amor y la gracia de Dios de manera muy especial, pues él era un perseguidor de cristianos, así que cuando Cristo resucitado vino a buscarlo y se le apareció en el camino a Damasco, pudo comprobar en carne propia la esencia y el poder de la gracia de Dios, pues el Señor no lo buscó por lo que él era o por lo que él hubiera hecho, pues aquel Saulo de Tarso no merecía ser tenido en cuenta por Jesucristo para ser llamado discípulo suyo, pero en realidad ¿quién merecería tal honor?, la verdad ninguno, por eso es que podemos decir que el apóstol pudo vivir en carne propia la esencia de la gracia de Dios, pues la misma gracia de Dios: Jesucristo, fue quien se le presentó y cambió su propósito y su destino para siempre como él mismo lo declara en 1 Corintios 15:9-10.

En nuestra conversión inicia ese camino de gracia que debemos recorrer, por eso Pablo nos enseña en 2 Corintios 12:9-10 que es en ese transcurrir de la vida, donde podemos encontrar afrentas, necesidades, persecuciones, angustias y donde muchas veces notaremos nuestra debilidad, donde precisamente veremos manifestada la gracia de Dios, pues ahí aunque no lo merezcamos, Dios muestra su amor, su misericordia y su poder para ayudarnos, limpiarnos, restaurarnos, y para llenarnos con su Espíritu, para que así en humildad reconozcamos que lo que somos y hacemos es solamente por su gracia y por su amor.  Oración.

«Señor Jesús enséñame a vivir en tu amor y tu gracia, que cada día pueda venir a ti con el poder de tu Santo Espíritu servirte y a la vez afrontar los desafíos de la vida. Amén.

viernes, 14 de junio de 2024

Conocer el amor de Cristo nos hace conocer su gracia

 


Conocer el amor de Cristo nos hace conocer su gracia

“Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, 5 aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), 6 y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, 7 para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. 8 Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; 9 no por obras, para que nadie se gloríe. 10 Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.” Efesios 2:4-10

El gran amor de Cristo demostrado en la cruz nos deja ver la misericordia de Dios (Efesios 2:4-5), pues nosotros, la humanidad entera, éramos quienes debíamos morir, no Jesús, pues Él nada malo había hecho, porque en Él no hay pecado ni maldad, como dice 2 Corintios 5:21 “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él.”

Cuando Jesucristo entregó su vida como sacrificio a Dios para que nosotros no muriéramos, sino que al depositar nuestra fe en Él tuviéramos una nueva vida en Cristo, nos mostró la esencia de la gracia de Dios, la cual es un don, un regalo o un favor inmerecido, como lo dice la Palabra de Dios en Efesios 2:8

Así que la gracia de Dios no se basa en lo que nosotros los hombres podamos hacer para ganarnos su favor (Efesios 2:9), más bien tiene su esencia en el mismo carácter de Dios, pues se basa en su amor y en el hecho que Dios es dador, en consecuencia Él da a la humanidad ese regalo que no se merece, quién es Jesucristo mismo, para que todo aquel que lo reciba por medio de la fe, pueda gozar del don de Dios que es en Cristo Jesús: perdón de pecados, salvación y vida eterna.

Ahora bien esa gracia de Dios no es solamente para el instante de nuestra conversión, en realidad como dice Efesios 2:6-7 y Efesios 2:10 es para mostrar las abundantes riquezas de la gracia de Dios en nuestras vidas en todo momento, para realizar las buenas obras que Dios ha preparado de antemano para que andemos en ellas. Así que hermanos pidamos al Dios de toda gracia nos ayude a conocer más profundamente el amor de Cristo, y por ende su gracia, para vivir vidas que lo glorifiquen a Él.  Oración.

«Padre Dios, hoy vengo a ti, a pedirte con la ayuda de tu Santo Espíritu, me lleves a conocer más profundamente el amor de tu Hijo, para poder vivir a diario en tu gracia. Amén.

jueves, 13 de junio de 2024

Conocer el amor de Cristo me lleva a entender que Él me amó primero

 


Conocer el amor de Cristo me lleva a entender que Él me amó primero

“Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero.” 1 Timoteo 1:15

“En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados.” 1 Juan 4:10

“Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero.” 1 Juan 4:19

En la primera carta a Timoteo el apóstol Pablo escribe inspirado por el Espíritu, que el mensaje del evangelio es digno de ser recibido ya que es verdadero, Pablo experimentó el hecho de que Jesús viniera al mundo para salvar a los pecadores, pues fue el propio Cristo resucitado quien se le apareció cuando iba camino a Damasco respirando aún amenazas y muerte con el objetivo de perseguir y encarcelar cristianos, por lo cual se consideraba el primero de los pecadores. (1 Timoteo 1:15)

Pablo pudo experimentar claramente la verdad revelada en 1 Juan 4:10, pues en realidad él no había hecho nada para merecer el amor de Dios, por el contrario por la ignorancia que había en él, se oponía a la obra de Dios, pero a pesar de esto, en su primer encuentro con el Redentor pudo experimentar el amor de Cristo, quien en vez de rechazarlo lo buscó, por lo tanto en respuesta a este amor podemos ver cómo Saulo le dice temblando y temeroso, “Señor, ¿qué quieres que yo haga?”, respuesta que nos permite entender que por primera vez su espíritu, sus pensamientos y su voluntad fueron iluminados por ese resplandor de luz del cielo, el Espíritu Santo, quien lo motivó a rendir su vida a Cristo, declarándolo como su Señor para luego obedecerlo. (Hechos 9:3-9).

Finalmente, por Pablo responder y obedecer a la voz celestial, pudo experimentar el amor de Cristo en su vida y llegar a amar a Cristo cumpliendo lo escrito 1 Juan 4:19 al punto de declarar “Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo” (Filipenses 3:7).

Que al igual que Pablo, el entender que en realidad amamos a Dios porque Él nos amó primero, a pesar de ser pecadores y no merecerlo, nos lleve a amar a Cristo por sobre todas las cosas.   Oración.

«Gracias Señor Jesús por amarme, gracias porque tú me amaste a pesar de mis pecados, gracias porque en respuesta a tu amor ahora puedo amarte y experimentar contigo ese vínculo perfecto. Amén.

miércoles, 12 de junio de 2024

Conocer el amor de Cristo me lleva a entender que Él me amó primero

 


Conocer el amor de Cristo me lleva a entender que Él me amó primero

“Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero.” 1 Timoteo 1:15
“En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados.” 1 Juan 4:10
“Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero.” 1 Juan 4:19
En la primera carta a Timoteo el apóstol Pablo escribe inspirado por el Espíritu, que el mensaje del evangelio es digno de ser recibido ya que es verdadero, Pablo experimentó el hecho de que Jesús viniera al mundo para salvar a los pecadores, pues fue el propio Cristo resucitado quien se le apareció cuando iba camino a Damasco respirando aún amenazas y muerte con el objetivo de perseguir y encarcelar cristianos, por lo cual se consideraba el primero de los pecadores. (1 Timoteo 1:15)
Pablo pudo experimentar claramente la verdad revelada en 1 Juan 4:10, pues en realidad él no había hecho nada para merecer el amor de Dios, por el contrario por la ignorancia que había en él, se oponía a la obra de Dios, pero a pesar de esto, en su primer encuentro con el Redentor pudo experimentar el amor de Cristo, quien en vez de rechazarlo lo buscó, por lo tanto en respuesta a este amor podemos ver cómo Saulo le dice temblando y temeroso, “Señor, ¿qué quieres que yo haga?”, respuesta que nos permite entender que por primera vez su espíritu, sus pensamientos y su voluntad fueron iluminados por ese resplandor de luz del cielo, el Espíritu Santo, quien lo motivó a rendir su vida a Cristo, declarándolo como su Señor para luego obedecerlo. (Hechos 9:3-9).
Finalmente, por Pablo responder y obedecer a la voz celestial, pudo experimentar el amor de Cristo en su vida y llegar a amar a Cristo cumpliendo lo escrito 1 Juan 4:19 al punto de declarar “Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo” (Filipenses 3:7).
Que al igual que Pablo, el entender que en realidad amamos a Dios porque Él nos amó primero, a pesar de ser pecadores y no merecerlo, nos lleve a amar a Cristo por sobre todas las cosas. Oración.
«Gracias Señor Jesús por amarme, gracias porque tú me amaste a pesar de mis pecados, gracias porque en respuesta a tu amor ahora puedo amarte y experimentar contigo ese vínculo perfecto. Amén.

martes, 11 de junio de 2024

Conocer el amor de Cristo empieza el día de nuestra conversión

 

Conocer el amor de Cristo empieza el día de nuestra


conversión

“He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.” Apocalipsis 3:20

l verdadero conocimiento del amor de Cristo empieza el día de nuestra conversión, pues antes solamente podíamos tener un conocimiento meramente intelectual; pero el día que recibimos a Jesús en nuestro corazón, el día en que depositamos nuestra fe en Él, Dios le dio vida a nuestro espíritu, gracias a lo cual podemos conocer y experimentar el amor de Cristo, pues es por medio de la comunión con el Espíritu Santo cómo logramos vivenciar ese amor que excede todo conocimiento, ya que la comunión se basa en una relación íntima y personal.

En los tiempos de Jesús compartir la cena con alguien era una manera de relacionarse íntimamente, de conocerse personalmente, de compartir además de los alimentos sus intereses, creencias y vivencias, por eso es que Dios revela en Apocalipsis 3:20 que Jesús está llamando a la puerta del corazón del ser humano, con el deseo de que su llamado sea atendido, para entonces entrar a cenar, es decir para poder empezar una relación de intimidad, por medio de la comunión con el Espíritu Santo, a través de la cual el creyente puede llegar a conocerle vivencialmente por medio de la fe.

Así que para tener comunión debemos aceptar el llamado de Dios y estar dispuestos a abrir la puerta de nuestra vida para dejar entrar a Jesús a la mesa de nuestro corazón, para que se siente y cene con nosotros y nosotros con Él, de esta manera, al igual que en los tiempos de Jesús podremos conocerle íntima y personalmente, podremos tener las revelaciones de su palabra, entender sus mensajes y lo más importante, cultivar una amistad con Él, que nos permita conocer vivencialmente su grande e inagotable amor.

Pidamos a Dios que de manera práctica podamos cenar y tener comunión con Jesús por medio del Espíritu Santo cuando leamos la biblia, oremos, nos congreguemos, testifiquemos y obedezcamos.  Oración.

«Padre Dios, quiero pedirte que me ayudes a tener esa intimidad con tu Hijo Jesús, mi Señor y Salvador, por medio de la comunión con tu Santo Espíritu, quiero cultivar una relación íntima y personal, quiero llegar a esa profunda conexión, de tal manera que pueda todos los días sentarme a tu mesa como amigo. Gracias porque sé que desde el día que te abrí las puertas de mi corazón al responder a tu llamado puedo hacerlo. Amén.

lunes, 10 de junio de 2024

Conocer el amor de Cristo

 


Conocer el amor de Cristo

“Para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.” Efesios 3:17-19

En la carta que el apóstol Pablo escribe a la iglesia de Éfeso deja ver su gran anhelo para que los creyentes podamos conocer y experimentar el amor de Cristo de la misma manera en la que él lo había conocido y experimentado; por esta razón escribe que ora de rodillas al Padre, para que cada uno de nosotros, los creyentes, seamos fortalecidos internamente con el poder del Espíritu Santo, de tal manera que por la fe, Cristo more de manera real y constante en nuestros corazones, para tener una raíz fuerte que se nutra de esa fuente de amor y unos cimientos sólidos en nuestras vidas que nos permitan ser capaces de comprender ese amor maravilloso que excede cualquier conocimiento, para ser llenos de toda la plenitud de Dios (Efesios 3:14-19).

Pablo sabía la importancia de conocer el amor de Cristo pues este amor es el que lo alcanzó, lo rescató, lo salvó, lo perdonó, lo transformó y lo restauró; gracias a este amor, Pablo pasó de ser un perseguidor de cristianos a ser un seguidor de Cristo, pasó de ser un verdugo para los cristianos a dar su vida por causa de Cristo, pasó de ser un religioso a ser un creyente de Cristo.

Hermanos, unámonos a la oración del apóstol Pablo y pidámosle a Dios que su Santo Espíritu nos llene con su poder y nos permita conocer ese amor que salva vidas, ese amor que excede todo conocimiento, ese amor que es tan amplio que trajo salvación a toda la humanidad pecadora y perdida; tan extenso que todos los hombres de todos los tiempos pueden encontrar su redención en Él; tan profundo que es capaz de alcanzar al pecador que haya caído al pozo más hondo de maldad, y tal alto que es capaz de conectar al Dios del cielo con el hombre en la tierra.  Oración.

«Padre amado, al igual que Pablo, hoy quiero pedirte que con la ayuda y poder de tu Santo Espíritu pueda llegar a conocer más profundamente ese amor de Cristo que excede a todo conocimiento, pues quiero vivir lleno de tu plenitud, ayúdame a compartir este gran amor con mis seres queridos, amigos y aun con aquellas personas que apenas conozco, o con quienes por cuestiones de la vida me cruce en mi camino. Amén.

domingo, 9 de junio de 2024

Conocer-Corresponder-Compartir el amor de Cristo


 Conocer-Corresponder-Compartir el amor de Cristo

“Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho. En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos. Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor” Juan 15:7-9.
Los creyentes deberíamos vivir vidas que glorifiquen al Padre al igual que lo hizo Jesús durante su paso por esta tierra. Cuando miramos a Jesús vemos la manera correcta de amar a Dios (corresponder) y de amar al prójimo (compartir), de ahí la importancia de conocer el amor de Cristo.
Juan 15:5 dice: “Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer”. Jesús nos enseña que para glorificar a Dios necesitamos permanecer en Él, esto nos habla de comunión, pues así es como se produce el fruto que glorifica a Dios, porque es en la intimidad donde el Espíritu Santo produce en nosotros amor, gozo, paz, paciencia benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza, fruto con el cual podemos tanto corresponder al amor de Cristo como compartir de su amor.
Juan 15:10 declara “Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor”. En este pasaje Jesús nos da ejemplo de la manera cómo debemos corresponder a su amor, y nos dice que es haciendo lo mismo que Él hacía: obedeciendo, así que para corresponder al amor de Cristo debemos obedecer, pero debemos saber que esta obediencia es el resultado de nuestra comunión con Dios, pues ahí obtengo el dominio propio, que es espiritual, y le da fuerza y poder a nuestra voluntad para obedecer como respuesta al amor de Dios.
Juan 15:12-13 manifiesta “Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado. Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos”. Jesús nos muestra la manera de compartir su amor, y es amando como Él mismo nos amó, entregándonos a otros, poniendo nuestras vidas al servicio de los demás. Oración.
«Señor Jesús, pido la ayuda de tu Santo Espíritu, pues mi anhelo es tener comunión contigo, pues sé que es ahí, en esa intimidad, donde se produce ese fruto espiritual que glorifica al Padre. Llévame a conocer tu gran amor, ese amor que ha cautivado mi vida y me ha transformado, llévame a amar a Dios y al prójimo de la misma manera como tú lo haces, para que al compartir del año agradable del Señor muchos crean en ti. Amén

sábado, 8 de junio de 2024

 


Otra C de Cristo: la cruz

“Porque la palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios” 1 Corintios 1:18.

“Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí” Juan 14:6.

“Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que, siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” Romanos 5:8.

Gracias a la obra de Cristo en la cruz se abre el camino para conocer al Padre, Jesús mismo nos dice que Él es el camino, por eso, para poder conocer, corresponder y compartir el amor de Dios, es necesario conocer la obra de Cristo en la cruz, pues ahí podemos ver reflejado todo el amor de Dios (Juan 14:6; Romanos 5:8).

La obra de Cristo es la que nos permite tener acceso al Padre, pues en la cruz Jesús satisfizo la justicia de Dios, pagando la deuda que nosotros los pecadores teníamos con Dios por causa del pecado, como declara 2 Corintios 5:21 “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él” y como dice 1 Pedro 3:18 “Porque también Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios, siendo a la verdad muerto en la carne, pero vivificado en espíritu”.

Así que gracias a la obra de Cristo podemos depositar nuestra fe en Él para ser justificados y poder acercarnos confiadamente al Padre (Romanos 3:21-26; hebreos 4:14-16). Ahora bien, la manera que Dios ha establecido para que las personas conozcan estas verdades y sean salvas es por medio de la predicación como lo manifiesta 1 Corintios 1:21 “Pues ya que en la sabiduría de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduría, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura de la predicación”, de ahí la importancia del mensaje del evangelio, del mensaje de la cruz.

Hermanos que ese amor de Dios que nos alcanzó gracias a que un día alguien nos compartió el mensaje de la cruz, llegue a muchos por medio de nosotros; recordemos que, aunque para algunos este mensaje sea locura, para los que creen es poder de Dios (1 Corintios 1:18).  Oración.

«Cuán agradecido estoy contigo Señor Jesús, pues tu amor me ha conquistado, gracias por amarme de esa manera única, por haber entregado tu vida por mí en la cruz, gracias por haber perdonado mis pecados y porque con tu amor cambiaste mi vida y mi destino. Gracias mi Salvador, te amo. Amén.

viernes, 7 de junio de 2024

Las tres C de Cristo

 

Las tres C de Cristo


“Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” Hechos 1:8.

El título del devocional de hoy nos ayudará a recordar más fácilmente tres acciones cotidianas en la vida de Jesús que le permitieron cumplir su propósito hasta llegar a la cruz para concedernos a nosotros también el alcanzar de manera integral sus propósitos aquí en la tierra. Estas tres acciones que vemos registradas en los evangelios y que Jesús practicaba diariamente son: conocer el amor del Padre, corresponder a ese amor, y compartir ese amor.

Jesús podía conocer y experimentar el amor de su Padre por medio de la comunión, pues a través de la oración podía hablar con Dios en el Espíritu y a la vez escuchar su voz, viéndose claramente una relación íntima y personal de amor (Lucas 22:41-42, Mateo 17:5, Juan 10:30; 14:10-11).

Como consecuencia de esa comunión, de modo natural, Jesús podía corresponder a ese amor por medio de su obediencia al Padre, revelándose así la forma correcta de corresponder al amor de Dios, como lo dice Juan 15:10 “Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor”.

Finalmente, como resultado de su comunión y obediencia al Padre, nuestro Señor podía compartir de manera efectiva el amor de Dios por medio del testimonio y del servicio, enseñándonos con su ejemplo cómo hacerlo (Juan 5:36, Mateo 20:28).

En devocionales anteriores leímos Lucas 4:18-19 y podemos decir que esta porción bíblica es la descripción anticipada de la propia vida que Jesús llevó, y que como sabemos, cumplió totalmente porque siempre contó con el Espíritu de Dios para conocer, corresponder y compartir el amor del Padre. De la misma manera debemos hacer nosotros, pues cada creyente tiene el privilegio de tener el Espíritu Santo quien nos impulsa y nos lleva a conocer, corresponder y compartir del amor de Dios tal como lo hizo Jesús (Hechos 1:8).  Oración.

«Espíritu de Dios, quiero responder a tu llamado, quiero, al igual que Cristo, predicar el año agradable del Señor, por eso llévame a conocer íntimamente el amor de Dios para así poder compartir, lleno de tu poder, ese glorioso amor que ha transformado mi vida y que puede transformar a todo aquel que deposite su fe en Jesús. Amén.