miércoles, 17 de enero de 2024

Dios me ciñe de poder

 


Dios me ciñe de poder

“Porque ¿quién es Dios sino sólo Jehová? ¿Y qué roca hay fuera de nuestro Dios?  Dios es el que me ciñe de poder, Y quien hace perfecto mi camino”, Salmo 18:31-32

Este salmo lo escribe David el día que Dios lo libró de todos sus enemigos y de la mano de Saúl. Lo tituló “Acción de gracias por la victoria”. A diferencia del devocional de ayer donde hablamos del difícil momento por el que pasaba David y que pese a la incertidumbre del futuro y los males del presente, decidió confiar plenamente en la buena voluntad de Dios para su vida, en este salmo David ya ha pasado la prueba y está disfrutando un momento de gloria. Dios, en quien había puesto su confianza lo había escuchado: “En mi angustia invoqué a Jehová, Y clamé a mi Dios. Él oyó mi voz desde su templo, y mi clamor llegó delante de él, a sus oídos” (Salmo 18:6).

En este momento David podía ver en retrospectiva, la oscuridad había pasado y todo parecía ser más claro. “Porque ¿quién es Dios sino sólo Jehová? ¿Y qué roca hay fuera de nuestro Dios?  Dios es el que me ciñe de poder, Y quien hace perfecto mi camino;  quien hace mis pies como de ciervas, Y me hace estar firme sobre mis alturas;  quien adiestra mis manos para la batalla, Para entesar con mis brazos el arco de bronce.” (Salmo 18: 31-34). David por fin podía ver el propósito de su difícil prueba; seguramente no fue fácil dar sus primeros pasos de fe en este pedregoso camino, pero ahora David sabe que el Todopoderoso hizo perfecto su camino. La prueba lo hizo más fuerte a nivel mental y físico pero sobre todo espiritual. No solo buscó a Dios en el día malo sino que aún en su gloriosa victoria seguía rendido ante la majestad del único y sabio Dios que sabe mejor lo que le conviene a cada uno de sus hijos. Como David, necesitamos ser fortalecidos no sólo para atravesar los malos momentos, sino para permanecer firmes en los buenos. Sea cual sea nuestra situación no dejemos de alabar y glorificar al Dios maravilloso que nos dio vida cuando estábamos muertos. Gloria a Dios por Jesucristo nuestra esperanza viva y nuestro único camino al Padre.

¡Por tanto yo te confesaré entre las naciones, oh Jehová, Y cantaré a tu nombre. Grandes triunfos da a su rey, y hace misericordia a su ungido, A David y a su descendencia, ¡para siempre! (Salmo 18:49-50).   Oración.

«Padre de la gloria te alabo porque tú eres bueno siempre, te alabaré y anunciaré tu nombre porque tú adiestras mis manos para la batalla y mis brazos para la guerra. Tú eres mi victoria. Amén.

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