lunes, 5 de agosto de 2019

EL AMOR DE DIOS ES TOTAL. PRIMERA PARTE.


EL AMOR DE DIOS ES TOTAL. PRIMERA PARTE.
“Para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios”, Efesios 3:17-19
Comprender el amor de Cristo no significa entenderlo sólo con el intelecto, sino experimentarlo en toda su magnitud. El amor de Dios es tan grande que excede nuestro entendimiento. Podemos decir que en su anchura abarca todas las personas del mundo, sin importar su edad, raza y clase. En su longitud el amor de Cristo estuvo dispuesto a ir a la cruz, porque derramó toda su sangre por la humanidad, en su profundidad descendió hasta las profundidades de la tierra con su muerte y en su altura nos sigue amando con amor eterno en el cielo, donde intercede continuamente por nosotros. Nadie puede quedar excluido de su inmenso amor y ningún lugar fuera de su alcance.
Qué privilegio tan grande poder experimentar un amor así. Pablo nos dice que el amor de Dios es total y nada puede apartarnos de él. Cuando conocemos ese amor entonces podemos vivir una profunda espiritualidad experimentando su verdad y poder. Que la sede de nuestras pasiones y sentimientos sea ocupada por Cristo, tiene que ver con su presencia amorosa en cada uno de nosotros. Si queremos la estabilidad de la iglesia el amor entre nosotros es el elemento esencial. Porque no es un amor superficial, es un amor que proviene del propio corazón de Dios y debe llevarnos a la unidad y a glorificar a Dios en todo.
“Con todos los santos” se refiere a desarrollarlo en compañía de nuestros hermanos, todos los que hemos sido redimidos con su sangre, de tal manera que la iglesia ha sido puesta como una expresión del amor de Dios al mundo, por eso debemos vivir en su amor. El ideal cristiano no se puede vivir si estamos aislados de los demás, la manera de abastecernos del amor de Dios es también estando en contacto con otros creyentes. Como dice Hebreos 10:24-25 “Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca”.
El amor de Dios es tan inmenso que no podemos medirlo, ni nuestra capacidad mental puede sondearlo, pero si podemos crecer en él.  Oración.
"Señor Jesús, gracias por tu inmensurable amor que habita en mi corazón por medio de la fe en ti, es tan grande que no alcanzo a comprenderlo, pero quiero experimentarlo en mi vida, quiero vivir tu presencia amorosa, aprender amar y dejar que tú ames a otros a través de mí. Por eso lléname de tu plenitud, toma posesión de mi corazón, entronízate en él y manifiéstate a en mi vida. Amén.  Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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