viernes, 2 de agosto de 2013

El propósito del crecimiento

El propósito del crecimiento

Todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo.

1 Juan 3:3

Segunda Pedro 3:18 ordena a los creyentes que crezcan "en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo". Su respuesta a este versículo es la acción o la inercia. Si desea crecer en Cristo, usted experimentará bendición, provecho y victoria siguiendo la senda bíblica de glorificar a Dios. Y como descubrió David, también usted sentirá alegría: "A Jehová he puesto siempre delante de mí... Se alegró por tanto mi corazón" (Sal. 16:8, 9).

El apóstol Juan resumió el objetivo del desarrollo espiritual cuando dij "Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es" (1 Jn. 3:2). El proceso del crecimiento terminará el día que veamos a Jesucristo y seamos como Él.            Madurez en el sufrimiento

El Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione, afirme, fortalezca y establezca.

1 Pedro 5:10

Un llamado del cristiano a la gloria tiene que ir por la senda del sufrimiento. El versículo de hoy explica por qué. El sufrimiento es el método de Dios para que su pueblo madure espiritualmente. Lo complace cuando soportamos con paciencia la prueba que afrontamos en el camino. El sufrimiento es parte del plan de Dios a fin de preparar a su pueblo para la gloria.

El apóstol Pedro dijo esto respecto al valor del sufrimient "En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo" (1 P. 1:6-7). Dios permite el sufrimiento como una confirmación de nuestra fe. También produce paciencia, aunque la paciencia es una virtud que no necesitaremos en la eternidad; no habrá razón alguna para la impaciencia allí. Pero además de esos beneficios, el sufrimiento aumenta nuestra capacidad de alabar, honrar y glorificar a Dios, y eso es algo que usaremos por toda la eternidad.

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