miércoles, 31 de octubre de 2012

Un golpe mortal a los deseos pecaminosos


Un golpe mortal a los deseos pecaminosos

Amados hermanos míos, no erréis.

Santiago 1:16

¿En qué punto se enfrenta usted al pecado? No en el punto de la conducta, porque entonces es demasiado tarde, sino en el punto del deseo. La persona que puede dominar sus reacciones emocionales puede enfrentarse con el pecado. Cuando se le está bombardeando con reacciones emocionales negativas, una persona con una mente santificada puede desactivar los deseos antes que ellos sean activados por la voluntad. Pero una vez que dominan la voluntad, su nacimiento es inevitable.

Tiene que enfrentarse a las emociones lujuriosas si quiere enfrentarse con éxito al pecado en su vida. Si expone sus emociones al anzuelo, puede quedar atrapado a menos que tome medidas inmediatas.  La prevención del deseo

Las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo.

2 Corintios 10:4-5

Hay muchas cosas en nuestra corrompida sociedad que tratan de captar nuestra atención: el cine, la televisión, los libros, la música, la ropa, los anuncios, y ahora la Internet; todo está diseñado para captar las emociones. Por ejemplo, los expertos en publicidad saben que comprar es en definitiva una decisión emocional. Pocas personas conocen el funcionamiento mecánico del automóvil que se anuncia, y ni se interesan en eso; pero les impresiona si se parece a un auto de carrera, si hay una linda muchacha detrás del volante, o si hay otras carnadas emotivas incluidas en el anuncio.

Tenemos que cuidar nuestra mente, nuestras emociones y nuestra voluntad. Tenemos que buscar la voluntad de Dios meditando en su Palabra y permitiendo que su voluntad sea la nuestra. Una mente indefensa, no controlada y obstinada va a llenarse de malos deseos que resultarán en malas acciones. Debemos controlar cómo reaccionan nuestras emociones y nuestra mente ante el anzuelo tentador con el que se encuentran.  La bondad de Dios

Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto.

Santiago 1:17

Lo que viene de Dios es bueno y perfecto. Dios nunca pudiera producir lo malo porque su naturaleza es buena. Más bien produce muchísimas buenas cosas. Mientras que nosotros tenemos una naturaleza que da origen al pecado, Dios no es así.

¿Por qué trataríamos de satisfacernos con malos deseos que dan por resultado la muerte cuando Dios está derramando todo lo que pudiéramos desear para nuestra satisfacción? Solo un necio sería atraído con semejante trampa cuando tiene a su disposición toda la bondad de Dios por su misericordia. De igual modo puede compararse nuestra carne con un pozo de aguas estancadas. Es absurdo creer que pudiéramos satisfacernos bebiendo de él cuando podemos acudir a la fuente de agua viva misma que nos da toda buena dádiva y todo don perfecto.  La estabilidad de Dios

El Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación.

Santiago 1:17

Santiago llama a Dios "el Padre de las luces", que era una antigua alusión judía a Dios como el Creador. Santiago escogió ese título porque se adapta a su ilustración de Dios.

Las luces son el sol, la luna y las estrellas; cuerpos celestes creados por Dios. Desde nuestra perspectiva, el sol, la luna y las estrellas se mueven, desaparecen, cambian de forma o varían en intensidad; va y viene su beneficio para nosotros. Pero con Dios no hay variación ni cambio. Dios no cambia de una condición a otra ni varía como las sombras mientras el sol se mueve. Su brillante luz de gloria y misericordiosa bondad no palidece. Su gracia nunca se opaca. Primera Juan 1:5 dice: "Dios es luz y no hay ningunas tinieblas en él". Malaquías 3:6 dice: "Yo Jehová no cambio".

Nunca decae la misericordia de Dios. Nada puede empañar su bondad ni detener su benevolencia. Sabiendo eso, no se trague el anzuelo de Satanás ni dé a luz el pecado mortal. Más bien reciba lo bueno que Dios quiere darle.

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