martes, 17 de abril de 2012

El propósito de las pruebas y tentaciones


El propósito de las pruebas y tentaciones
Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas (tentaciones), sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia.
(Santiago 1:2-3)
En Job 1:12 y Job 2:6 vemos que Dios, en efecto, dio a Satanás dentro de ciertos límites, permiso de tentar a Job, que era un hombre recto e inocente.
Al final, Job venció las pruebas y tentaciones con la ayuda de Dios, por tanto, como resultado, vino a ser un siervo-de Dios fructífero y más
maduro (Job 42:1-17).
Las razones por las que Dios permite que los cristianos sufran pruebas y tentaciones incluyen:
1. Nos demuestran cómo somos realmente. Las tentaciones nos demuestran lo que haremos llegada la ocasión.
2. Establecen el patrón de nuestras futuras decisiones. La función de las pruebas y tentaciones siempre es la de desencadenar una elección y
provocar una resistencia o acción definitiva. Cuanto más nos rendimos a la tentación, tanto más fácil es psicológicamente rendimos otra vez.
Esto también debilita nuestra resolución de no pecar en otras áreas de nuestra vida. Cuanto más resistimos la tentación, más maduros llegamos
a ser y más probable será que tomemos decisiones maduras en el futuro.
3. Son diseñadas para ayudar en la preparación de nuestra vida para recibir las cosas buenas que Dios desea darnos. La cuestión es si tenemos
la capacidad de recibir lo que Dios ha prometido. El acero sin templar, al darle demasiada presión, se romperá. Las pruebas y tentaciones
son diseñadas para prepararnos para recibir lo que añoramos tener en Dios. El hecho de que somos enfrentados con una cierta tentación es
prueba en sí misma de que somos capaces de vencerla en Dios. Dios nunca permite que seamos tentados o probados más allá de nuestro "límite".
Para que una tentación venga a ti, debe tener el pleno permiso de Dios. Tú debes jugar tu parte, sin embargo, y vivir en obediencia a Dios, y por
tanto no ponerte donde estés tentado a pecar.
4. Exponen nuestras debilidades para que podamos descubrir dónde necesitamos la fuerza y gracia de Dios (2 Crónicas 32:31; Deuteronomio
8:2).
5. Dios permite que vengan sobre nosotros para:
- Humillar, enseñar y disciplinarnos (Deuteronomio 8:2-5).
- Refinarnos (Salmo 66:10).
- Comprobar nuestros fundamentos (1 Corintios 3:10-15).
- Quitar lo que puede hacerte temblar. (Hebreos 12:25-29).
- Desarrollar perseverancia que, cuando acabe su trabajo, da madurez, completa y ninguna carencia de nada (Santiago 1:2-4).
- Fortalecer nuestra fe (1 Pedro 1:6-7).
- Habilitarnos para ser vencedores (Apocalipsis 2 y 3).

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