El valor de la amistad
“Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. Ya
no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os
he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a
conocer.” Juan 15:14-15
“Y el que le entregaba les había dado señal, diciendo: Al que
yo besare, ese es; prendedle. Y en seguida se acercó a Jesús y dijo: ¡Salve,
Maestro! Y le besó. Y Jesús le dijo: Amigo, ¿a qué vienes? Entonces se
acercaron y echaron mano a Jesús, y le prendieron.” Mateo 26:48-50
Juan 15:15 nos muestra cómo Jesús consideraba amigos a sus
discípulos, por eso en los sucesos relatados en el capítulo 26 de Mateo, se nos
describe, seguido al arreglo por parte de Judas con los principales sacerdotes
para traicionar a Jesús (Mateo 26:14-16), un acto íntimo de comunión conocido
como la última cena, en ella el Señor manifiesta que será entregado por uno de
ellos, sin embargo todos los que estaban ahí, eran considerados como sus
amigos, y a ellos les da a conocer el nuevo pacto, basado en el derramamiento
de su sangre para perdón de pecados (Mateo 26:17-29).
Hasta este momento, las acciones de Jesús descritas en el
capítulo 26 de Mateo nos dejan ver la coherencia con sus palabras, pues él
consideraba amigos a sus discípulos, y a ellos no les ocultó nada, antes les
reveló lo que pasaría, a pesar de saber que ellos lo traicionarían, lo
abandonarían y lo negarían más adelante, como se los dijo en Mateo 26:30-35.
Después de Jesús declararles lo que pasaría, continúo con
ellos y los llevó a orar al lugar conocido como Getsemaní, donde abrió su
corazón y les dejó ver su angustia y tristeza, mostrándonos lo que los amigos
deben hacer: “Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la
ley de Cristo” Gálatas 6:2, y esa ley que nos habla aquí es la ley del Amor.
Y es precisamente esa ley del Amor, la que nos permite
perdonar las ofensas más grandes y aun seguir considerando amigos a las
personas que nos ofenden, como lo hizo Jesús con Judas, a quien le dijo amigo
aun después de que él lo traicionó entregándolo con un beso. Por eso hermanos,
no dejemos que el rencor, el dolor, la tristeza o el desengaño nos impidan
perdonar, sino que sigamos el ejemplo de Jesús: perdonando y cultivando la
amistad. Oración.
«Señor Jesús, gracias por ser mi amigo fiel, porque esa buena
obra que empezaste en mí, la terminarás; gracias por tu ejemplo de amor, que me
motiva a amar y perdonar a otros, cultivando la amistad y fortaleciendo esas
hermosas relaciones que me has dado. Amen.