Un nuevo
corazón
«Sobre toda
cosa guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida. Aparta de ti la
perversidad de la boca, y aleja de ti la iniquidad de los labios. Tus ojos miren
lo recto, y diríjanse tus párpados hacia lo que tienes delante. Examina la
senda de tus pies, y todos tus caminos sean rectos. No te desvíes a la derecha
ni a la izquierda; aparta tu pie del mal» Proverbios 4:23-27
Quién no se ha
encontrado en un camino sin salida, rutinas, hábitos arraigados, malos
pensamientos, vicios, complejos, ataduras, palabras soeces, pasiones
desordenadas, conflictos y tormentos; todas estas cosas son prisiones de la
vida egocéntrica, de las que el hombre no puede o no sabe cómo liberarse. Si
bien es cierto que el creyente lucha contra un mundo impío y contra Satanás,
éstos no son sus mayores enemigos, sino que el gran problema reside dentro de
sí mismo, puesto que abre o cierra su corazón a Dios.
Jesús enseñó
sobre los asuntos de la vida, enfatizando el tema del corazón del ser humano,
pues el corazón es, sin lugar a dudas, el punto crucial de todo asunto y un
nuevo corazón no se logra por arte de magia, sino que es el fruto de la fe en
Cristo.
Un escritor
dijo, “ninguno de los métodos más avanzados de la ciencia y del análisis humano
actual, puede soltar al hombre de sus ataduras reales; y eso es porque ignora
la fuente del problema humano. El problema está en el corazón, en un ego innato
y voraz. El egocentrismo, está en el fondo de las prisiones que el hombre crea
para sí”.
La Palabra
de Dios tiene las respuestas a los males de la humanidad, pues los problemas
reales del hombre son espirituales; por tanto, consagra a Dios tu mente, tus
sentidos, tus meditaciones, tus motivaciones, tu voluntad y tus afectos. Abre
el corazón a Jesucristo, recíbelo como tu liberador y doblega tu cerviz delante
de él, para que él gobierne tu vida. En Ezequiel 11:19-20 dice: “Y les daré un
corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de
piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne, para que anden
en mis ordenanzas, y guarden mis decretos y los cumplan, y me sean por pueblo,
y yo sea a ellos por Dios”. Pues Dios y su Palabra son la solución al
egocéntrico corazón del ser humano.
Hermano
acude confiadamente a Dios, Él está cerca, para salvar a los que tienen el
corazón hecho pedazos y han perdido la esperanza, pues solo Él da un nuevo
corazón. Oración.
«Señor
Jesucristo, dispongo mi corazón y mi mente para que gobiernes mi vida he
impregnes tu palabra en mí, para no pecar contra ti. Ayúdame a liberarme de
tanta atadura egocéntrica y que pueda tener un nuevo corazón y un espíritu
recto dentro de mí para poder hacer tu santa, perfecta y agradable voluntad.
Amén Difundiendo el mensaje de
Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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