La raíz de
todos los males
«Porque raíz
de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se
extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores» 1 Timoteo 6:10
Es sabio
tener una opinión objetiva del dinero, el dinero es un medio para alcanzar un
fin y no un fin en sí mismo. Cabe anotar que es el amor al dinero y no el
dinero en sí, lo que causa sufrimiento, pues la obsesión por el dinero separa
amigos, destruye familias y trae muchos conflictos.
Proverbios
23:4 dice: «No te afanes por hacerte rico; sé prudente, y desiste», pues el
afán por las riquezas hace que la gente se sienta desdichada.
Para algunos
es más importante el dinero que su matrimonio, su familia o incluso que la vida
misma, en cambio, hay quienes no dependen de él para ser felices, pues
reconocen la sabiduría que hay en las palabras de Jesús: «Y les dijo: Mirad, y
guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la
abundancia de los bienes que posee» (Lucas 12:15)
Ahora, si
nos hacemos un autoexamen, posiblemente veamos que necesitamos ajustar nuestra
manera de ver el dinero. Por tanto, nunca permitas que el amor por el dinero
eche raíces en tu corazón.
El rey
Salomón, un hombre que poseía mucha riqueza, mencionó tres problemas que le
sobrevienen a los amantes del dinero. 1) Inquietud y desasosiego: Dice
Eclesiastés 5:12b «pero al rico no le deja dormir la abundancia. 2)
Insatisfacción: dice Eclesiastés 5:10 «El que ama el dinero, no se saciará de
dinero; y el que ama el mucho tener, no sacará fruto». 3) La tentación de
violar la ley: dice Proverbios 28:20b «Mas el que se apresura a enriquecerse no
será sin culpa».
La Biblia
tiene la respuesta a los problemas financieros, pues, conforme apliquemos los
principios de la economía de Dios, incluye el diezmo, las ofrendas, y gastar
sabiamente el dinero, empezaremos a tener libertad financiera.
Hermano,
reflexionemos sobre este tema con corazón sincero delante del Señor. Oración.
«Padre
Amado, tu palabra dice: más vale tener poco con temor del Señor, que muchas
riquezas con grandes angustias; por eso mi Señor, examina mi corazón, pues
quiero mantenerme libre del amor al dinero, contentarme con lo que tengo y que
pueda decir como Pablo: en todo y por todo estoy enseñado, tanto para estar satisfecho
como para tener hambre, lo mismo para tener abundancia que para sufrir
necesidad, pues confío plenamente en ti. Amén.
Difundiendo el mensaje de
Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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