El tiempo es
de Dios
“Entonces me
dijo: Daniel, no temas; porque desde el primer día que dispusiste tu corazón a
entender y a humillarte en la presencia de tu Dios, fueron oídas tus palabras;
y a causa de tus palabras yo he venido”. Daniel 10:12
“Y para que
la grandeza de las revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un
aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me abofetee, para que no me
enaltezca sobremanera; respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo
quite de mí. Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona
en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis
debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo”. 2 corintios 12:7-9
A veces es
difícil comprender que los tiempos de Dios, nada tienen que ver con los
nuestros, la mayoría de las veces. Cuando pedimos en oración, algunas
respuestas llegan inmediatamente, pero en muchas ocasiones tenemos que
esperarlas o entender que no serán respondidas, porque no son la voluntad de
Dios.
Podemos ver
que Daniel se humilló ante Dios y clamó de tal manera que sus palabras fueron
oídas y el Señor envía a un ángel para darle respuesta a su petición. También
vemos a Pablo clamando tres veces, rogándole a Dios que quite su aguijón en la
carne y el Señor le responde que no.
Debemos
entender, que, aunque seamos perseverantes y dependamos de Dios, muchas veces
nuestras oraciones no tendrán contestación inmediata y parecerá que tardan más
de la cuenta. Pero Dios no se equivoca, Él sabe el momento preciso para darnos
lo que pedimos o mostrarnos claramente cuál es su voluntad.
El Señor no
tiene prisa, vivimos en un tiempo donde todo lo obtenemos presionando tan sólo
un botón, nos hemos acostumbrado a la inmediatez, donde la información llega
instantáneamente y podemos solucionar problemas rápidamente. Pero así no es con
Dios, a veces pretendemos manipularlo a nuestro antojo, reclamando y declarando
promesas, queriendo que haga nuestra voluntad y no la suya y no esperamos lo
que realmente Él quiere.
No
comprender la Palabra de Dios puede traer confusión cuando creemos que Dios se
ha olvidado de nosotros, o que tenemos poca fe, o que no somos merecedores de
lo que nos promete, porque no podemos hacer que responda a nuestra oración.
Hermanos, la
Palabra de Dios es verdadera y ninguna de sus promesas falla, Dios es fiel y
bueno y sabe el tiempo y el momento para respondernos. Creamos y esperemos,
pidamos que nuestra fe no se debilite, sino que sigamos el ejemplo de Abraham
como dice Romanos 4:19-21 “Y no se debilitó en la fe al considerar su cuerpo,
que estaba ya como muerto (siendo de casi cien años), o la esterilidad de la
matriz de Sara. Tampoco dudó, por incredulidad, de la promesa de Dios, sino que
se fortaleció en fe, dando gloria a Dios, plenamente convencido de que también
era poderoso para hacer todo lo que había prometido” Oración.
«Amado Dios,
gracias por tu Palabra y tu fidelidad hacia mí, hazme entender que el tiempo
tuyo es eterno y que tú respondes en el momento preciso. Que mi fe no se
debilite cuando no lleguen las respuestas a mis oraciones, sino que confíe en
ti, glorificando tu nombre. Amén. Difundiendo
el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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