Sellados con
el Espíritu Santo de la promesa
«En Él
(Jesucristo) también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio
de vuestra salvación, y habiendo creído en Él, fuisteis sellados con el
Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la
redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria». Efesios
1:13-14
En tiempos
antiguos los sellos eran utilizados en diversos materiales; su propósito era
autenticar y otorgar una protección exclusiva a través de una marca o símbolo,
lo cual indicaba autoridad o poder, y aún se marcaban animales por medio de un
hierro ardiente para declarar su propiedad.
En la biblia
leemos que Dios arrebató a Enoc, al profeta Elías y también levantó a Jesús en
el momento de la resurrección y luego lo llevó a los cielos; de la misma
manera, nos dice la misma palabra de Dios, que levantará a su Iglesia, aquella
que ha sido sellada con el Espíritu Santo. Dios ha sellado a los creyentes con
su Santo Espíritu, a quienes recogerá; ya que han sido comprados a precio de
sangre en la cruz del calvario, Él nos levantará el día del rapto y así
estaremos para siempre con el Señor. Es el Espíritu el que identifica y
confirma a su iglesia. El ser sellado con el Espíritu Santo garantiza seguridad
de salvación y nadie puede romper el sello de Dios.
La palabra
“arras” significa “prenda,” esto es, parte de la compra dada como anticipo,
para garantizar la seguridad de lo que resta. En otras palabras, es el objeto
que se entrega como garantía de que se cumplirá una promesa, puede ser una suma
de dinero que representa el primer pago para la adquisición de algo, y es así
como el Espíritu Santo ha dado avance y garantía de que lo mortal será vestido
de inmortalidad.
El Espíritu
Santo nos confirma que pertenecemos a Dios, quien nos da su Espíritu como un
regalo, así como lo son la fe y la gracia. A través del don del Espíritu, Dios
nos renueva y santifica. Él produce en nuestro corazón esperanza genuina y la
evidencia de que somos aceptados por Dios, que somos considerados como sus
hijos adoptivos y que nuestra recompensa y salvación están aseguradas de la
misma forma que un sello garantiza un testamento o un contrato. La prueba de la
presencia del Espíritu, en el corazón del creyente, produce arrepentimiento,
obediencia, fervor por la oración, la alabanza, la adoración y da fruto del
Espíritu; esto es evidencia de que el Espíritu Santo ha renovado el corazón del
creyente que ha sido sellado para el día de la redención.
Hermanos, no
olvidemos que hemos sido creados por Dios, redimidos por la sangre preciosa de
Jesús y además certificados con el sello de su Espíritu Santo como propiedad de
Dios, pues Dios creó al hombre para estar con Él eternamente. Oración.
«Padre
amado, gracias porque por nuestra fe en Jesucristo y el haberlo aceptado en
nuestro corazón, fuimos sellados y confirmados por tu Santo Espíritu como
propiedad de Dios hasta el día de la redención. Hoy podemos vivir plenos y
libres del pecado, llenos de gozo y confiados en que nuestro lugar está
asegurado en un futuro que guarda glorias inimaginables. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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