La bondad y
la generosidad
«Cada uno dé
como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama
al dador alegre» 2 Corintios 9:7
El ser
humano por naturaleza es egoísta y posesivo, pero debe aprender a ser generoso,
pues no todo consiste en recibir, sino también en dar y compartir, pues, la
generosidad debe cultivarse. En Hechos 20:35 dice: «En todo os he enseñado que,
trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y recordar las palabras del
Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir»
La bondad y
la generosidad tienen trascendencia en la eternidad, tienen un valor muy
importante en el reino de los cielos, pero tristemente vemos que los deseos
pasajeros y egoístas que el mundo ofrece, se han apoderado aún de los
creyentes, pues se preocupan más por el bienestar propio que por cubrir las
necesidades de su prójimo.
Jesús mismo,
nos exhorta a practicar la generosidad, en Lucas 6:30 dijo: «A cualquiera que
te pida, dale; y al que tome lo que es tuyo, no pidas que te lo devuelva». En
la práctica no es fácil hacerlo, pero debemos estar seguros de que la
recompensa es grande y sobre todo seremos testimonio viviente del carácter de
Jesucristo y muchos de nuestros amigos serán animados para seguir el camino del
Señor.
El apóstol
Pablo les escribió a los corintios, en 2 Corintios 9:11: «Ustedes serán
enriquecidos en todo sentido para que en toda ocasión puedan ser generosos, y
para que por medio de nosotros la generosidad de ustedes resulte en acciones de
gracias a Dios». Pensemos que cuando actuamos con generosidad y bondad, siempre
habrá un corazón dando acción de gracias a Dios, más que a nosotros mismos y
esto es de mayor valor.
Encontramos
muchos ejemplos de generosidad en la biblia y cuán grandiosas son las
bendiciones al proveer para las necesidades ajenas, pero nunca demos para que
nos aplaudan y toquen trompeta delante de nosotros, hagámoslo en secreto y el
reconocimiento vendrá de Dios en público.
Hermano, de
ahora en adelante adquiere un espíritu dadivoso, por tanto, piensa
generosamente, habla generosamente y actúa generosamente. Planifica ser
generoso, este es el secreto para tu abundancia integral. Practica el dar, y se
te dará. Oración.
«Oh Amado
Dios, todo cuanto tengo te pertenece, pues todo viene de tu mano, y te ruego,
guíame a compartir con generosidad con mi prójimo. Bien sé, oh Dios mío, que tú
examinas el corazón, y que te complaces en la bondad y generosidad, por tanto,
con alegría de corazón compartiré todo cuanto pueda. Ayúdame a dejar todo deseo
de egoísmo y avaricia; y ante tus ojos, yo sea un dador alegre, pues el alma
generosa será prosperada. Amén. Oración.
«Oh Amado
Dios, todo cuanto tengo te pertenece, pues todo viene de tu mano, y te ruego,
guíame a compartir con generosidad con mi prójimo. Bien sé, oh Dios mío, que tú
examinas el corazón, y que te complaces en la bondad y generosidad, por tanto,
con alegría de corazón compartiré todo cuanto pueda. Ayúdame a dejar todo deseo
de egoísmo y avaricia; y ante tus ojos, yo sea un dador alegre, pues el alma
generosa será prosperada. Amén. Difundiendo
el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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