El toque de
su amor
“Entonces
Ananías respondió: Señor, he oído de muchos acerca de este hombre, cuántos
males ha hecho a tus santos en Jerusalén; y aun aquí tiene autoridad de los
principales sacerdotes para prender a todos los que invocan tu nombre. El Señor
le dijo: Ve, porque instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en
presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel; porque yo le
mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre”. Hechos 9:13-16
Un destello
de la presencia de Dios, un toque de su amor, puede transformar todo lo que
somos y nunca volver a ser como antes. Eso le pasó a Saulo cuando se abandonó
ante el amor perfecto de Jesucristo, ese amor que le dio la segunda
oportunidad. Rompió las cadenas que lo oprimían: el legalismo, el orgullo y el
odio y se convirtió en Pablo, el más grande evangelista de todos los tiempos.
Y ese toque
no sólo fue para Saulo sino para Ananías que tuvo un comportamiento fraternal
con Saulo, aun sabiendo lo que era él, antes de ser llamado, pero esa es la
esencia del evangelio; en Cristo, podemos reconciliarnos no sólo con Dios sino
con los demás.
Y si ya
hemos sido libres, el consejo de Pablo es permanecer en esa libertad y no
volver a la esclavitud como dice Gálatas 5:1 “Estad, pues, firmes en la
libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo
de la esclavitud”.
Cuando Dios
nos rescata de nuestra antigua vida de esclavitud y rompe las ligaduras que nos
atan a este mundo, a nuestra propia carne y a Satanás, somos libres y nos
equipa con una nueva naturaleza espiritual para cumplir con su llamado, para
ser instrumentos de bendición como lo fue Pablo. El apóstol nuevamente nos
aconseja en Efesios 4:22-24 “En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos
del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos
en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios
en la justicia y santidad de la verdad”.
Solo el
toque del amor de Dios puede cambiar nuestra mente y corazón para levantarnos
en alabanza a Dios por todo lo que hizo por nosotros al rescatarnos. Nunca
debemos olvidar el momento en que fuimos liberados por el amor de Jesús, sino
que debemos reverenciar a Aquel que hizo que todo lo imposible en nosotros,
fuera posible. Oración.
«Señor dame
un corazón agradecido y humilde para reconocer lo que hiciste por mí, al
rescatarme de mi esclavitud y darme libertad espiritual. Se que estaba atado al
mundo, a mi carne y al enemigo, pero rompiste mis cadenas para que obedeciera a
tu llamado y poder ser ahora un instrumento de bendición. Amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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