Qué sería de mí - Parte 2
“Entonces
vinieron a él unos trayendo un paralítico, que era cargado por cuatro. Y como
no podían acercarse a él a causa de la multitud, descubrieron el techo de donde
estaba, y haciendo una abertura, bajaron el lecho en que yacía el paralítico.
Al ver Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: Hijo, tus pecados te son
perdonados.” Marcos 2:3-5
Qué gran
diferencia vemos en este pasaje, en comparación con el de ayer; pues cuando el
cojo de nacimiento necesitó ayuda, la solución del hombre fue: “llevémoslo al
templo a mendigar”; pero cuando el paralítico la necesitó, cuatro personas
dijeron: “la solución no es la mendicidad, sino una persona, Jesús”, por eso
los puedes imaginar, corriendo y pensando: “hay que tomar lo que sea para
llevar a este paralítico rápido donde Jesús, antes de que se vaya”, “tomemos su
lecho y carguémoslo, ¡vamos! no hay tiempo que perder”; dos reacciones
distintas ante una misma necesidad espiritual.
¿Puedes
imaginarte, antes de que el milagro ocurriera, lo que estaría pensando este
hombre al ver todo lo que estaba sucediendo a su alrededor?, pues hay cuatro
personas que están haciendo todo lo necesario para llevarlo hacia la vida (Juan
1:4), ya que no quieren dejarlo como está. La biblia no nos relata si alguien
le preguntó a este hombre si quería ser llevado donde Jesús, pero meditemos, si
estuvieses en su lugar y te lo preguntaran, qué preferirías ¿ser llevado a
algún sitio para mendigar? o por el contrario ¿que te llevaran a Jesús? Quizá
pensarás al igual que el paralítico: “Llévenme a Jesús”, pues puedes ver que
este era su anhelo, ya que cuando lo ves frente al Señor, este resalta su fe
(Marcos 2:5), fe que nos muestra la certeza de este hombre que en Jesús
encontraría sanidad.
Qué escena
tan conmovedora la que leemos, logra tocar las fibras más profundas de nuestro
corazón, pues al igual que ese paralítico, quizá no literalmente, tú y yo
fuimos cargados por alguien más para ser llevados hacia el Señor.
Hermanos,
aprovechemos el mes que inicia, y en el que toda la familia está reunida, para
practicar lo que estos cuatro hombres hicieron, llevar a aquellos que están en
necesidad hacia Jesús. Oración.
«Padre, tu
gracia es sublime, tu misericordia y amor son inagotables; hoy celebro tus
obras y bondades, te doy gloria y honra. Señor, mi anhelo es siempre publicarle
al mundo tu grandeza y llevar a quienes están en necesidad a que te conozcan,
pues entiendo que tu luz es la única que alumbra las tinieblas, amén. Difundiendo el mensaje de Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario