Jesús es
nuestra navidad
“Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de ci
erto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios.” Juan 3:3
“Lo que es
nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es”
Juan 3:6
Cuando
creemos en Jesús, y por fe lo recibimos en nuestro corazón, literalmente
empezamos una nueva vida, pues se nos otorga la vida eterna gracias a la obra
redentora de Cristo, así que podemos decir que en ese preciso momento nacemos
de nuevo, pero ahora es del Espíritu como lo declara Juan 3:6.
Debido a que
en Jesús volvemos a nacer y como la palabra navidad significa nacimiento,
podemos expresar que para nosotros Jesús es nuestra navidad.
Juan 3:3 nos
revela la importancia del nuevo nacimiento para poder ver el reino de Dios, así
que tenemos mucho por lo cual agradecer, como dice 1 Pedro 1:3-5 “Bendito el
Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos
hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los
muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible,
reservada en los cielos para vosotros, que sois guardados por el poder de Dios
mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser
manifestada en el tiempo postrero.”
Que al
pensar en la navidad y al ver a José, María y el niño Jesús en un pesebre,
recordemos que tú y yo y cada creyente, somos ahora, aquella familia en la cual
Dios dispuso que su Hijo Jesús viviera y, que así como los padres terrenales
del Mesías dispusieron y rindieron sus vidas para criar al Hijo de Dios,
nosotros también dispongamos nuestros corazones y rindamos nuestra voluntad
para permitir que Cristo viva por medio de su Espíritu en cada uno de nosotros,
para que su gloria se siga manifestando en medio de la humanidad.
Como aquella
señal del niño Dios en un pesebre ha perdurado por más de dos mil años y ha
acercado a hombres a Dios, la señal de Cristo en nuestro corazón perdure por
siempre y aproxime a los perdidos al Salvador.
Oración.
«Señor
Jesús, gracias por haber venido a morar en mi corazón que como un pesebre te
recibió, gracias por hacer de este pesebre un templo, el templo de tu Santo
Espíritu y gracias por darme una nueva vida; permíteme siempre estar dispuesto
a tu llamado para rendir mi voluntad a ti, dejándote ahora vivir a través de
mí, amén. Difundiendo el mensaje de
Jesucristo.
¡Hasta lo
último de la tierra! Usa tus redes sociales para ese propósito.
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